Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Memorias

Manuel Antas Fraga: "Nunca olvidaré las familias que se despedían para siempre en Vigo"

"Ahora la ilusión es que los hijos estudien, pero cuando yo era niño, la ilusión que todos teníamos era la de emigrar"

Con Fraga en Santiago, del que fue buen amigo, cuando don Manuel era presidente de la Xunta.

>> Al oír su historia personal, narrada por él mismo,uno siente que es la más emblemática representación de las experiencias vividas por incontables gallegos emigrantes que hubieron de alejarse de su tierra y de su gente para lograr un futuro mejor para los suyos. La memoria que reconstruye Manuel Antas de la vida en su aldea de Cotobade, de niño, su marcha a los 14 años, para salir de la miseria, la llegada al barco en Vigo y su arribada a Brasil es tan impresionante que le hemos concedido espacio principal en detrimento de su etapa de madurez empresarial. Antas, nacido en 1932, llegó a Bahía de Brasil en 1946 y su caso es el de tantos gallegos que con un esfuerzo brutal acabaron reuniendo un capital, en su caso a través de una empresa mortuoria y la construcción, aunque el insiste en que su principal riqueza son sus amigos y que a veces eso se sacrifica por ser más rico. De analfabeto a gran lector, admirador de Jorge Amado que siempre le preguntaba por Vigo, defensor de los emigrantes, personalidad destacada de la emigración gallega en el exterior y como tal recibió a no pocos políticos españoles de visita a aquellas tierras. Hablamos con él y contamos con el permiso de Lois Pérez Leira para servirnos de la biografía que le escribió en la editorial Galicia en el Mundo. Así lo cuenta Antas Fraga (gran amigo que fue de Manuel Fraga).

>> "Nací en Valongo, perteneciente al ayuntamiento de Cotobade, el día 23 de Septiembre de 1932. Mi padre se llamaba Eleuterio Antas Garrido y mi madre Áurea Fraga García. Como era común en aquellos años se dedicaban a las labores rurales, cultivaban y criaban animales. Era una economía de subsistencia. De aquel matrimonio nacieron Loriano, mi hermana Josefa y el que les habla. Mis padres se casaron cuando en España se había declarado la Segunda República. Los campesinos en aquellos años pasaban muchas penurias. El trabajo en la aldea era duro, las viviendas eran frías, de piedra. Luego estalló la guerra civil y vino la posguerra. Fueron tiempos de mucho sufrimiento y en muchos casos de hambre. Especialmente a mediados de los años cuarenta. Eran los tiempos donde la tuberculosis hacía estragos entre los jóvenes. A nosotros en la aldea nos faltaba de todo. Vivíamos como en los tiempos de los romanos. Hasta los carros de bueyes eran de esa época. Sin embargo, cuando llegaban nuestros vecinos, los que habían marchado a la emigración, veías que traían un reloj, una cadena de oro y aquello impresionaba ante nosotros, que no teníamos nada. Ellos llegaban y tenían el dinero suficiente para cumplir las necesidades de sus familiares. Esta situación, evidentemente en mi juventud, creaba una gran ilusión. Ahora existe la ilusión de que los hijos estudien, en aquellos años la ilusión era emigrar".

>> "En la parroquia donde nací, la única ilusión era emigrar. La mayoría se marchaban para Brasil, específicamente para la ciudad de Salvador. En el rural las familias eran muy numerosas y el minifundio no te permitía prosperar. Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial mi padre fue a combatir con la División Azul. Era una unidad española de voluntarios que sirvió entre 1941 y 1943 en el ejército alemán, durante la Guerra, principalmente en el Frente Oriental contra la Unión Soviética. En un combate fue herido por una bomba. Algunos de los que integraron esta División lo hicieron por convicciones políticas, otros como mi padre lo hicieron por ignorancia o por el dinero que les pagaban por ir al frente de batalla. Mi padre regresó con distintas dolencias derivadas de las heridas recibidas. Luego se le desarrolló un cáncer que terminó con su vida. Por ese entonces yo tenía un tío, primo carnal de mi padre, que estaba en Bahía. Este tío le había prometido a mi madre que si mi padre no podía sobrevivir a la enfermedad o no estaba en condiciones de mantenernos, él se haría cargo de mí y me llevaría a Salvador. Es así que con la enfermedad de mi padre, en mi hogar había muchas necesidades".

>> "En mi infancia las fiestas eran muy esperadas, especialmente por los jóvenes. Era un pretexto para conocer a las jóvenes de las parroquias más cercanas. Con mis amigos teníamos que caminar varias horas para llegar a una fiesta. Inclusive cruzar alguna que otra montaña. El esfuerzo era grande, pero la alegría y el baile compensaban el esfuerzo. Era así como los jóvenes iban conociendo a sus futuras esposas. Por eso cuando llegaba el verano, nuestra gran ilusión era recorrer las fiestas, escuchar las orquestas y bandas de música. Aunque yo aún era un adolecente me gustaba mucho todo ese mundo que se vivía en las fiestas y romerías".

>> "En el año 1947, cuando iba a cumplir los 15 años, me marché para Brasil. Emigré a Salvador, porque aquí en España la vida era muy difícil, no había trabajo, es decir, no había forma de ganar dinero. Bueno, en realidad trabajo había mucho, pero se ganaba poco. En el rural no se ganaba nada, prácticamente ni para comer. Sí salí como tantos del puerto de Vigo. Me marche en un barco llamado "Cuyabá" que era de bandera brasileira. Recuerdo aquel día en que me despedí de mi madre en la aldea. Era un día frío de noviembre. Los vecinos se acercaron a la casa para despedirme. Yo me abrazé a mi madre y a mis dos hermanos. A pesar de la emoción, yo estaba muy eufórico, muy contento. Aun no me percataba bien de lo que significaba esta despedida. Sabía que mi madre estaría acompañada por mis hermanos y mi abuela, que no se quedaría sola. Por dentro me decía que emigrar era lo mejor, para mí y para ellos. Soñaba con poder hacer un futuro para mí y mi familia. Mi abuela fue la que me llevó hasta Vigo. Esa mañana salimos temprano. Fuimos en un coche de línea de la Empresa García. El autobús tardaba 4 horas para realizar los 50 kilómetros. Los automóviles en aquellos tiempos parecían unas verdaderas tortugas. Por otro lado las carreteras eran intransitables y llenas de curvas".

>> "Al llegar a Vigo nos fuimos directamente para el muelle. Allí nos encontramos con decenas de familias que se despedían. Emigrantes que despachaban sus baúles y maletas. Aquello era un mar de abrazos y lágrimas. En el puerto nos estaba esperando el representante de la empresa naviera, que nos tenía preparado el pasaje y la documentación para embarcar. Aparte del pasaporte tenía que presentar la carta de reclamación de mi familia y el permiso de mi madre para emigrar. Se me viene a la memoria los sacrificios que tuvo que hacer ella para poder comprar aquel billete, quedando empeñada por mucho tiempo. Nunca me olvido de aquellas escenas dramáticas en el puerto de Vigo, cuando las familias arrancaban a sus hijos de su propio seno. Todo eso era una tragedia, una gran tragedia?".

>> "En Salvador tenía un pariente esperándome, mi tío Manuel Antas Pardo. Cuando bajé hacía un calor terrible, unos treinta y tantos grados, y nosotros estábamos aquí acostumbrados al clima de Galicia, que hace calor tan solo dos meses al año. No me dio tiempo a conocer nada y al otro día ya estaba trabajando. Era un almacén de ultramarinos que tenía el primo de mi padre. Los primeros días sentía una soledad tremenda, tenía ganas de llorar y quería volver. Los primeros tiempos fueron difíciles, muy duros. Era muy difícil adaptarnos. Era una sociedad distinta a la nuestra. A pesar de que para algunos era un paraíso racial, se vivía en un ambiente racista. Nosotros éramos discriminados, tanto por la sociedad de acogida como por nuestros propios emigrantes que ya estaban acomodados. Nos llamaban los "huidos del arado", porque no íbamos preparados para poder ejercer ninguna profesión. No teníamos cultura ninguna, no sabíamos leer, no sabíamos escribir y de matemáticas mucho menos. Nosotros éramos unos analfabetos casi todos y los trabajos que desempeñábamos eran los más rudimentarios que había. Al primo de mi padre le pareció mal que yo quisiera ir a una escuela de noche. Él me quería solo para trabajar. Seguramente pensaría que si estudiaba no estaría tan concentrado en el trabajo".

>> "A pesar de los pesares y con nuestro sacrificio, fuimos ocupando un lugar en la sociedad receptora y nos convertimos en los mayores embajadores que España mandó sin remunerar. Siempre representamos a Galicia y España con honradez y dignidad. Sigue siendo el día de hoy que en cualquier banco, cualquier entidad financiera en el Brasil, al gallego se le abren las puertas porque es sinónimo de honradez. Joaquín Magallanes, que era el dueño de la empresa fúnebre "Casa Decorativa", me dijo un día que quería hablar conmigo. Por aquel entonces en mi trabajo ganaba muy poco. Me dijo si quería trabajar con él, que me daba una participación de los "logros". No lo dudé y me fui para esa firma. Al principio me fue difícil como todo inicio. Pero después empecé a expandir la empresa, a vender, fui conociendo el negocio. El comercio de la muerte no es alegre, pero es permanente. Fui ganando dinero. A pesar de ello aun no tenía experiencia. El dinero que ganaba no sabía muy bien como emplearlo. Su hubiera tenido una educación, unos estudios mayores, seguramente hubiera empleado mi dinero mucho mejor de cómo lo hice. Pero mi verdadera riqueza está en los amigos que tengo, en las personas que me rodean. Este es el patrimonio que efectivamente he conquistado a través de los tiempos y eso para mí es un gran patrimonio. Considero que es el mayor que un ser humano puede tener. Mientras el dinero pasa. Me considero un hombre, no digo realizado, porque yo no soy un rico, pero tengo lo suficiente para vivir, yo y mi familia, con dignidad. Hoy tengo un patrimonio que para mí es satisfactorio. No sería mucho más feliz si tuviera mucho más".

>> "De mi vida sentimental no voy a decir mucho, porque tendría que escribir una novela de amor y desamor, como las de Jorge Amado. Lo que puedo decir en este tema es que yo soy una persona liberal. No tengo prejuicios moralistas, ni hipócritas. Fui viviendo mi vida sentimental como las circunstancias lo determinaron. Conozco personas que son felices con una mujer. También conozco personas que son felices con tres o cuatro... Yo siempre fui un libre pensador y combato a aquellos que quieren maniatar las mentalidades culturales de los otros. Por mi vida han pasado distintas mujeres, tuve varias parejas, amé profundamente. No me arrepiento de la pasión que puse en cada nuevo amor y fruto de aquello he tenido cuatro hijos de distintas relaciones, Manuela, Adela, Víctor y Lilian, que son lo más importante de mi vida".

>> "Mi paso por las instituciones gallegas en la Bahía, es parte fundamental de mi vida. Fueron muchos años de actividad. Fui un hombre que participé, como asociado, como colaborador en todas las entidades que hay en Bahía. Por eso soy socio de todas las entidades. Fui empezando poco a poco, empecé como Director del Galicia Sport Clube, también fui presidente varias veces del Hospital Español, fui presidente de Caballeros de Santiago... Ahora estoy jubilado, aunque colaboro con todas. También fui miembro del Consejo de Residentes Españoles de Bahía y del Consejo General de la Emigración. Me inicié en la masonería en el año 1956 en la logia masónica "Fillos de Salomón" perteneciente al Gran Oriente del Brasil, porque era la logia de los gallegos. Estaba con nosotros el alcalde de Salvador, Nelson de Oliveira, jefes de policía, las más altas autoridades del Estado. Entre mis relaciones con los políticos españoles,a muchos de los cuales recibí allá, destaco a Fraga. Fue una relación muy buena, tanto en lo personal como en lo institucional. Aparte de compartir el mismo apellido, teníamos muchas coincidencias, especialmente en relación con la emigración y las políticas de relaciones con Iberoamérica. Realmente fue un gran estadista".

¡Negros!

  • El "Cuyabá" pertenecía a la Compañía de Navegación Lloyd Brasileiro fundada a fines del siglo XIX. Hacía el traslado de pasajeros y carga por la costa del Brasil, también el servicio fluvio-marítimo del rio Amazonas. Mi primera sorpresa en el barco fue cuando vi la tripulación. El barco era brasileiro y una parte de los tripulantes eran negros. Fue para mí un descubrimiento, porque yo nunca había visto personas negras. Quedé un poco impactado. Me dije medio en broma, no hablan marciano, pero me pareció una cosa extraña. Cuando pasó uno de los tripulantes, que me pasó la mano por la espalda, pensé que me había ensuciado, pensé que estaba pintado de carbón, pero después me fui dando cuenta que no era nada de aquello. ¡Qué grande era nuestra ignorancia en aquellos años".

Compartir el artículo

stats