TRÁFICO DE SERES HUMANOS
El capo de la prostitución en Torrejón captaba mujeres por Instagram prometiendo papeles y 8.000 euros al mes: "Las niñas que den problemas..."
La justicia apura su investigación contra la banda de Víctor Manuel, un dominicano de 31 años acusado de liderar una organización criminal en Madrid
A Víctor Manuel, un dominicano de 31 años afincado en Madrid, le gustaba hacer promesas a las jóvenes colombianas a las que contactaba por Instagram para intentar captarlas para la red de prostitución que lideraba en Torrejón de Ardoz: salarios de entre 4.000 y 8.000 euros al mes, papeles para poder entrar y salir libremente de España, un piso en el que vivir junto a otras cinco compañeras y un horario con tiempo libre para ellas.
Sin embargo, según la investigación judicial a la que ha tenido acceso El Periódico de España, incluso dentro de esa primera seducción, esos primeros mensajes llenos de sueños vacíos acerca de una nueva vida que le enviaba a mujeres en dificultades económicas, había una última promesa que más bien era una amenaza: "Las niñas que den problemas, las regresamos a su país una vez esté pagada la deuda".
Al final, la vida que se encontraron estas jóvenes una vez llegaron a Madrid estuvo más cercana a la esclavitud que a un nuevo comienzo. No podían salir salir libremente del apartamento en el que eran confinadas, salvo para atender a los clientes; eran obligadas a consumir drogas para aguantar turnos de hasta 15 horas y la banda que las retenía no dudaba en amenazarlas de muerte a ellas y a sus familiares si alguna intentaba huir.
Fue el pasado otoño cuando la Guardia Civil y la Policía Nacional se encontraron señalando, al mismo tiempo, el mismo nombre: Víctor Manuel M., un dominicano, ahora de 31 años, que presuntamente lideraba una organización criminal dedicada a la trata de seres humanos con fines de explotación sexual en un piso de Torrejón de Ardoz, Madrid.
Doce detenidos
Uno de los detonantes que llevaron a su detención fue el límite al que llevó a una de las chicas, Elieth, una joven colombiana de apenas 23 años a la que, según las testigos protegidos que la vieron aquella noche de noviembre de 2022, se habría obligado a consumir cocaína para aguantar un turno de 15 horas.
"Si el cliente quería que la mujer consumiera, ellas estaban obligadas a hacerlo. Elieth llegó de un servicio muy complicado en el que tuvo que consumir mucho y la vi desorientada, orinada y en muy malas condiciones. Víctor no permitió que fuera al médico". No lo hizo a pesar de que se llegó a "temer por su vida".
De la investigación resultante de la operación Nechi-Palmira, a la que ha tenido acceso El Periódico de España y que se encuentra ahora mismo en manos de un juez de Torrejón de Ardoz, resultó la detención de los doce miembros de la organización criminal y la liberación de diez mujeres, algunas de las cuales han pasado a ser testigos protegidos. Durante los registros, se encontraron dos armas —un fusil de asalto de 'airsoft' y una pistola de fogueo—, que, sin ser letales, sí que resultaban intimidatorias.

Una de las armas incautadas a la organización durante los registros de la Guardia Civil / GC
Captaba por redes sociales
Para llegar hasta sus víctimas, Víctor Manuel utilizaba captadoras, es decir, mujeres que localizaban los perfiles de las chicas en Instagram y que hacían un primer contacto con ellas para transmitirles confianza. Una vez superado el primer filtro, les hacía una videollamada y, si le gustaban, les planteaba una oferta de trabajo, que, si bien ocultaba muchas mentiras, no escondía que tenía como finalidad ejercer la prostitución en España.
"Nosotros te traemos, te pagamos el vuelo y todo; si no tienes pasaporte te lo sacamos igual, pero la duración mínima es de ocho meses a un año. Al igual, si quieres quedarte en España no hay problema, también contamos con la opción de que, una vez que lleves un año, podamos darte papeles para que puedas salir y entrar del país cuantas veces quieras", explicaba en su oferta de trabajo Víctor Manuel.
Junto a él se encontraba una mujer, Lina, una colombiana de entonces 19 años que se llevaba, supuestamente, el mismo porcentaje que Víctor Manuel, con el que supuestamente mantenía una relación sentimental. El perfil que buscaban eran mujeres que, o bien ya estaban ejerciendo la prostitución en sus lugares de origen, o estaban en situación de desprotección, por lo que la vida que se les narraba se convertía en una vía de escape para ellas. Por esa vulnerabilidad, no les parecía extraño "ni la posibilidad de regularizar su situación ni el importe de la deuda", algo que sería "utópico para cualquier persona que conozca la situación económica y social de España".
La deuda con la mafia empezaba en 4.000 euros
A una de las 'chicas' que hoy constan como testigo protegido en el caso contra él, le hizo una videollamada junto a una de las madames nada más conocerla para pedirle sus datos personales. ¿El objetivo? Comprarle un billete de avión cuanto antes para que viajara a España y, así, presionarla para que aceptase la oferta de trabajo.
"Al ver que es todo muy apresurado, comienza a declinar la oferta, pero Víctor y la madame le insisten", explican la Guardia Civil y la Policía Nacional en uno de los informes a los que ha tenido acceso este periódico. Presionaban, de esta forma, a la víctima para aceptar una proposición que estaba envenenada desde el origen, pues, sin saberlo, esta mujer "ya había generado una deuda" con la organización criminal.
La deuda, de 4.000 euros, debía pagarse con los servicios, destinando supuestamente la mitad de los 110 euros que cobraban por una hora con ellas a amortizar el préstamo y otro 50% para que se lo quedasen ellas. Sin embargo, la investigación cree que les estafaban parte del dinero que facturaban con ellas llegando, por ejemplo, a descontarles dinero si tardaban más de 10 minutos en volver al piso entre un servicio y otro.

Pistola de fogueo incautada durante los registros en Torrejón, Madrid / GC
Por ejemplo, una de las mujeres liberadas por la intervención policial ha explicado que, en un mes trabajando para ellos, apenas había amortizado 470 euros del préstamo. Si alguna de ellas manifestaba su voluntad de irse del piso de Torrejón antes de devolver el dinero, tanto ellas como sus familiares eran amenazados, y, si por algún casual, conseguían pagarlo, les obligaban a quedarse al menos ocho meses más.
Una de las jóvenes explica que, en ese piso, "había normas de las que Víctor no le había hablado nunca": "no podían salir ni hacer nada libremente", y, por supuesto, "tampoco tenían días libres". Por eso, al poco de llegar decidió huir del apartamento en Torrejón junto a otra de las chicas, y, según explicó a la Policía, el cabecilla de la organización llegó a llamar a sus familiares para amenazarles "con desmembrarlas y matarlas" si no pagaban la deuda que mantenían con él.
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