Comité Federal
Sánchez refuerza los controles del PSOE para taponar el 'caso Cerdán' y asegura que la "responsabilidad" le impide dimitir
"El capitán no se desentiende cuando hay mala mar. Se queda a capear el temporal y salvar el barco", asegura el presidente del Gobierno y líder socialista con el "corazón tocado"

PI STUDIO
El Comité Federal del PSOE convocado para encarar la nueva etapa tras la dimisión de Santos Cerdán ha comenzado este sábado de la peor manera posible. Francisco Salazar, estrecho colaborador de Pedro Sánchez, actual secretario de Acción Electoral y llamado a integrarse también en el equipo coral de Organización nombrado para encargarse de las funciones del exdirigente navarro, se ha visto obligado a renunciar a sus puestos tras ser acusado por varias mujeres de “acoso sexual”. Para muchos socialistas, se trata de una prueba más de que Sánchez, quien tantas veces se ha recuperado contra pronóstico, ha perdido esta vez “su magia” y la legislatura ya no da más de sí.
Pero el presidente del Gobierno y líder del PSOE se ha revuelto contra esta visión ante los cerca de 300 miembros del organismo, durante un discurso muy preparado de 45 minutos en el que ha anunciado las nuevas medidas de control interno para taponar el escándalo de corrupción, ha vuelto a afirmar que no piensa dimitir porque su “responsabilidad” se lo impide y sobre todo se ha volcado en intentar revertir el bajo estado de ánimo en su partido. No lo ha conseguido. En parte, por el nuevo golpe que supone la salida de Salazar. Pero también porque los cambios en la Ejecutiva socialista y el discurso en sí mismo de Sánchez no han suscitado especial entusiasmo. La impresión más extendida en el partido es que esta ha sido una oportunidad fallida, a falta de la comparecencia que protagonizará el presidente del Gobierno el próximo miércoles en el Congreso.
“Haremos todo y más. La decepción es grande, pero la responsabilidad de que España siga avanzando es aún mayor”, ha señalado Sánchez, que también ha confesado que tenía el “corazón tocado” tras el ingreso en prisión de Cerdán, quien fue su número tres en el partido hasta hace menos de un mes, un dirigente al que se le encargó llevar las riendas del PSOE y protagonizar las negociaciones con Junts y Bildu, pero que también, según la investigación judicial, construyó una trama junto a José Luis Ábalos y Koldo García para adjudicar obras públicas a cambio de mordidas.
“Es la hora del compromiso, de la resiliencia, del optimismo, de mostrarle a la derecha de qué estamos hechos los socialistas. Soy consciente de mi deber como capitán de este barco. Y el capitán no se desentiende cuando viene mal a mar. Se queda a capear el temporal, a salvar el rumbo. Y lo hacemos y lo hago por una palabra, solo una palabra: responsabilidad”, ha insistido el líder socialista al principio de un largo encuentro, de más de siete horas de duración, en la que todos los barones han cerrado filas con él. Todos, salvo el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, como era previsible.
Las medidas
Así que de adelanto electoral, como pide el PP, nada. Sánchez está determinado a resistir, llevando la legislatura hasta 2027, pese a que numerosos dirigentes del PSOE, incluidos varios barones, consideran muy difícil, casi imposible, lograr este objetivo. A la espera de conocer el sentir de los socios parlamentarios, que hasta ahora no le han retirado el apoyo, en la comparecencia en el Congreso que protagonizará el próximo miércoles, el presidente del Gobierno ha anunciado al partido las nuevas medidas de control interno tomadas al calor del ‘caso Cerdán’.
Sánchez, que ha reconocido que se trata de una materia “muy técnica”, ha pasado por encima de estas iniciativas. Entre otras, establecer “contrapoderes” para evitar las “excesivas concentraciones de poder” del secretario de Organización, un puesto que ahora pasará a ocupar la valenciana Rebeca Torró junto a otros dos adjuntos, que iban a ser tres hasta la renuncia de Salazar. Agilizar la tramitación de los expedientes informativos y disciplinarios dentro del partido. Llevar a cabo controles aleatorios del patrimonio de los dirigentes socialistas. Establecer un protocolo antifraude. Y por último, una medida que trascendió el día anterior. Tras conocerse los audios entre Ábalos y García en los que se reparten mujeres en situación de prostitución, el PSOE cambiará su código ético para que los militantes puteros sean expulsados.
"Quiero pediros perdón una vez más. Me equivoqué al depositar mi confianza en personas que no lo merecían. Pero no vamos a fallar a la hora de lograr la regeneración democrática que persigue nuestro país desde hace décadas. No somos como la derecha y la ultraderecha. Ni somos como los corruptos que han manchado nuestras siglas. Que no intenten mezclarnos con ellos. Este partido está hecho de gente buena, trabajadora, que jamás metería la mano en la caja. Actuaremos con la mayor de las contundencias como siempre hemos dicho. No hacemos la vista gorda, no entorpecemos la acción de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad como hacen otros", ha insistido Sánchez ante un partido que sigue en shock y no espera recuperarse a corto plazo.
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