Memoria histórica

1.786 cuerpos: Sevilla cierra la mayor fosa de represaliados desde Srebrenica

Este martes, familiares de los represaliados han sido los encargados de echar las palas con tierra que han marcado simbólicamente el final de los trabajos de exhumación

Familiares de víctimas del franquismo cierran hoy la fosa común de Pico Reja

Vídeo: Agencia ATLAS | Foto: EP

Isabel Morillo

Nadie podía imaginar en enero de 2020, cuando empezaron las excavaciones, la magnitud de la fosa de Pico Reja en el cementerio de Sevilla. El último informe de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, responsable de las exhumaciones y datado de enero, lo deja claro: la cantidad de evidencias encontradas de cuerpos y represaliados provocó “una importante distorsión en el planeamiento de los trabajos desde el primer día”.

Las cifras de los hallazgos en esos 700 metros cuadrados abruman: 1.786 asesinados con signos evidentes de represión, restos de más de 10.000 cuerpos, 4.781 ataúdes, 3.342 osarios y 163 pruebas de “material aislado”. La mayor fosa común abierta en Europa Occidental desde el genocidio de Srebrenica en la guerra de Bosnia Herzegovina y la mayor de toda España. Una fosa que desde la capital de Andalucía da fe de la masacre que fue la Guerra Civil española.

Este martes, familiares de los represaliados han sido los encargados de echar las palas con tierra que han marcado simbólicamente el final de los trabajos de exhumación y el sellado de la fosa, en cuya superficie se construirá un osario-memorial y un columbario. Con ese gesto culmina en el cementerio sevillano “el mayor proyecto de recuperación de la memoria histórica que se ha llevado a cabo en todo el territorio español”, recordó el alcalde de la ciudad, Antonio Muñoz.

Evidencias de violencia

Matilde Hermoso, la nieta de quien fuera alcalde de Sevilla; Josefa y Carmen Amado, las hijas del concejal Rafael Amado; Purificación Oliver, la nieta de otro concejal, José Manuel Puelles; estaban entre los presentes. Como Miguel, nieto de Miguel Guerrero, miembro de la Columna Minera o Ángel, hijo de Eugenio Rodríguez, sindicalista de la fábrica La Cartuja fusilado en 1936; o como Ana, sobrina de Ramón y Antonio Sánchez, dos vecinos del Cerro del Águila, del Partido Comunista que fueron asesinados. Todos acudieron emocionados a un acto que cierra heridas y que ha tenido detrás el empuje de las asociaciones memorialistas de Andalucía.

La brutalidad queda pegada a los huesos hallados, algunos rotos, manos atadas a la espalda, balas a bocajarro en el cráneo o en las extremidades, arrojados como a un vertedero, de espaldas, sin ataúd, algunos con sus pertenencias. Se estima que hay restos de asesinados de toda Andalucía y de otros puntos de España.

Entre los restos exhumados están los de los combatientes de la Columna Minera, que llevó a los mineros desde Huelva a Sevilla para liberar a la ciudad del general Queipo de Llano , recientemente exhumado de la Basílica de la Macarena.

Aún no hay resultados de las pruebas de ADN, hay un millar de muestras en el banco genético habilitado en la Universidad de Granada, que dependen de la Junta de Andalucía. Hasta la fecha no se ha logrado todavía ninguna identificación, ni por los restos óseos, ni a través de alguna característica descrita por los familiares.

“Mi padre se levantó y dijo ‘Anita, dame la chaqueta’, a mi madre. La chaqueta para qué si le vamos a hacer unas preguntitas y ya está. Hasta hoy. Yo tenía cuatro añitos y preguntaba y papá y papá y papá. Parece que lo estoy escuchando”, dice Josefa Amado, una de las hijas de las víctimas, que se rompe aún hoy, con una edad muy avanzada y sentada en una silla de ruedas. “Yo llevo dos años de espera diciendo a ver si puede ser, a ver si llegaba yo, claro, que tengo 97 años”. “Mi padre tenía 28 años cuando lo asesinaron. Mi madre se quedó viuda con 26. Yo quedé sin padre con dos años y medio y mi hermana con uno. Por la fecha por la que lo asesinaron creemos que está aquí”, añade otro hijo de asesinado.

Ayuntamiento, Diputación, Junta de Andalucía y Gobierno central han cofinanciado los 1,5 millones de euros de inversión de las tareas de exhumación, ejecutadas por la Fundación Aranzadi, desde 2017, cuando empezaron los trabajos en otras fosas cercanas. Pico Reja es una de los ocho enterramientos que hay en el cementerio. “Y hemos descubierto que la realidad era mucho peor de lo que se estimó en las previsiones iniciales y en los estudios que nos sirvieron como referencia para iniciar esta actuación”, admitió Muñoz.

El osario-memorial Pico Reja será triangular, un pico de tres aristas y tres entradas, que se referirán a la “verdad, justicia y reparación”. Contará, además, con un árbol de la memoria, un ciprés, en medio.