El número de personas mayores que viven solas en España roza los dos millones, de las cuales 125.000 son de Galicia, según la Encuesta Continua de Hogares de 2017 publicada este mes por el Instituto Nacional de Estadística. Las mujeres son las más afectadas por esta situación y en Galicia representan el 69,6% del total de hogares unipersonales.

El colectivo Amigos dos Maiores advierte de que este colectivo ha ganado en autonomía pero cuenta cada vez con menos lazos afectivos a su alrededor, una combinación que se convierte en factor de riesgo de sufrir una soledad no deseada. Así, el 59% de las personas de los mayores de 65 años que residen en hogares unipersonales reconoce sentirse solo (estudio del CIS).

Entre otros efectos, la soledad no deseada puede generar deterioro cognitivo, depresión, pérdida de movilidad, enfermedades cardiovasculares y mortalidad temprana, según recientes investigaciones.

La soledad, considerada ya por los expertos como la epidemia del siglo XXI, ha llevado a países de nuestro entorno a adoptar planes estatales frente a este fenómeno, desde Holanda a Reino Unido, que incluso ha creado una secretaría de Estado específica.

El aumento de la soledad se suma a una proyección demográfica que indica que en 40 años uno de cada tres españoles será mayor de 65 años. “Este escenario obliga a abordar el fenómeno de la soledad en las personas mayores de una manera global en nuestro país, con políticas coordinadas entre instituciones y organizaciones especializadas en el bienestar de las personas mayores que implique a toda la sociedad”, reivindican desde Amigos dos Maiores.

En este sentido, la entidad que se define por su lucha contra la soledad de las personas mayores comunica que seguirá implicando en sus programas de acompañamiento, socialización y sensibilización a todos los agentes de la sociedad (administraciones públicas, entidades privadas y ciudadanía). Según comentan desde Amigos dos Maiores, esta cooperación está contribuyendo a tres objetivos: impulsar proyectos de participación ciudadana como el voluntariado intergeneracional y de acompañamiento afectivo, que favorece la autonomía, inclusión y desarrollo personal y social de la personas mayores a la vez que aporta beneficios a los voluntarios; facilitar relaciones sociales de proximidad, recuperando lazos vecinales en los barrios; y sensibilizar a la población empoderando a las personas mayores como activos que siguen teniendo mucho que aportar, forzando un cambio en su actual imagen estereotipada.

“La mejor manera de paliar la soledad es generar vínculos afectivos basados en la compañía personas de ‘carne y hueso’, y la amistad duradera y verdadera, sin contraprestaciones”, concluyen desde la asociación Amigos dos Maiores.