Empezó en el baloncesto casi por casualidad, siguiendo los pasos de su hermano que jugaba en el colegio. Sus largos brazos y piernas no tardaron en llamar la atención del Celta cuando defendía la camiseta del Pabellón en su Ourense natal. Y, en especial la de su director deportivo, Carlos Colinas, que veía en ella un indudable potencial a pesar de no tratarse de un talento natural de esos que asombran a primera vista. Su agresividad y voluntad para defender a rivales más bajas y seguramente más veloces pero que no conseguían superarla fueron, junto a su fisonomía, avales suficientes para que el máximo responsable del conjunto vigués no lo dudase y se lanzase a la piscina.

Así, con apenas 13 años, Raquel Carrera Quinta hizo la maleta, dejó atrás a su familia, su colegio, sus amigos y su club anterior para empezar una nueva vida en Vigo. No pudo tener mejor anfitriona ni Cicerone en esta nueva aventura. Laura Alonso, la recién retirada jugadora del conjunto vigués y ahora flamante delegada, la acogió desde el primer día en su casa. Y ya hace cuatro años de eso. "Cuando llegó era como un bebé pero más grande que yo", recuerda la que en este tiempo ha sido madre, hermana, amiga y hasta compañera a la vez.

Desbordaba ilusión por todos los poros de su piel. "Sólo hablarle de cómo se trabajaba aquí o del equipo de Liga Femenina 2 le hacían chiribitas los ojos", añade Laura. Como ha sido la tónica habitual en su corta existencia, Raquel volvió a acortar todos los plazos posibles. El 1 de noviembre de 2016, en el primer partido de la temporada ante el Añares Rioja se convertía en la jugadora más joven en la historia en estrenarse con la camiseta del primer equipo del Celta Zorka. Tenía 14 años, 11 meses y 1 día.

Esa primera campaña ya dio muestras de que la apuesta de Carlos Colina no iba demasiado desencaminada. Participó en 25 de los 26 partidos, con unos promedios de 23,2 minutos; 4,8 puntos (48% de acierto en el tiro); 5,6 rebotes; 1,5 robos; 0,9 tapones y 8,9 de valoración. Todo ello en edad cadete todavía y jugando ante profesionales.

Pero Raquel no se conformó. Quería más y siguió trabajando para ello, esforzándose duro en cada entrenamiento para continuar creciendo y progresando como jugadora. Siempre con alegría y un sonrisa en la cara y sin escatimar sacrificio fue mejorando poco a poco, añadiendo nuevos recursos a su juego tanto en ataque como en defensa. Casi sin darse cuenta, se convirtió en pieza imprescindible en el proyecto céltico y en un recurso de un valor incalculable para su entrenadora, Cristina Cantero.

Porque su eclosión llegó poco a poco, con pasos firmes pero seguros. Bien tutelada por los técnicos y apoyada por sus compañeras para guiar su carrera en la dirección correcta. Sin atajos pero sin desvíos. Pronto encontró un hueco aún mayor en la rotación hasta hacerse incluso con la titularidad y convertirse en un icono para toda la cantera. Había cumplido ya los 17 años. Era su primer año junior y para que no se olvidase de eso y mantuviese los pies en el suelo doblaba presencia los fines de semana entre el equipo de Liga Femenina 2 y las junior del Celta.

A las órdenes de Cristina Cantero completó una sensacional campaña, convirtiéndose en pieza clave para que las viguesas fueran primeras en el Grupo A de la Liga Femenina 2 con un balance de 21 victorias y sólo 5 derrotas en su casillero, consiguiendo así su clasificación para la Fase Final de ascenso a la máxima categoría nacional. El destino quiso que el Celta Zorka se quedase a las puertas de conseguir el sueño en L'Alquería y que, en un agónico partido, las locales, el Valencia Basket, se impusiesen por un escaso 54-51 y acabasen llevándose el gato al agua.

Poco después llegó el momento del Campeonato de España junior, al que Raquel Carreraa llegaba, junto a su compañera Ainhoa Lacorzana, como grandes figuras después de su buena temporada con el equipo de Liga Femenina 2. Las célticas completaron un gran torneo pero Sant Adriá, a la postre flamante campeón, se cruzó en su camino en las semifinales relegándolas a la lucha por una tercera plaza que tuvo claro color celeste.

Pero la temporada de Raquel Carrera no finalizó en Huelva. Todo lo contrario. Su buen hacer durante el año competitivo provocó que llamase también la atención de los seleccionadores nacionales. Ya antes se había ganado un hueco y su derecho a ser una fija en las categorías de formación desde que con apenas 14 años debutase en el Mundial Sub17 de Zaragoza. Eso sí, seguro que la joven promesa de la cantera céltica no olvidará el verano de 2018. Porque de nuevo le tocó doblar y afrontar una doble cita. Con la selección Sub17 disputó el Mundial en Rusia y firmó una destacada actuación para ayudar a conseguir la sexta plaza final. Y con la Sub18 acudió al Eurobasket celebrado en Udine (Italia) teniendo de nuevo un papel protagonista en la medalla de plata conseguida por el combinado nacional.

Un metal que se une al oro logrado en el Europeo Sub16 y que completó un año 2018 inolvidable para Raquel Carrera que le ha servido para convertirse en la deportista más joven en lograr el premio absoluto en la Gala do Deporte de Vigo e a sua comarca. Un galardón que, además, reconoce el excelente trabajo que en los últimos años está realizando el Celta de baloncesto femenino para potenciar y hacer crecer cada vez un poco más su cantera.

Ahora Raquel Carrera tiene ya 17 años. Enfila los 18. Lleva ya cuatro años en Vigo, cuatro años compartiendo su vida con una Laura Alonso que ahora vive las cosas desde el otro lado. "Ahora es ella la que me habla a mí de cómo le va en el equipo, de lo que aporta y de todo lo que está consiguiendo. Ahora a la que le hacen chiribitas los ojos es a mí", reconoce Alonso sobre una Raquel Carrera a quien considera "el futuro del basket español. Es un claro ejemplo de que si trabajas y quieres, puedes. Y también de que las cosas se tienen que demostrar en la pista cada día pero siempre con los pies en el suelo".

"Esta es la prueba de que todo se puede conseguir"

  • "Se lo dedico sobre todo a mi club, por el trabajo que hace diariamente; a mi familia, que también me apoya cada día y, cómo no, a mis compañeras y a mis entrenadores, que son los que me tienen que aguantar a diario. Estoy en un gran club y puedo estarles eternamente agradecida por todo el trabajo que han hecho conmigo estos cuatro años. Todos empezamos así, en un club, trabajando desde abajo y evidentemente esta es la prueba de que todo se puede conseguir", señalaba Raquel Carrera instantes después de recibir el premio. "Estoy muy contenta y no me lo esperaba porque competía con grandísimas deportistas con muchísimo talento. La verdad es que la temporada que estamos haciendo está siendo muy buena y el verano que tuve (con los combinados nacionales) también fue bastante bueno y creo que eso es lo que han tenido en cuenta a la hora de darme este galardón", finalizó.