A finales de enero de 1809 los residentes en la pequeña villa de Vigo, de apenas 3.000 habitantes, se soliviantaban contra el alcalde Alonso Cayro y el coronel Francisco de Rocque, ambos afrancesados, por su inacción ante la cercanía de las tropas francesas que invadían España y se acercaban a Vigo. El pueblo los depuso y nombró a Francisco Javier Vázquez Varela nuevo regidor de la ciudad, y a Juan Villavicencio comandante de la plaza.

Pocos días después, el 31 de enero de 1809 las tropas francesas esperaban la rendición de la villa en el Areal y entraban en ella a través de la Porta de Gamboa. Villavicencio entregó Vigo al invasor, temiendo el derramamiento de sangre que se iba a producir ante la falta de recursos del pueblo. Los galos destituyeron a la corporación municipal, que continuó trabajando aunque bajo el mando francés.

Los invasores se atrincheran intramuros mientras que los vigueses, ayudados por los barrios periféricos inician el sitio. Comienza a organizarse la "reconquista" de la villa: el Abad de Valladares enardeció a sus feligreses para preparar la ofensiva; el alcalde de Bouzas, en aquella época población independiente, promovió la creación de "alarmas", pequeños grupos armados que combatían al estilo "guerrilla"; los monjes franciscanos requisaban munición y armas a los franceses que se habían establecido en el Convento de Santa Marta; la cautiva corporación municipal organizaba el asedio al invasor y preparaba el ataque; Tenreiro reúne a las tropas del capitán portugués Almeida, del Abad de Valadares y a los guerrilleros de la zona.

El propio Joaquín Tenreiro dio el ultimátum a las tropas francesas, ahora cautivas en el territorio conquistado.

Un hecho trágico precipitó la batalla. El 20 de marzo tres vigueses fueron asesinados en la taberna de Xoana Rial al no querer aceptar un brindis por el nuevo monarca, José Bonaparte, propuesto por tres soldados franceses. Los cuerpos de Xoaquín Silva, Antonio Salgado y Juan Antonio Salgado fueron enterrados bajo el sigilo de noche en el Areal.

Alertado de lo ocurrido el regidor, exigió explicaciones a las autoridades francesas quienes se comprometieron a ajusticiar a los responsables, día que no llegaría pues su muerte sería intercambiada por el cura José Núñez, cuyas labores de resistencia habían sido descubiertas por la milicia invasora y sobre él recayó la pena de muerte.

El 28 de marzo, la milicia emprende la única y definitiva batalla por la Reconquista de la ciudad. La lucha, que duró dos horas, comenzó con el asalto a la Porta de Gamboa, la más accesible de la muralla. Los franceses, conocedores de este punto flaco, se apostaron tras ella con sus fusiles. El primero en caer fue Carolo, un marinero que murió víctima del fuego enemigo mientras reventaba a hachazos la madera de la puerta. Su hacha fue recogida por Cachamuíña, quien dirigió la batalla hasta la victoria.

Por esa misma puerta abandonaron las tropas francesas la villa, y Vigo se convirtió en el primer territorio español liberado. El 28 de marzo de 1809 pasaría a las historia. La hazaña le valió el título de "Ciudad Leal y Valerosa" que un año después le otorgaría el monarca Fernando VII.