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El vigués Luis Torras, 105 años, el pintor más longevo del mundo

"Sé que me puedo morir en cualquier momento, pero no le tengo miedo a la muerte, es algo natural, aunque desde luego que no tengo pensado pegarme un tiro. Me gusta mucho esta vida", afirma Luis Torras

Luis Torras: "Me gustaría pintar 100 años más porque tengo mucho que aprender"

Luis Torras: "Me gustaría pintar 100 años más porque tengo mucho que aprender"

Acudimos, puntuales, a la cita, 12 del mediodía, a sabiendas de que a Luis Torras Martínez (Vigo, 1912) no le sobra el tiempo. Desde hace ya tantos años que prefiere no acordarse, los días para él comienzan impepinablemente a las siete y media de la mañana "porque me gusta ver amanecer" y, tras la lectura del ejemplar correspondiente de FARO DE VIGO, compatibilizada con el desayuno, acude al cuarto de los cuadros y reemprende la labor de la obra que le ocupa y preocupa en ese momento. Después, come, se echa una siesta, "si aún hay la suficiente luz, regreso al cuadro", cena temprano y se retira al dormitorio: un día más en la vida de un hombre que ha vivido mucho pero que no renuncia a aprender: "Yo soy de los que piensan -afirma-que siempre queda algo por aprender, que siempre estamos aprendiendo y que a mí en particular todavía me queda mucho por aprender. Lo digo sinceramente. Creo con tal rotundidad en esto que, mire usted, si fuese cierto que, tras esta, hubiese otra vida, a mí me gustaría vivir otros tantos cien años más aunque solo fuese para seguir aprendiendo, para mejorar, para pintar mucho mejor".

-"Otra vida", dice. ¿Es usted creyente?

-Buenooo? Digamos que soy un hombre de fe, como casi todos los gallegos ¿no? Porque en Galicia aún sigue yendo mucha gente a las iglesias ¿verdad? ¡Y quién soy yo para decir que están equivocados!

-O sea, que sí?

-Habrá que verlo...

-Y si hubiese otra vida, usted seguiría pintando?

- ¡No le quepa la menor duda! Ya le digo, tengo mucho que aprender todavía en esto de la pintura.

-Entonces no le tiene miedo a la muerte.

-No, ninguno, de verdad se lo digo. Sé que me puedo ir al otro barrio en cualquier momento: un mes, seis meses, doscientos años?.Morirse es una cosa natural y no me asusta pero, desde luego, pueden estar tranquilos, porque tampoco pienso pegarme un tiro. A mí, vivir me gusta mucho, incluso ahora, que tengo muchas capacidades físicas mermadas por culpa de los años, lo cual me molesta mucho pero?aquí estoy.

Nacido en la calle Alfonso XIII de aquel Vigo de 1912 "en el que los niños buscábamos grillos y jugábamos partidos con pelotas de trapo", Luis Torras Martínez muestra su cara más nostálgica al recordar aquella ciudad de los estrenos en el cine Tamberlick "a los que solo podían acudir los ricos", del Vigo y el Fortuna, los clubes que se fusionaron para que naciese el Celta, del Café Nuevo de calle Policarpo Sanz "que a media tarde parecía una gran hoguera porque allí todos estaban fumando mientras jugaban al dominó?un Vigo que ya no existe, que es un cadáver asesinado por el tiempo. ¡Hay cosas que ya no tienen remedio!".

-Pero usted no fumaba?

-Yo ya no fumo, pero fumé, fumé?Mayormente tabaco de liar y, más tarde, también en pipa. Pero lo dejé a los treinta y tantos años, y de la manera más tranquila?En realidad, fumar nunca fue un vicio mío.

-¿Recuerda algún suceso en especial de aquella época?

-Pues, mire, me acuerdo del famoso crimen de Mañufe (1927), que salió todos los días en el FARO durante muchísimo tiempo?Ahora salen crímenes todos los días, hay más variedad (risas).

Luis Torras fue llamado a milicias durante la guerra civil y combatió en primera línea en el frente norte. Militó en las filas franquistas por decreto, porque estaba en zona nacional: "Yo, la verdad, no era un hombre de ideas, pero me fastidió que me alistasen porque, cuando me citaron, conmigo estaban también otros muchachos a los que yo conocía bien. Algunos eran hijos de los ricos?.¡Y a esos no los mandaron la guerra, como a mí!".

Al pintor no le gusta hablar de la guerra, ni de aquella ni de ninguna otra: "Las guerras son el disparate más grande cometido por el ser humano. Eso de matar hombres y mujeres porque alguien desde arriba así lo ha decidido ¿a santo de qué? ¿Por qué yo tenía que disparararle a alguien que no me había hecho nada por la simple razón de que está en el otro bando?

Rematada la contienda, Torras pudo reiniciar formación artística tras haber acabado primer curso en la Escuela de Bella Artes de Madrid. Regresó a la capital y completó la carrera. Tambien volvió a Vigo y, durante varios años, además de pintar, realizó todo tipo de "trabajos de supervivencia" hasta que, en a principios de la década de los cuarenta, en Santander, conoció a La Mujer Más Bella de España. Se llamaba María Jesús Incera y era, y lo sigue siendo, desde 1946, su esposa, el pilar fundamental de su vida, más incluso que la propia pintura, nos reconoce en voz baja a la par que puntualiza: "Oiga, que lo de La Mujer Más Bella del Mundo no es porque lo diga yo ¡Es que lo escribió un cronista! De hecho, pudo ser actriz, y de las buenas, porque se lo propusieron, pero su padre no de le dejó ¿verdad?", inquiere a una María Jesús que asiente, pero puntualiza: "Bueno, más o menos".

-Y entonces empecé a comprender que lo peor que pude hacer en la vida fue meterme en la pintura, nos espeta Torras ante nuestro asombro.

-¿Qué me dice?

-Es que, de no ser por la pintura, yo hubiera tenido una vida muchísimo más fácil ¿sabe? La pintura me ha ocupado mucho, demasiado y sin embargo?.

Y sin embargo no ha podido vivir sin ella, ni si quiera hoy en día: "Es que -confiesa- yo creo que eso es lo que me mantiene vivo y en forma, no tanto el pintar, sino el tener la ilusión por pintar. En teoría, a esta edad, yo ya no debería estar en condiciones de hacer nada, pero el caso es que cada día me levanto y vuelvo al cuadro que estoy pintando. Y no es precisamente porque me guste; es más bien una obligación que me he autoimpuesto y sin la cualprobablemente no podría ni levantarme de cama. Pero el caso es que sufro, sufro porque cada vez tengo más dudas sobre si está bien o mal un cuadro?.He sufrido por este asunto una buena parte de mi vida, al punto de que he destruido más de cien cuadros?y de algunos de ellos a fe que me he arrepentido de hacerlo. Pero, por otra parte, también me digo a mi mismo: ¡si dudo, es que existo, es que estoy vivo! ¡Y no sé si seré el pintor más viejo del mundo pero estoy casi seguro de que lo que hago yo, a estos años, no lo hace nadie?Bueno, pintar la mona lo hace cualquiera, pero para pintar una figura como ésta (y señalauno de sus cuadros) para eso, hay que saber ¿eh?

Luis Torras Martínez ha hecho toda su vida pintura figurativa. Es en la que cree, es por la que ha apostado: "Yo respeto a todo todos los pintores de todos los estilos y, bueno, también a los que hacen cuadros abstractos, pero jamás he sentido la tentación siquiera de pintar un abstracto, y no digo yo que no tengan mérito pero, vaya, que no es lo mío. De lo que stoy convencido firmemente es de que, y en esto sí que muchps me llevarán la contrarias, antes de atrerse a pintar un abastracto, los pintores debden demostrar que son buenos figurativos, que saben dominar los colores y, sobre todo, que saben dibujar, el dibujo es básico...".

-Le daría usted este consejo a cualquier joven pintor.

-Ah, no, no! Yo nunca doy consejos.

Dirige el pintor la mirada hacia la grabadora y sugiere: "Oiga, ya le llega ¿no? Creo que ahora sabe usted de mi vida más que yo. ¡Menuda confesión me ha sacado! Me parece que no volveré a darles entrevistas hasta dentro de un año.

-Dirá usted que hasta el próximo 29 de diciembre, que es su 106 cumpleaños...

-Bueno, sí, claro. Como todos los años.

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