OFENSIVA DEL PP
Génova busca “desmoralizar” al PSOE ante la debilidad de Sánchez y sin moción de censura posible: “Todo tiene un límite”
En el PP saben que la ruptura real de Junts solo llegaría con una moción de censura que no llegará. Pero señalan el “cansancio colectivo” ante una legislatura “imposible”. Todos los dirigentes endurecen el tono

Alberto Núñez Feijóo junto a Cuca Gamarra y Miguel Tellado en el Congreso de los Diputados. / A. Pérez Meca
Las dificultades que iba a tener el Gobierno a lo largo de la legislatura tras los pactos a varias bandas que Pedro Sánchez tuvo que firmar para ser investido se conocían desde el principio. Y que Junts jugaría -según el momento- a distintos partidos, también. El PP apostó desde el inicio por una oposición implacable y sin posible tregua, precisamente por la debilidad parlamentaria que sufren los socialistas. Esta semana se ha visto con total claridad cuando dejaron caer el decreto ley que subía las pensiones y mantenía las ayudas al transporte público. “No vamos a salvar nosotros a Sánchez”, resumen en Génova.
El escenario actual no es sencillo para el PP: la sensación es que cada semana que el Ejecutivo sufre un calvario parlamentario -son muchas- y que Junts señala con el pulgar hacia abajo -ocurrió esta semana con los tres decretos- vuelve a producirse “un punto de inflexión”. Otro más. Pero sin consecuencias directas que aceleren la caída del Gobierno. En el PP sí consideran que la cuestión de confianza promovida por Carles Puigdemont y a la que el Gobierno no quiere enfrentarse, “ha cambiado muchas cosas”.
Pero la amenaza de ruptura de Junts no se concreta más porque la respuesta -hasta ahora- es tumbar votaciones al Ejecutivo. Los populares saben, sin embargo, que la única ruptura definitiva posible sería el apoyo a una moción de censura que no se producirá.
En este contexto, la asfixia a Sánchez es la única vía posible para provocar que las elecciones generales lleguen cuanto antes. Que al menos sirva para acortar los plazos al máximo. “Todo lo que nos acerque a la meta”, resume un colaborador de Feijóo.
Y en ese intento de acercarse a la meta está la operación de “desmoralizar” al electorado socialista por la sensación de ingobernabilidad permanente. Una especie de “crisis de fe” en Sánchez, explican en Génova, al que han seguido siempre “y le han permitido todo” con tal de que la derecha no llegara a Moncloa.
La convicción en la cúpula conservadora es que “todo tiene un límite” y “el hartazgo” también de los socialistas al verse en el bucle permanente de la debilidad, de los pactos imposibles, de los golpes de efecto y de las condiciones de Junts tumbando votaciones a última hora puede acabar pasando factura.
A eso jugará el PP, más allá de la oposición ante las novedades que puedan surgir de los casos judiciales que también rodean al Gobierno. En la dirección nacional creen que hay una sensación colectiva de que “así no se puede seguir” y de que por mucho que Sánchez quiera resistir, los electorados acaban “cansándose” de “defender lo imposible” o “asumir como normal lo que directamente es irreal”.
Estrategia de presión con las pensiones
Esta vez los conservadores han afinado su estrategia volcándose en la pedagogía para explicar su posición -votarían sí a la revalorización de las pensiones si el texto deja de lado el resto de medidas que nada tienen que ver-, y pactando con sus comunidades autónomas el mantenimiento de las bonificaciones al transporte para paliar los efectos que sufren los ciudadanos. Aunque el presidente del Gobierno se niega a trocear un nuevo decreto ley, en Génova creen que el final de la película tendrá que ser ese y que “se demostrará” a lo que “cada uno jugaba desde el principio”.
Pero hasta ver si el Ejecutivo mueve ficha el PP ha decidido “ir al ataque absoluto” movilizando a todos sus portavoces y elevando el tono, incluso entre aquellos que normalmente juegan otro rol. Se vio también este viernes cuando la secretaria general, Cuca Gamarra, exigió elecciones al presidente: “Pedro, vete ya”, dijo revolviéndose contra los sindicatos por convocar una manifestación en la que culpan directamente al PP de congelar las pensiones desde la oposición: “A quien hay que pedir que mueva el culo es a Sánchez. A no ser que actúen como un brazo político de este Gobierno”. En Génova reconocían “el pretendido cambio de tono”, “adecuado con la gravedad de la situación”.
Los populares seguirán volcados en presionar a Sánchez en los próximos días. De ahí la moción registrada en el Senado que se debatirá el martes en un pleno extraordinario para instar al Consejo de Ministros que apruebe ya otro decreto ley específico.
La campaña en forma de recogida de firmas -vía change.org y en las calles- busca un respaldo social ante la negativa de “someterse al chantaje” y ver si realmente el relato lo han ganado en el PP, como piensan. Porque siempre supieron que dejar caer ese decreto era muy delicado. Tanto es así que algunas voces dentro del grupo mantuvieron sus dudas hasta el último momento. Fue Feijóo el que tuvo claro que había que apostar por el rechazo, aunque eso implicara un desgaste que ahora buscan como sea revertir o minimizar.
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