El Palacio de la Bolsa de Oporto es un lugar que merece la pena visitar. Construido sobre las ruinas del convento de los franciscanos que se destruyó en un incendio, la obras del inmueble comenzaron en 1842 y pasó casi medio siglo hasta su inauguración en el año 1891.

En el interior de este edificio Neoclásico, calificado como Monumento Nacional, se encuentra en un primer momento el gran patio central, o Patio de las Naciones, cubierto por una estructura de vidrio que deja entrar una gran cantidad de luz en el palacio.

Subiendo por una preciosa escalera de granito y mármol, en la segunda planta se pueden recorrer habitaciones como la Sala Dorada, cubierta con pan de oro, la Sala de las Asambleas Generales, que parece cubierta con madera, y algunas otras salas hasta llegar a la más importante; la Sala Árabe. En los más de 300 metros cuadrados de esta sala de estilo morisco, inspirada en la Alhambra, se llevan a cabo las recepciones oficiales.

En las palabras de un antiguo presidente de la Asociación Comercial, el Palacio de la Bolsa encierra en sí mismo un mensaje complejo de sencillez y precisión. En la austeridad de su arquitectura exterior todo es preciso. Pero quien lo visita, recorre una senda de sorpresas en que la maestría de los requiebros y de lo inusitado acaba por parecer simple, pues es como sólo podría ser. El que lo pensó, y quien, en 1842, colocó la primera piedra, tal vez quisiera dejar marcado en las otras piedras, en los estucos, en las maderas en el oro y en los hierros, la complejidad elaborada que se vuelve simple y precisa, al final, el propio espíritu de la Asociación Comercial de Oporto. Un espíritu que hoy destila modernidad y se encuadra en la vibrante ciudad que Porto es. Una ciudad que supo evolucionar preservando su patrimonio histórico de referencia, pero añadiendo rasgos de actualidad.

Las visitas son guiadas y muestran aspectos muy interesantes del lugar y la historia que lo envuelve.

Fundada en 1834, a raíz de los movimientos liberales, la Asociación Comercial de Porto nació con la misión de promover la prosperidad de la Región de Oporto y del Norte, defendiendo los intereses comerciales. Heredera de la Bolsa de Comercio del siglo XIII y de la Juntina, la congregación que, a finales del siglo XVIII, reunía a los más afamados y prósperos negociantes de Oporto, la Asociación Comercial es hoy la más antigua asociación empresarial del país. La institución desempeña desde hace más de 180 años funciones de Cámara de Comercio e Industria.

Al mismo tiempo, ha desempeñado a lo largo de los años un valioso papel cultural, abriendo a la comunidad el Palacio de la Bolsa, su sede y propiedad, a través de la realización de múltiples iniciativas, como conferencias, seminarios, bienales de arte, lanzamientos de libros, festivales de música, bailes, entre otras, que se juntan a la creciente y vibrante oferta cultural que el Oporto ofrece hoy a quienes aquí vive o simplemente está de visita. Efemérides y personajes notables han sido recurrentemente recordados y homenajeados en el Palacio de la Bolsa.

La actividad de la Asociación Comercial siempre se multiplicó en defensa de todos los sectores, especialmente el vinícola dada la importancia del vino de Oporto. El río Duero fue otro de los elementos de su interés, de modo que la institución a tenido un papel crucial en la promoción y agilización del tránsito fluvial y en las mejoras de la navegabilidad para recibir barcos de gran calado. Entre las innumerables iniciativas que desarrolló con ese propósito, destaca la instalación de un telégrafo marítimo en 1835 y otro eléctrico en 1856. El antiguo aparato se encuentra hoy en exposición en una de las salas nobles del Palacio de la Bolsa.