Perfil
Víctor de Aldama, un león herido en busca de su presa
Bravucón y capaz de llorar como un niño, así es el carácter del hombre que amenaza con tumbar el Gobierno de Pedro Sánchez
Paz Fernández
Como un león defendiendo su manada si se sentía atacado, pero también mostrando cierta vulnerabilidad cuando se veía obligado a tomar decisiones que rompían con su faceta de empresario y tocaban su halo más personal. Víctor de Aldama mostró en sus seis años al frente del Zamora CF su personalidad más arrolladora y lo hizo sin tapujos, ante quien fuera y sin miramientos, aunque luego tuviera que dar marcha atrás.
Un ejemplo claro se vivió en el estadio Ruta de la Plata el 6 de marzo de 2022 cuando, tras un partido y enfurecido ante las críticas, se coló en la sala de prensa para avisar de que "antes se va el equipo a la mierda, o desaparece, que este señor (en referencia al entonces director deportivo del Zamora CF) se vaya", para 15 meses después, y en el mismo escenario, tener que desdecirse y despedir entre lágrimas al que fuera su mano derecha y consideraba "su hermano" en el club.
Esas dos reacciones, la defensa a ultranza y exacerbada de los suyos hasta llegar a perder por completo las formas cuando se siente de alguna forma atacado, y el no poder reprimir las emociones en otras tantas situaciones mostrando su lado más frágil son dos características muy marcadas en la personalidad del hombre más buscado y nombrado en la actualidad, Aldama, ahora en boca de todos, que llegó a la capital del Duero para adentrarse en el negocio del fútbol y se marchó este pasado mes de junio "destrozado" emocionalmente, aunque obligado por la situación personal y judicial que atravesaba, y que tenía bloqueada a la entidad.
Acompañado de su socio en el Grupo Vivir, Aldama se mantuvo con un perfil bajo en sus primeras visitas a la ciudad en la primavera de 2018. Más callado y cauto de lo que años después se le pudo ver y en un segundo plano, dejaba hablar a Alfredo Ruiz Plaza que fue quien llevó la voz cantante para "convencer" a los socios del Zamora CF de la necesidad de venderles el club, como así hicieron. Tras esa prudencia inicial, como queriendo estudiar el nuevo terreno que pisaba, en principio desconocido para él, el carácter apasionado del empresario fue saliendo a la luz y sin esconderse.
A pecho descubierto protagonizó enfrentamientos públicos con dirigentes federativos como el presidente de la Territorial, Marcelino Maté, también con parte de la prensa, varios socios, árbitros…, reacciones que dejaban en evidencia a un Víctor de Aldama vehemente e incontrolable en momentos de tensión y que no podían detener ni los que lo rodeaban, y eso que muchos trataban de aplacarlo cuando veían que se lanzaba. Si algo no le gustaba, lo hacía saber y sin miramientos mostrándose como un león herido en busca de su presa. Lo decía desde el palco, en comparecencias de prensa improvisadas y en caliente, o donde le pillara.
Esos impulsos los protagonizó ante lo que creía falta de apoyos, frente a informaciones que no eran de su agrado o que, simplemente, no consideraba oportunas, pero también ante las críticas de los aficionados en momentos complicados deportivos y también económicos con deudas con Hacienda y Seguridad Social que, aunque ciertos, no quería que saliesen a la luz. En este contexto tampoco dudó en más de una ocasión en mostrar su hastío porque "en Zamora no se nos apoye", frase que acuñó en varias ocasiones añadiendo que "si Zamora quiere tener un equipo profesional y en la categoría que se merece, que apoyen y que tire todo el mundo y que tiren hacia el equipo. Y si no, que se queden en su casa porque estoy cansado, aquí los únicos que ponemos dinero somos nosotros, nadie más. Ya está bien".
"Por sentimiento y corazón"
De forma paralela a esos "arranques", Víctor de Aldama tampoco escondió en sus años al frente del club rojiblanco su faceta más "humana". En su etapa en la Presidencia se le vio emocionado, abatido, dando consuelo a jugadores y entrenadores, y vertiendo lágrimas al tomar decisiones, muchas de ellas con más corazón que cabeza, además de disfrutar como un niño sobre todo cuando las cosas en el "verde" salían a pedir de boca.
Cierto es también que el carácter del empresario se templó en el último año que estuvo presidiendo el Zamora CF. Con las cuentas en vías de saneamiento, como más tarde estuvieron, Aldama se mostraba más accesible, y era relativamente sencillo hablar con él, sobre todo a través de WhatsApp, aplicación por la que se comunicaba con rapidez y normalidad, dando respuesta a cualquier cuestión casi de forma inmediata, hasta que el pasado febrero, con su primera detención, todo se paralizó.
Un empresario de carácter fuerte, capaz de enfrentarse a cualquiera, desmedido en ocasiones, a veces bravucón e irreverente, pero al mismo tiempo protector con su círculo más cercano
A pesar de su puesta en libertad con cargos su fuerte personalidad se frenó. No era el mismo Víctor de Aldama. Llegaron meses de silencio, con tan solo una visita fugaz al vestuario del primer equipo antes de un partido sin que nadie le viera y sin llamar la atención. Lo que tiempo antes era una exposición provocada se tornó en una buscada discreción que solo se rompió en el ascenso a Primera RFEF. En Madrid, a pocos kilómetros de su domicilio, la presencia de Aldama podía esperarse y los que le conocen, dada su personalidad, veían difícil que pudiera reprimirse a ser testigo presencial de un partido histórico. Es evidente que ahí Víctor de Aldama veía su final en la Presidencia del Zamora CF y, a pesar de intentar pasar lo más desapercibido posible, en Matapiñonera salió su "yo" más frágil fundido en abrazos con varios futbolistas y miembros de la entidad.
La incursión de Aldama en el balompié llegaba a su fin el pasado 26 de junio firmando la venta de sus acciones del Zamora CF y ahí se rompió emocionalmente, admitiendo de forma privada y pública estar "destrozado y con el corazón roto" por deshacerse del club que se convirtió en algo más que un simple negocio para él, pero los más cercanos a admitían que lo hizo sabiendo que era la única opción para dar vida al Zamora CF.
Se cerraba así una etapa del Zamora CF y se despedía a un empresario de carácter fuerte, capaz de enfrentarse a cualquiera, desmedido en ocasiones, a veces bravucón e irreverente, pero al mismo tiempo protector con su círculo más cercano y con los que consideraba de los suyos.
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