Análisis

Mayores en política: pocos pero influyentes

La candidatura de Tamames en la moción de censura ha puesto el foco en la participación de los 'séniors', a menudo discriminados, en los asuntos públicos | Los expertos piden más contacto intergeneracional para evitar la incomprensión mutua y advierten del creciente poder de decisión del colectivo

Ramón Tamames en el Congreso

Ramón Tamames en el Congreso / David Castro

Daniel G. Sastre

En mitad de la somanta de palos parlamentaria que Aitor Esteban estaba dispensando a Ramón Tamames el pasado martes, el portavoz del PNV le dijo al candidato a presidente del Gobierno propuesto por Vox: "Hay un tiempo para estar y otro para marcharse". Hasta ese momento, nadie se había atrevido a hablar en esos términos al veterano economista, primero comunista y ahora instrumento de la extrema derecha. La Cámara había escuchado entre divertida y displicente las intervenciones de Tamames, pero no se había hecho referencia a la edad del candidato.

¿Condicionaron los 89 años de Tamames el debate en el Congreso? Sea cual sea la respuesta, está fuera de duda que la sociedad privilegia lo joven y desecha lo viejo. El edadismo, que es como se ha venido a llamar el cóctel de estereotipos, prejuicios y discriminación que sufre una persona en función de su edad, es un problema creciente que ha merecido en los últimos meses informes de numerosas instituciones, incluida la ONU. Normalmente afecta a los ancianos, pero también lo padecen los jóvenes a los que, por ejemplo, no se toma en serio en el trabajo por su aspecto. Indudablemente, en el debate de esta semana había un elefante en el hemiciclo que casi nadie se atrevió a mencionar.

Tamames no puede subir a la tribuna de oradores y tiene que intervenir desde el escaño de Abascal; Tamames se apoya en un ujier para llegar al hemiciclo; Tamames se queja de la duración del debate y a ratos parece quedarse traspuesto. Durante el transcurso de la moción de censura no se hizo apenas alusión a las servidumbres de la edad, pero, desde que se supo que el candidato de Vox sería un excomunista casi nonagenario, los memes y los análisis periodísticos no han evitado la burla abierta por su edad, la condescendencia o la infantilización.

Una "gran vanidad"

La periodista Maruja Torres siguió el debate y lo comentó en la Ser y en Twitter. En esos foros, ella, que hace unas semanas protagonizó un programa de Jordi Évole que reflexionó entre otras cosas sobre el envejecimiento -"ser vieja no es un insulto, es un logro", dice en un momento dado–, no escatimó en alusiones a la edad de Tamames. "Lo cononocí cuando éramos jóvenes, en uno de sus cambios de chaqueta", dice Torres en conversación con este diario acerca de una de las mutaciones políticas del veterano economista. "Ya entonces, Manuel Vázquez Montalbán se reía de lo quedó evidente el otro día en el Congreso: de su gran vanidad", añade.

Maruja Torres, que acaba de cumplir 80 años, no empatizó con Tamames. "No me sentí representada. Me sentí representada por el de la barba, por ese sí", afirma en referencia a Agustín Zamarrón, el diputado más veterano (77 años) del Congreso. "No creo que la edad deba condicionar el juicio político sobre alguien. Ni la edad ni el tamaño de las tetas, por ejemplo", añade gráficamente. Y concluye acerca de Tamames: "La ideología sí, y sobre todo los actos. Y este señor tiene un carrerón".

"No importa la edad, sino los actos. Y Tamames tiene un carrerón", critica Maruja Torres

Ramón Tamames

Ramón Tamames / DAVID CASTRO

Hay otros miembros de su generación que creen que no se hizo justicia con Tamames. "Sin entrar en consideraciones políticas, se le ha tratado con extraordinario edadismo", dice Carlos San Juan, de 79 años. Este urólogo jubilado se hizo famoso hace algo más de un año por impulsar la campaña 'Soy mayor, no idiota', para la inclusión financiera de los mayores. Tuvo un éxito de público extraordinario, que propició que los bancos firmaran un código de buenas prácticas (de cumplimiento voluntario, eso sí). "Ha mejorado el horario y ha mejorado el acceso a la atención personal, e incluso a las ayudas cuando hay dificultades en el cajero", afirma. Sin embargo, se queja de que la crisis bancaria provoca que sigan cerrando sucursales, lo cual deja a mucha gente mayor sin una oficina cerca.

Una ley en capilla

También obtuvo atención del Gobierno, que le prometió que impulsaría una ley de defensa del usuario financiero. Esa norma ha recibido un impulso en las últimas semanas: "El 9 de marzo nos reunimos con, entre otros, la vicepresidenta Nadia Calviño y el gobernador del Banco de España, y ella dijo claramente que las libretas se mantendrán y que la ley se agilizará lo suficiente para que pueda salir en esta legislatura".

San Juan no está tan contento con Pedro Sánchez; le reprocha que presuma de haber rejuvenecido el Gobierno. "Nuestro presidente se hizo un autoelogio cuando dijo que había constituido el gobierno más joven de la democracia. Eso me hirió, es una forma absoluta de edadismo", afirma.

"Cuando Pedro Sánchez presume de gobierno joven es una forma absoluta de edadismo", dice Carlos San Juan

El enaltecimiento de la juventud no es un fenómeno reciente, pero varios expertos coinciden en que se ha intensificado en los últimos años. "Hoy hay multitud de empresas que promueven que no se envejezca, que transmiten que lo de hacerte mayor es un rollo, que ofrecen cirugía porque cuantas menos arrugas tengas, mejor. Se ha distorsionado incluso el lenguaje: ya no se dice ‘eres activo’ ‘eres simpático’, sino ‘pareces joven’", afirma Maria Jesús Comellas, profesora emérita del Departamento de Pedagogía Aplicada de la UAB. Como "no está bien visto hacerse viejo", la gente "intenta disimular" su edad, continúa.

Ella, que cumplirá 80 años el mes que viene, está a punto de publicar el libro 'Soc gran i encara puc', y se rebela contra el papel que parece reservarle la sociedad: "Esta manera de pensar es más propia de lo que pasaba hace 100 años. Ahora la gente se hace mayor con más salud, con más formación y con más calidad de vida. Ahora, con 65 años hay una esperanza de vida de 20 o 30 años más, y sin embargo todo un colectivo nos sentimos desprestigiados y marginados por razón de edad".

El lobi nortamericano

Otra profesora universitaria, Mercedes Ayuso, catedrática de Estadística Actuarial de la UB, da un dato revelador: solo el 4,3% de hombres y el 2,7% de mujeres españoles mayores de 65 años participan en alguna actividad política. Paradójicamente, el poder de decision de ese colectivo es alto, porque es muy numeroso, y lo va a ser cada vez más en los países desarrollados. En Estados Unidos, por ejemplo, "los mayores son claramente un lobi", dice Ayuso. No parece casualidad que los dos candidatos más probables en las elecciones de EEUU del año que viene, Joe Biden y Donald Trump, pertenezcan a esa franja de población. El actual presidente tiene 80 años, y el expresidente, 76.

Solo el 4,3% de hombres y el 2,7% de mujeres españoles mayores de 65 años participan en alguna actividad política

"EEUU es un claro ejemplo: el grupo poblacional de personas mayores es y va a ser tan grande en las próximas décadas que estarán presentes en muchas áreas de actuación. En política y muchas más", afirma Ayuso, que presentó el 7 de marzo en el Parlamento Europeo un informe sobre la calidad de vida de los mayores.

Todos los entrevistados coinciden en la importancia de la principal recomendación para luchar contra la discriminación que aporta el informe mundial sobre el edadismo publicado por Naciones Unidas el año pasado: el contacto intergeneracional. "Yo también tenía la soberbia de los jóvenes, y los viejos me parecían poco interesantes. Pero cuando te encuentras con una persona mayor que te despierta cosas se te cae la venda de los ojos", asegura Maruja Torres. Carlos San Juan lanza una idea: "Yo establecería una especie de residencia que sustituyera a los actuales colegios mayores y que fueran mucho más baratas, y mixtas. En una habitación, jóvenes que no puedan pagar un alquiler; en otra, una familia de mayores. Y que alternaran en los lugares comunes. La separación actual es artificial, a mí me gusta hablar mucho con los jóvenes". María Jesús Comellas remata: "No se trata de que los mayores vayan a contar cuentos a niños o que los adolescentes expliquen cómo funciona el móvil. Se trata de que no haya guetos por edad". 

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