Conferencia en Gijón

Nicolás Redondo Terreros: "La refundación es la única opción para que el PSOE vuelva a ser lo que fue"

El antiguo dirigente socialista estima que la democracia española está "deconstruida", más con cuestiones sobre la mesa como la amnistía en Cataluña o la ley Bolaños, "auténticas barbaridades" de un Gobierno "agotado desde el comienzo de la legislatura"

Nicolás Redondo Terreros.  | LUISMA MURIAS

Nicolás Redondo Terreros. | LUISMA MURIAS

Oriol López

Gijón

El abogado Nicolás Redondo Terreros (Portugalete, 1958) fue secretario del PSOE de Euskadi entre 1997 y 2002 y desciende de una histórica saga familiar socialista vasca. Involucrado en la formación desde su juventud, fue expulsado del partido el pasado septiembre por disonancias con las políticas del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Redondo Terreros, que presentó en enero de 2024 su libro "No me resigno" en el Club LA NUEVA ESPAÑA, visita mañana, a las 19.00 horas, el Antiguo Instituto de Gijón para hablar de esta obra y de temas de actualidad, de la mano de la Fundación Foro Jovellanos.

-¿Qué le llevó a escribir el libro?

-Tenía deseos de comunicar cómo se ha ido deconstruyendo la democracia española incluyendo vivencias personales. También quería homenajear a mi padre y a todos aquellos que lucharon por la libertad contra el franquismo cuando había que hacerlo, cuando vivía Franco.

-¿A qué no se resigna?

-A que este país no sea capaz de aplicar políticas reformistas. A que no haya acuerdos entre el PSOE y el PP sobre temas fundamentales. Tampoco a que su conflicto nos lleve al desastre. A que la política del PSOE sea una que abandone el periodo más brillante de su historia, que va desde Suresnes, en 1974, a la pérdida del Gobierno post Felipe González. No me resigno a que los socialistas sustituyan su posición institucional por un conglomerado identitario más propio de partidos minoritarios. Y tampoco a esa especie de descuido institucional que se asemeja mucho al peronismo.

-¿Tiene relación con el partido?

-Justo al acabar el libro me enteré de que me expulsaban del PSOE, por los medios de comunicación. La última parte del libro es la carta que envié diciéndole a la dirección que si no me contestaban consideraba que su pretensión era que me fuera. Yo no estoy donde no me quieren.

-¿Lo hicieron para dar ejemplo ante voces críticas?

-Les hubiera gustado hacerlo con otras personas, pero entiendo que no se atrevieron y lo hicieron conmigo, que tenía un nombre importante, no por mí, sino por mi familia. Tampoco me importa mucho el motivo.

-¿Cómo ve la salud democrática del PSOE?

-Me interesa más la de España. Estamos en una situación terrible. Esta semana el Tribunal Constitucional va a convalidar la ley de Amnistía, que es claramente inconstitucional, como dice Europa. Nos escandalizamos porque Trump indulte a los que asaltaron el Capitolio, pero aquí empezamos antes. En el Congreso está la ley Boñalos, que es una auténtica barbaridad que hará que se pierda toda la independencia de la Justicia. Si se aprueba lo que quiere el Gobierno, los casos que vemos de corrupción no saldrían. Es muy preocupante que el Gobierno exista porque ha llegado a un acuerdo con una persona que no puede pisar España (Puigdemont). El PSOE solo tiene una posibilidad de volver a ser lo que fue y pasa por la refundación.

-¿Queda algo, pues, del PSOE que usted conoció?

-Quedan militantes muy honestos y honrados que sufren muchísimo y son los únicos que me influyen y en los que pienso.

-¿Qué papel ha jugado Sánchez en este cambio?

-Es el secretario general, por lo tanto tiene la máxima responsabilidad. Pero quien asumirá todas las consecuencias será el PSOE. Así lo dirá la historia, que Sánchez devaluó todo lo que hicimos con gran esfuerzo tras aprobarse la Constitución con consenso nacional. El Gobierno ha golpeado las leyes, sobre todo la Carta Magna de 1978, y está agotado desde el principio de la legislatura sin aprobar ni un presupuesto. Luego están los decretos omnibus, etcétera.

-¿Y la relación del Gobierno con Cataluña y el País Vasco?

-Hay quien dice que van a destruir España, pero eso no es tan fácil, somos producto de una historia larga e intensa de la que sentirse orgullosos. Eso no se destruye de la noche a la mañana y menos personajes de este nivel, pero están menoscabando de forma brutal el Estado, que es el instrumento para reparar desigualdades, ser solidarios, garantizar la libertad. Son tan progresistas que nos están llevando al siglo XIX, algo que se ve en la impunidad ante la ley que tienen algunos.

-¿Cómo define al sanchismo?

-Mezcla de la ideología identitaria peronista con el oportunismo más descarado. Gente que se ha acercado a esta ideología para satisfacer sus necesidades más personales. Hay que pensar en la situación de los ciudadanos, bajemos a la calle, escuchemos qué poder adquisitivo se ha perdido. Los jóvenes no tienen futuro. Este socialismo es socialismo para ricos.

-Hablando de necesidades personales... ¿La corrupción?

-Koldo, Ábalos o Cerdán tienen su camino definido y la Justicia decidirá. Veo negligencias extrañisimas. No tuvimos en su momento explicación razonable de por qué Sánchez prescindió de Ábalos. Lo que no es razonable, inteligente ni prudente es sutituirle por Cerdán y no cambiar la línea de la Secretaría de Organización. Luego todos tienen mil cargos, es imposible cumplir con cualquiera de sus papeles. Decir que Ábalos o Cerdán ya no son socialistas no soluciona nada. El tema es si el PSOE podrá salir de ese fango que lo inunda todo.

-¿Repercutirá en el voto?

-El votante moderado y razonable se ha ido a otros partidos o a la abstención. El PSOE se mantiene un poco porque absorbe voto de la extrema izquierda. El votante que daba mayorías, tener 202 diputados como con González, se ha perdido. Aunque ya no piensan en ganar elecciones, sino en gobernar, algo inaudito.

-¿Cómo ve el eje entre el Gobierno asturiano y el nacional?

-Sé que hay graves problemas industriales y retos de infraestructuras imprescindibles en Asturias. La cornisa cantábrica debe fortalecerse, pero cada uno está con sus cosas. En el País Vasco con la independencia y en Asturias, con el bable.

-¿Le duele el País Vasco?

-Derrotamos a ETA, pero ahora hemos convertido a sus herederos en los dueños de la llave del Gobierno de España. Lejos de rectificarse embellecen la leyenda terrorista. El País Vasco ha mejorado en parte, pero sigue manteniendo sus retos, porque los grandes retos de las sociedades modernas nunca los solucionan los nacionalismos, por mucho dinero o situaciones especiales que tengan. Miran al pasado.

-¿Qué margen tiene la izquierda?

-Tener vocación de mayorías y de pactar con los nacionalistas hacerlo en plano de igualdad. También tener mayor diálogo con el PP, no lo hay y así estamos. Yo me diferencio del PP mucho menos que de Otegi o Puigdemont. Defendemos la Constitución del 78. Estamos en una crisis de la democracia representativa, sin referentes. Los esquemas antiguos no valen. Mañana puede cambiar todo y lo fundamental es el factor humano, la calidad moral.

-¿Qué mensaje final manda?

-No son tiempos para gente normal. Existe una beligerancia que no hay desde hace años, inevitable con mandatos como el de Trump, y eso necesita que tengamos un gran proyecto. El nuestro y de nuestros vecinos es la Unión Europea, no la que conocemos, sino una que todavía no es, debe convertirse en un sujeto de la historia, como EE. UU. o China. El esfuerzo social, cultural, la grandeza política y el esfuerzo económico debe ser superior al presente.

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