Primero fue Castilla y León, después Andalucía y ahora será la Comunidad Valenciana. El PP busca señales para certificar un inexorable cambio de ciclo electoral. Alfonso Fernández Mañueco las proporcionó sólo a medias ya que el gobierno de la Junta depende de Vox, pero la mayoría absoluta de Juanma Moreno infringió al PSOE un castigo mayúsculo, que ha obligado a Pedro Sánchez a revisar su estrategia. Quedan 15 meses para las elecciones generales y los populares, con las encuestas de cara desde el aterrizaje en Génova de Alberto Núñez Feijóo, buscan propinar un nuevo golpe a los socialistas en la Comunidad Valenciana. Tanto el PP como el PSOE tienen previsto volcarse en este territorio.

En el PP ven esta autonomía como la plaza más significativa de la batalla de mayo por distintos motivos. El primero es que solo dos de sus presidentes autonómicos se examinan en esta cita. Como ya hubo elecciones en Andalucía (en junio), Castilla y León (frero) y antes en Galicia, realmente solo Isabel Díaz Ayuso y Fernando López Miras optan a la reelección. Y los dos gobiernos repetirán con mucha probabilidad y amplia mayoría. Por eso, para el PP es fundamental ganar nuevos ejecutivos autonómicos: será lo que realmente determine si el mapa autonómico empieza a teñirse de azul donde en 2019 era de color rojo.

Y en Génova no esconden que en este momento la Comunidad Valenciana es “la clave”. Significaría recuperar un feudo importantísimo y lleno de simbolismo para el PP y, de paso, desbancar a uno de los principales barones socialistas, Ximo Puig. “Las sensaciones siguen siendo muy positivas. Tenemos opciones de conseguirlo”, repiten en la dirección nacional y en el PP valenciano. “Estamos muy fuertes y el desgaste del Botànic difícilmente remontará”, aseguran. 

Esta lectura choca de lleno con la que hacen los socialistas, que no ven ninguno de los territorios donde gobiernan en riesgo. En Ferraz se exhibe bastante tranquilidad tras una última hornada de encuestas y sólo aparecen dudas sobre La Rioja. El PSOE, con Pedro Sánchez a la cabeza, se ha colocado "a la ofensiva" para revitalizar la marca, erosionada por la gestión del Gobierno, y frenar el ascenso de Feijóo. Pero es una estrategia ligada a la situación nacional. La sensación es que sus presidentes están muy bien asentados y no corren peligro. Aunque se reconoce que por el peso de la Comunidad Valenciana y su relevancia, junto a Andalucía, Madrid y Cataluña, en el reparto nacional de escaños, "Ferraz va a hacer un esfuerzo importante".

"La joya de la corona"

Por ello aceptan el envite de convertir esta región en "la joya de la corona" de las elecciones autonómicas. Para demostrar que el partido esta fuerte allí y en muchos otros territorios y que hay un modelo ganador de gobierno progresista. El PSPV comparte la Generalitat con Compromís, más a la izquierda y más nacionalista que los socialistas, y con Podemos pero se consideran un ejemplo "de moderación", señalan fuentes del PSPV. Aquí "no se han hecho locuras", se ha llegado a continuos pactos con la patronal y los sindicatos, y se ha optado por un cambio de sistema económico basado en la industrialización, explican.

Dan por hecho, sin género de duda, que el president Ximo Puig seguirá al frente de la Generalitat. "Está super consolidado". "A nosotros nos va bien, vamos a continuar, la duda es si ganamos más espacio o no en la coalición", afirman. Insisten en que eso es "lo que nos da los números" pero, además, apuntan "lo notamos en la calle, en el aprecio que la gente muestra por Puig". "Nuestra impresión es que vamos a mejorar" y que el gobierno progresista proseguirá porque, a pesar del escándalo del caso Oltra, "Compromís resiste muy bien". Tiene, añaden, una "base muy sólida" Aunque hay una amenaza que los socialistas parecen no contemplar, que es Unidas Podemos. Que este espacio no alcance el 5% de los votos, se quede fuera de las Corts Valencianes y dé al traste con una mayoría de izquierdas.

La estrategia de Feijóo

El interés del PP por la 'pieza valenciana' es evidente en que desde que Feijóo llegó a la presidencia del partido ha visitado en distintas ocasiones la Comunidad para dar apoyo y visibilidad al candidato, Carlos Mazón, que hace muy poco no contaba con un alto grado de conocimiento, pero que se ha visto aupado por las siglas populares tras la crisis interna y la salida de Pablo Casado. María José Catalá, alcaldable de Valencia, también está asegurada como candidata y sus expectativas son altas. 

Pero el punto de inflexión para el PP llegó este verano cuando Feijóo defendió una financiación para el arco mediterráneo después de haber liderado una estrategia conjunta solo para las comunidades del norte cuando era presidente de la Xunta. Ponerse el traje de presidente nacional en una región clave y la fotografía junto a las grandes fortunas valencianas (a un lado Juan Roig y al otro Vicente Boluda) acreditaron las opciones de los conservadores para las próximas elecciones. En el PP lo repiten: “Hay partido y lo vamos a jugar”. Como publicó este diario, Feijóo ya dejó claro a la dirección nacional que la Comunidad Valenciana es objetivo prioritario por todo lo que significaría regresar a ese gobierno autonómico.

La visión de los socialistas es que el PP, tanto en Madrid como en Valencia, muestra un exceso de confianza. "Todo lo están fiando a la ola actual que supone Feijóo", aseguran los socialistas valencianos, que no ven en Mazón una amenaza. "Carlos Mazón es la nada, un tipo de lugares comunes". Y la prueba, subrayan, es que "no destaca" como presidente de la Diputación de Alicante. Lo que percibimos, insisten, es que "somos una sociedad en pleno dinamismo y que todo el mundo- quiere venir a la Comunidad Valenciana". "Siendo prudentes", repiten, "creo que nos va a ir bien".