La película "Stefan Zweig: Adiós a Europa" y la reedición de sus memorias traen a la actualidad la figura del escritor austriaco Stefan Zweig. En su huida a Sudamérica escapando de los nazis, Zweig recaló en Vigo el 10 de agosto de 1936. En sus diarios y en su libro de memorias "El mundo de ayer" recoge las impresiones que le causó la ciudad gallega, que en aquellos días reclutaba jóvenes para ir al frente de la guerra civil española. Una imagen que "estremeció" al escritor.
Son conocidas las palabras que recogió en "El mundo de ayer" sobre su estancia en Vigo, pero no tanto las anotaciones completas que hizo en su diario tras recorrer las calles de la ciudad olívica. Stefan Zweig, que por entonces residía en Londres, se embarcó el 7 de agosto en Southampton en el trasatlántico "Alcántara" con rumbo a América del Sur. Invitado por el Pen Club International, el escritor se dirigía a Brasil y Buenos Aires, donde iba a participar en un congreso. El barco hizo escala en Vigo el 10 de agosto y el escritor aprovechó la ocasión para recorrer las calles de la ciudad, donde ve camiones llenos a de jóvenes soldados, gente "maravillosamente bella", escribe. También se para ante escaparates de librerías donde aparecen libros de Hitler. Una ciudad, señala Zweig, donde podría uno vagar durante horas sin darse cuenta de que la guerra está allí al lado. En su diario escribe que esas dos horas en Vigo le resultaron más intensas que todo un año en Inglaterra.
Al día siguiente de la estancia del escritor austriaco en la ciudad, 11 de agosto, FARO DE VIGO publica una fotografía de Pacheco del trasatlántico en el que viajaba con el siguiente pie de foto: "El magnífico trasatlántico inglés ´Alcántara´, que procedente de Inglaterra entró ayer en el puerto vigués con numeroso pasaje en tránsito, embarcando en Vigo pasajeros para la América del Sur".
Como señala Irene Sueiro en un trabajo sobre aquella escala del escritor en Vigo, en las primeras impresiones que recoge en su diario, "los signos inequívocos de la cercanía del conflicto bélico se diluyen en la fascinación que le produce la galería de seres humanos que contempla y retrata; publicadas sus memorias póstumamente, en 1944 -transcurridos dos años de su suicidio en Petrópolis (Brasil)-, hallamos el mismo episodio reelaborado bajo el microscopio que proporcionaron los acontecimientos posteriores".
Camiones hacia el frente
En su diario, Zweig describe Vigo como una ciudad repleta de soldados, ataviados con espléndidos uniformes. Unos soldados que le parecen disciplinadados al modo alemán. Hace mención a grupos de adolescentes armados con revólveres que aguardan a que los fotografíen mientras holgazanean. Al recoger sus impresiones, Zweig relata que no sólo se limita a ver, sino que además fotografía a camiones que parten hacia el frente repletos de soldados. FARO publicaba aquellos días amplias listas con los nombres de los jóvenes llamados a filas.
"La aparente superficialidad con la que enumera estos elementos bélicos con los que se topa nada más desembarcar -escribe Irene Sueiro-, se sustenta en dos presupuestos tan triviales que hasta hacen esbozar una sonrisa: los soldados parecen tan poco salvajes como las tropas de su patria y le han relatado la estricta observancia de la siesta -término éste que incluye en sus anotaciones- incluso en los combates". Pero también hace notar que sólo si se sabe, como es su caso, que la maquinaria de la guerra se ha puesto en marcha, se está en condiciones de detectar un sinfín de pequeños signos que descubren la misma.
En otro momento, mientas pide un café en un local se entera de que hace días ya se ha cortado el suministro de agua y los trenes no circulan. En este ambiente bélico, refiere también que mayoría de las personas de la ciudad continúan desempeñando sus oficios y ocupaciones con total normalidad.
"Ante los innumerables voluntarios apostados delante del ayuntamiento -señala Irene Sueiro-, queda Zweig obnubilado por los hermosos muchachos. Las mujeres no les andan a la zaga desde su punto de vista, y para realzar su belleza no duda en desprestigiar a las inglesas (). Conducidos en su mayoría por sacerdotes, dato que no aparecía mencionado en su diario, aquellos bellísimos jóvenes se convierten ahora en muchachos con ropa campesina, recogidos probablemente de los pueblos vecinos.
Así describió la escena el propio Zweig en su libro de memorias "El mundo de ayer": " Vigo se encontraba entonces en poder de los franquistas y lejos del escenario de la guerra propiamente dicha. No obstante, en aquellas pocas horas pude ver cosas que me dieron motivos justificados para reflexiones abrumadoras. Delante del ayuntamiento, donde ondeaba la bandera de Franco, estaban de pie y formados en fila unos jóvenes, en su mayoría guiados por curas y vestidos con sus ropas campesinas, traídos seguramente de los pueblos vecinos. De momento no comprendí para qué los querían. ¿Eran obreros reclutados para un servicio de urgencia? ¿Eran parados a los que daban de comer? Pero al cabo de un cuarto de hora los vi salir del ayuntamiento completamente transformados. Llevaban uniformes nuevos y relucientes, fusiles y bayonetas; bajo la vigilancia de oficiales fueron cargados en automóviles igualmente nuevos y relucientes y salieron como un rayo de la ciudad. Me estremecí. ¿Dónde lo había visto antes? ¡Primero en Italia y luego en Alemania! Tanto en un lugar como en otro habían aparecido de repente estos uniformes nuevos e inmaculados, los flamantes automóviles y las ametralladoras".
Apenas unos años después de su estancia en Vigo, Stefan Zweig y su esposa se quitaban la vida en Petrópolis (Brasil) en febrero de 1942 desesperados ante el futuro de Europa, convencidos de que el nazismo se extendería por todo el mundo.