Las comunidades de propietarios que dispongan de barreras arquitectónicas en los espacios comunes de sus edificios están obligadas a realizar obras de adaptación que faciliten el acceso y tránsito a personas con movilidad reducida. Así lo establece el Real Decreto Legislativo 1/2013 por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley General de las Personas con Discapacidad y de su Inclusión Social, cuya fecha límite de cumplimiento es el próximo 4 de diciembre. De este modo, todos los inmuebles de viviendas existentes deben disponer por ley de itinerarios accesibles a todas las zonas comunes, para garantizar que todos los vecinos tengan acceso en las mismas condiciones.

Los trabajos de adecuación para facilitar la accesibilidad universal no deben resultar una carga desproporcionada para los vecinos, por lo que la Ley 8/2013 de Rehabilitación, Regeneración y Renovación Urbanas, que modifica los artículos 10 y 17 de la Ley de Propiedad Horizontal, ya contempla los posibles supuestos.

El primero de ellos determina que si el coste total de las obras no excede las doce mensualidades de gastos de comunidad por vivienda, los trabajos deben ser abonados a partes iguales por todos los vecinos.

El segundo supuesto se daría en los casos en que las obras de adaptación superen las doce mensualidades mencionadas; cuando eso ocurre es necesaria la convocatoria de una junta directiva y el acuerdo ha de ser adoptado por el voto favorable de la mayoría de los propietarios, estando los demás obligados también a abonar hasta el límite de la cuota anual de comunidad.

Equipos salvaescaleras

Esta situación afecta directamente al colectivo de personas mayores que precisan vivir en un entorno accesible, funcional y seguro, además de a personas con enfermedades o lesiones que merman su movilidad. En este sentido, Daniel García Caride, delegado comercial de una empresa especializa en accesibilidad de Pontevedra comenta que “existen numerosos equipos salvaescaleras y de mejora para las labores diarias en la vida de las personas con movilidad reducida o para facilitar la labor de los cuidadores de dichas personas”. Entre ellos destaca tres soluciones técnicas:

-Sillas salvaescaleras adaptables a tramos rectos o curvos, de interior o exterior. Su instalación es rápida y sencilla, y no requieren realización de obra ya que van ancladas a suelo. Un requisito fundamental es que exista una toma de corriente próxima a la escalera. Son de fácil manejo y ocupan poco espacio ya que son plegables. Vienen provistas con mando a distancia para que, en caso necesario, una persona diferente al usuario, pueda desplazar cómodamente la silla a lo largo de su recorrido.

-Las plataformas salvaescaleras pueden ser inclinadas o verticales, para instalaciones en el interior o preparadas para a ir a la intemperie. Estos equipos están especialmente indicados para usuarios de sillas de ruedas, además de ser útil y cómodo para cualquier persona.

-Los elevadores para viviendas unifamiliares constituyen la mejor opción para el desplazamiento vertical en cualquier tipo de vivienda. Existen cabinas en múltiples tamaños y configuraciones, según lo que el cliente necesite o las medidas que tenga el hueco a emplear. Son de bajo consumo eléctrico si se compara con un ascensor convencional.

Tanto sillas como plataformas, no están obligadas a revisiones periódicas, pero sí es conveniente tenerlas siempre en perfecto estado de conservación, independientemente del uso que se les dé a estos equipos, para garantizar su buen funcionamiento.

Daniel García Caride considera que “deberíamos lograr que nuestros mayores cambien su actitud pasiva, como beneficiarios de cuidados, a una más activa confiando en ser responsables de su propia salud. La disminución de dependencia, aumenta su autoestima”.

Es fundamental, según este experto en accesibilidad, no reemplazar a nuestros mayores en sus tareas diarias a pesar de que puedan tardar más tiempo en realizarlas. Cuanta más ayuda se preste de forma innecesaria, por muy buena intención que se tenga, realmente lo que se está consiguiendo es la pérdida de habilidades por falta de práctica.

Por otra parte, este profesional explica que cuando un cliente decide realizar una adaptación en su vivienda, sea cual sea el motivo que le ha llevado a ello, el tema económico cobra gran importancia pero no es siempre lo más importante cuando se declinan por un equipo u otro. “Lo que prima y debe primar siempre, es el convencimiento y confianza en que el producto instalado en su vivienda va a lograr más independencia y una mayor calidad de vida para el usuario del mismo”.

Lo recomendable, es siempre, la consulta y visita del profesional para que aconseje sobre la mejor de las opciones para cada situación personal y entorno a adaptar.