La defensa del excomisario José Manuel Villarejo ha denunciado en su juicio la existencia de un proceso penal "inabordable" y "preparado" para destruirle, un "maremágnum" de piezas que el tribunal no tendrá tiempo de juzgar y en el que el objetivo es perseguir al "elefante", aunque para ello se pisen "muchas hormigas".

La Audiencia Nacional ha iniciado este lunes la última semana del juicio al excomisario por servirse presuntamente de su cargo para sus negocios privados, una acusación que está intentando combatir el letrado Antonio José García Cabrera con su informe en defensa de Villarejo, que se enfrenta a una petición del fiscal de más de 80 años de prisión por tres piezas del caso Tándem.

El letrado ha cargado duramente contra un procedimiento penal que considera "preparado", "prospectivo", y que "sólo es una apariencia para eliminar a un testigo incómodo que el propio sistema creó", una causa "inabarcable" que "nadie" puede controlar y juzgar porque "esta Sala no tendrá años, siglos; el señor Villarejo ya no vivirá. Es imposible".

"Todos sabían que esta causa era contra el elefante y que se iban a pisar muchas hormigas sin ningún tipo de miramiento porque se iba contra el elefante", ha aseverado.

Para el letrado, esta macrocausa se parece a la Hidra de Lerna, un monstruo mitológico con forma de serpiente que, "cada vez que se le cortaba una cabeza, salían dos", en referencia a un procedimiento que acumula ya 34 líneas de investigación.

En este juicio se ven tres proyectos encargados a Villarejo en los que supuestamente se accedieron a datos confidenciales a cambio de dinero. Según la defensa, sin embargo, esa información procedía de fuentes abiertas y además nadie comprobó si era real y "no una mera especulación" del excomisario.

Porque el abogado ha tratado de rebajar los trabajos que realizó Villarejo para sus clientes y le ha presentado como alguien "argumentativo, imaginativo" que en las reuniones exageraba y trataba "datos absolutamente absurdos" y presentaba informes con "enormes debilidades". "¿A estas alturas alguien puede dudar de lo excesivo que es el señor Villarejo?", ha preguntado a la Sala.

Y, en una especie de analogía religiosa, le ha equiparado a un sacerdote que trataba con personas que estaban desesperadas, de modo que en sus conversaciones -cuyas grabaciones no reconoce- cabía "todo, hasta la maldad", sin que eso signifique que lo que allí se hablaba iba a realizarse en realidad. Él, ha dicho, actuaba como abogado, y por eso considera que se "están criminalizando" conversaciones entre cliente y letrado.

También ha criticado el informe del fiscal Miguel Serrano, que se refirió a Villarejo como un "policía corrupto" envuelto "bajo la bandera del patriota" y bajo un "lenguaje soez, homófobo, machista (...)". "¿Hacía falta?", se ha preguntado el abogado, para quien esas y otras palabras del fiscal como la de "secuaces" demuestran "una inquina personal" hacia su cliente.

"Esto parece una novela del Coyote y estamos defendiéndonos en un desfiladero al que nos ha llevado la instrucción y el Ministerio Fiscal. Esto es un pelotón de fusilamiento", ha lamentado.

Ha expuesto que la causa debió haberse ceñido en todo caso a la denuncia anónima que dio lugar a la Operación Tándem, cuya autoría ha atribuido al CNI, y que se limitaba a un encargo relacionado con el Gobierno en Guinea Ecuatorial conocido como proyecto King, ya que en los demás casos que se le abrieron se fueron buscando delitos para imputarle, "algo de todo punto ilegal".

Para el letrado, ha quedado corroborado que Villarejo tenía la condición de agente secreto y utilizaba sus empresas para colaborar en operaciones con el Estado con el visto bueno de distintos gobiernos y ministros del Interior, por lo que ha reprochado que se le acuse de crear "una estructura policial al margen del estado, cuando era el Estado mismo, para bien o para mal".

Y se ha preguntado dónde estaban los sucesivos presidentes del Gobierno o sus ministros del Interior que avalaron sus actividades: "¿Jorge Fernández Díaz es el único con el que Villarejo trabajó?", y también esos amigos de Villarejo que conocían todo lo que había hecho y al que después decían casi no conocer por temor a "la destrucción personal" que supone acercarse al excomisario.

Una vez más, el abogado ha asegurado que fue el CNI quien encargó a Villarejo visitar a Corinna Larsen en Londres (cuyas conversaciones con ella pusieron al descubierto las cuentas secretas vinculadas al rey emérito) y también le ha adjudicado la identidad del presunto agente del CNI que medió en la entrega del rescate del barco Alakrana, conocido como "Pepe el misterioso".