La militancia de Junts ha decidido que el partido salga del Govern y rompa con ERC. Tras una consulta interna que ha puesto en peligro el futuro del Consell Executiu y que amenaza con una escisión de la propia formación, se impuesto el ala favorable a la ruptura. Con una participación del 79,18%, un 55,73% se ha decantado por salir y un 42,39% por continuar.

La tesis defendida por el círculo de la presidenta de JxCat, Laura Borràs y por el exlíder del partido y 'expresident' de la Generalitat, Carles Puigdemont, se ha impuesto a los afines al secretario general, Jordi Turull, y a los 'consellers', además de aquellos que tienen antecedentes en Convergència y el PDECat. Así el sector apegado a la confrontación ha ganado la partida a los que blanden la gobernabilidad.

La ejecutiva se reúne a partir de las 17.30 horas en la sede de la formación para analizar los resultados y asentar las bases de futuro, con la puerta abierta a posibles abandonos en la dirección y con probables peticiones de asunción de responsabilidades a las primeras espadas. La negativa de Esquerra a asumir las tres condiciones que exigía Junts para continuar -la unidad en Madrid, la dirección estratégica del 'procés' y que la mesa de diálogo se acote a la amnistía y la autodeterminación- sitúa al partido fuera del Govern, así que deberá encarar ahora cómo afronta la oposición al 'president' Pere Aragonès, tras más de un mes y medio en plena ofensiva contra él, con la consiguiente pérdida de cargos, poder e influencia. Los titulares de las Conselleries pusieron su cargo a disposición del partido así que, tras la decisión de las bases, presentarán el lunes su dimisión.

Todo esto tras dos ultimátums que han terminado con le partido roto. El primero, realizado a finales de agosto, con el debate de política general como fecha límite para que el jefe del Govern atendiera sus demandas y, el segundo, después de la amenaza de una cuestión de confianza, por un plazo de tres días, el pasado fin de semana. Este último, tras el cese fulminante del 'vicepresident' Jordi Puigneró al no haber informado a Aragonès de la maniobra posconvergente en el pleno.

Las exigencias

Las últimas negociaciones fueron del todo infructuosas porque Junts elevó el precio de sus demandas y ERC se mantuvo inamovible, aunque el 'president' sí se abrió a explorar vías de entendimiento. Junts hizo llegar una primera propuesta al 'president' el viernes pasado por la noche, en la que desmenuzaban cuatro peticiones para salvar el Executiu.

La primera, crear el espacio de coordinación estratégica hacia la independencia, que la formación acompañó de un anexo en el que solicitaba que fuera el Consell per la República –la entidad parainstitucional que dirige el expresidente Puigdemont desde Bruselas- el que acogiera este nuevo ente, algo que ERC consideró un "tutelaje".

La segunda, sobre la mesa de diálogo, requería de que Aragonès aceptara la alineación que propuso Junts, algo que el ‘president’ vetó al tratar de incluir a personas que no son ‘consellers’, algo que rebajaba el rango que se pretendía dar al ente. La tercera, sobre la unidad en Madrid, sostenía que la actuación de ERC y Junts en las Cortes generales fuera consensuada previamente dentro del Executiu y, en leyes de peso para la estabilidad del Gobierno -como los Presupuestos Generales del Estado-, que fuera también fruto de una negociación conjunta. Una opción que los republicanos rechazaron atendiéndose al resultado de las elecciones, que les dieron 13 diputados y a sus socios, tan solo cuatro.

En esa primera oferta, se incluyó también la restitución de Puigneró, una solicitud que fue interpretada en Palau como la muestra de la "nula" voluntad de llegar a un pacto, y que en una segunda oferta, enviada el domingo por la noche, decayó. Ahí se fijaba la primera reunión de coordinación del ‘procés’ para el 15 de noviembre; que la delegación catalana a la mesa de diálogo se abriera a los diputados de Junts en el Parlament y que fuera en un encuentro entre las cúpulas donde se aclarara cómo coordinar los partidos en el Congreso y en el Senado. Aragonès volvió a descartarlas y solicitó una propuesta "seria".

ERC debe ahora analizar también el resultado y repensar posibles puentes que eviten someter al Govern en la inestabilidad, eso es, con el apoyo puntual de 'comuns' y PSC. El primer movimiento será elegir los perfiles que deberán ocupar las siete Conselleries que quedan vacantes y elegir a un nuevo vicepresidente. La posconvergencia, por su parte, tiene el reto de sobrevivir a una crisis interna desde la oposición.