La preocupación por una alimentación saludable y la búsqueda de formatos más cómodos a la hora de consumir no son un obstáculo a la hora de disfrutar el sabor de la cocina tradicional gallega.

Empresas cárnicas de la comunidad, como la situada en Vilanova de Arousa, defienden recetas de siempre, como el potaje gallego o el cocido, comercializando packs y soluciones envasadas al vacío que facilitan la preparación.

Otra línea destacada es la gourmet basada en hamburguesa de ternera gallega, así como los productos cárnicos listos para cocinar en su punto de sal, una revolución culinaria que evita tener las piezas de carne un par de días antes en agua.

Alimentos derivados del cerdo omnipresentes en la dieta gallega tales como el lacón, la panceta o la cacheira, entre otros, contienen sal añadida, no solo por el sabor que les da, sino por el importante papel que juega en su textura y conservación.

Por otro lado, los consumidores demandan alimentos más sanos y naturales, con sabores menos manipulados, lo que obliga a los fabricantes a revisar y reformular sus productos. Como respuesta a estas exigencias del mercado, los elaborados en el punto de sal presentan una composición nutricional mejorada y una calidad similar o superior en su parámetros organolépticos (color, sabor, aroma y textura).

El estudio de nuevas fórmulas para potenciar las características nutricionales propias de las materias primas se ha traducido en un equilibrio entre sal y aditivos naturales que da como resultado productos cárnicos más sanos y apetecibles al consumidor.