Elecciones generales 23J

Los aliados de Sumar chocan con Yolanda Díaz por la estructura de la coalición

El partido de Ada Colau o Compromís reclaman mantener su identidad en la coalición

La vicepresidenta segunda del Gobierno y líder de Sumar, Yolanda Díaz.

La vicepresidenta segunda del Gobierno y líder de Sumar, Yolanda Díaz. / David Oller - Europa Press

Ana Cabanillas

De "movimiento ciudadano" a candidatura electoral. Yolanda Díaz continúa trabajando a contrarreloj por traducir su proyecto, Sumar, en una papeleta que aúne a los partidos a la izquierda del PSOE. Pero la traducción no es fácil, más aún cuando en las negociaciones intervienen una docena de formaciones con sus intereses propios, que en ocasiones chocan con el planteamiento inicial de la vicepresidenta.

Es lo sucedido con algunas de las fuerzas aliadas de Sumar como Compromís o Catalunya en Comú, el partido de Ada Colau. En el caso de los primeros, ya han reclamado públicamente una serie de condiciones para integrarse en el proyecto político de Díaz, pidiendo liderar las listas por las circunscripciones del territorio. Un reparto acorde con los resultados salidos del 28M, donde Podemos desapareció de la Comunidad Valenciana tanto a nivel autonómico como en el ayuntamiento de la capital.

Estatus propio

Entre sus peticiones destaca la inclusión de su nombre en la papeleta electoral para darle un papel "indiscutiblemente valenciano", sostienen desde el partido. Y este detalle no es baladí. Ya en 2015 Compromís concurrió a las generales en confluencia con Podemos, en una alianza que terminó poco después en una sonora ruptura. Por entonces, el partido de Joan Baldoví también hizo valer su identidad frente a Pablo Iglesias, con quien selló la coalición valenciana 'És el Moment', que incluía en la papeleta los nombres de Compromís y Podemos.

En el centro, Lilith Verstrynge, Ada Colau y Alberto Garzón este domingo en Barcelona.

En el centro, Lilith Verstrynge, Ada Colau y Alberto Garzón este domingo en Barcelona. / EFE

Lo mismo sucedió con Catalunya en Comú, que desde 2015 ha mantenido una relación de confluencia con Podemos: con una coalición estrictamente catalana que unía al partido de Ada Colau con la organización morada. Esta circunstancia le otorgaba un estatus propio dentro del grupo confederal, que le permitía mantener su seña de identidad y le brindaba cierta autonomía frente a la cúpula morada. Esta posición ha elevado la figura política de los comuns más allá de Catalunya.

Y esta relación es precisamente la que quieren reeditar valencianos y catalanes, que abogan por repetir este esquema de coaliciones territoriales y que Sumar se presente con fórmulas distintas en según qué regiones para fortalecer las identidades propias. Una reclamación que en las últimas horas también ha deslizado Alberto Rodríguez, ex diputado de Podemos y fundador de Drago, que ha admitido estar en "pleno proceso de diálogo" con Sumar, a quien reclamó “respeto claro y tajante al derecho del pueblo canario para configurarse como un sujeto político propio”. Una exigencia en línea con los planteamientos puestos encima de la mesa por los comuns y Compromís.

Varias coaliciones

Estas peticiones se traducirían en la existencia de varias coaliciones de Sumar, cada una con los aliados implicados en cada territorio y con sus respectivos órganos de dirección de la coalición. Una fórmula que daría más libertad a sus aliados, pero que choca con el planteamiento que Yolanda Díaz ha venido defendiendo en los últimos meses.

"Sumar no es ni va a ser una sopa o suma de siglas. No me interesa nada", ha asegurado en distintas ocasiones, la última en abril, después de su lanzamiento electoral en Magariños. La vicepresidenta segunda ha defendido siempre que Sumar es un "movimiento ciudadano", y no una "plataforma electoral", pero el registro de su partido el pasado martes precipita una serie de pasos que se tendrán que concretar en una fórmula jurídica.

El rechazo de la gallega a las "sopas de siglas" cierra la puerta a la existencia de distintas coaliciones y aboca a un bache en las negociaciones con Compromís o el partido de Ada Colau. Aceptar las propuestas de estas formaciones supondría además sentar un precedente para el resto de partidos, y abrir la puerta a que Podemos también reclame un papel preponderante en la papeleta, en caso de que haya finalmente acuerdo.

Acelerón con Compromís

Las negociaciones de Díaz y los morados se están llevando con la máxima discreción, con el objetivo de blindar las conversaciones y tratar de dar más garantía para que fructifiquen. Pero la debilidad del partido de Ione Belarra les sitúa en una frágil posición que, sumada a la existencia de una docena de formaciones, deja un puzzle difícil de encajar. Los plazos tampoco ayudan. El próximo viernes 9 de junio como tarde deberá registrarse la coalición -o las coaliciones- de Sumar ante la Junta Electoral, y el tiempo apremia.

Más aún en el caso de Compromís, que está formado a su vez por varios partidos que deben ratificar por separado en un Consell Nacional los términos del acuerdo. Una votación que se prevé para mediados de la semana que viene, lo que podría acelerar las negociaciones de Yolanda Díaz con su aliado valenciano.