Pedro Sánchez quiere ampliar su lista de relaciones más allá de la Unión Europea, Canadá o Nueva Zelanda donde en los últimos años ha cosechado importantes amistades personales y políticas. Pone ahora el foco en la nueva izquierda que está surgiendo en América Latina. Su propósito, según confirman fuentes del Ejecutivo, es hacer de "acompañamiento" a los nuevos liderazgos que han aparecido en el continente, como Gabriel Boric en Chile o Gustavo Petro en Colombia, y constituir así un "polo de izquierda democrática", en el que eventualmente se incluirá a Lula da Silva, a quien en el Gobierno ven con muchas posibilidades de regresar a la presidencia de Brasil tras las elecciones de octubre.

Con este plan el presidente del Gobierno empieza este martes una gira por Colombia, Ecuador y Honduras, que tiene además un componente económico.

Fuentes de Moncloa apuntan a que el mapa político latinoamericano se está redefiniendo de manera evidente con la llegada al poder de gobiernos de corte progresista y que ante este posible cambio de ciclo, Pedro Sánchez quiere acompañar desde el principio el proceso y manifestar su apoyo al conjunto de la región.

Sánchez quiere evidenciar su simpatía por esta nueva izquierda democrática que, según sostienen en el Gobierno, es distinta a la izquierda de corte bolivariano de Venezuela, Nicaragua o Cuba, con la que sintoniza Unidas Podemos. Y, a la vez, restablecer los lazos económicos y políticos con América Latina, que se han ido deteriorando por el impacto de la pandemia y la extensión de los tentáculos chinos y rusos en toda la zona.

El jefe del Ejecutivo quiere conceder un papel primordial a América Latina durante la presidencia española de la UE, en el segundo semestre de 2023, y ya ha cerrado con el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, la celebración de una Cumbre Unión Europea - CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), que no se convocaba desde 2015. La fecha está aún por determinar, pero los equipos de Madrid y Bruselas ya trabajan en su preparación, con especial atención al nuevo contexto geopolítico actual (guerra en Ucrania y pulso entre las esferas de las democracias liberales y los regímenes autoritarios). Se celebrará previamente una cumbre preparatoria de ministros de Exteriores de ambas zonas.

España, que ha estrechado en los últimos meses la comunicación con la Administración de EEUU, cree además que puede ayudar en la interlocución de algunos países latinoamericanos con Joe Biden. Según fuentes de Exteriores, el tema más recurrentes en las conversaciones entre el jefe de la diplomacia española, José Manuel Albares, y el secretario de Estado americano, Antony Blinken, es América Latina.

Alineados sobre Venezuela

Además, en su cara a cara con Gustavo Petro, Sánchez tanteará hasta dónde va a llegar el giro de la política colombiana hacia la vecina Venezuela. El pasado 11 de agosto, Petro y su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, anunciaron el nombramiento de embajadores en sus respectivos países. La intención es normalizar las relaciones diplomáticas, rotas desde 2019 tras el apoyo del anterior líder colombiano, Iván Duque, al opositor venezolano Juan Guaidó. También prometieron trabajar para reabrir de forma progresiva el comercio, la inversión y los más de 2.000 kilómetros de frontera conjunta.

Moncloa asegura que Petro está más alineado con la posición española hacia Venezuela que su predecesor. Argumentan que la solución al problema político en Venezuela pasa por el diálogo y la concertación y, por ello, dan la bienvenida a los nuevos planteamientos de Bogotá. El objetivo del Gobierno de España, dicen las mismas fuentes, es colaborar para que los venezolanos decidan juntos su propio futuro.

En 2019, España reconoció a Juan Guaidó como "presidente encargado de Venezuela" con el objetivo de "convocar elecciones en el menor plazo de tiempo posible, libres, democráticas, con garantías y sin exclusiones". Un año después, la entonces ministra de Exteriores, Arancha González Laya, reiteró esa visión. Su sustituto, José Manuel Albares, anunció al poco de tomar el cargo contactos con el Gobierno y la oposición de Venezuela para impulsar un proceso de diálogo entre ambas partes.

España ve también con simpatía la reanudación del proceso de negociación colombiano con el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Petro ha retomado los contactos con esta guerrilla, suspendidos por Duque, y ha autorizado suspender las órdenes de captura y extradición contra los negociadores del ELN que permanecen en Cuba. España apoya a Bogotá en este proceso.

Acuerdos migratorios

La gira de Sánchez comienza en Bogotá el miércoles 24 con un foro empresarial y un encuentro con Gustavo Petro. Sigue el jueves en Quito, con otro foro con empresarios y la cita con el presidente ecuatoriano, Guillermo Lasso. Concluye el viernes en Tegucigalpa, donde se verá con la primera presidenta del país, Xiomara Castro. Es la primera vez en dos décadas en la que se produce un viaje oficial de un presidente español a Ecuador y Honduras.

En Honduras, Sánchez profundizará sobre el acuerdo de "migración circular" actualmente en marcha, del que se benefician 250 trabajadores hondureños que han sido escogidos para trabajar en España en campañas específicas (por ejemplo, la recogida de la fresa o la aceituna) con el compromiso de que regresarán a su país después.

El presidente estadounidense, Joe Biden, consiguió que 20 países del continente firmaran la Declaración de Los Ángeles sobre Migración y Protección, que consideraba la lucha contra la inmigración irregular una responsabilidad conjunta. De España sacó el compromiso de doblar el número de visados de ese plan de migración circular con Honduras. Pero, según aseguran fuentes del Ejecutivo, esto es fruto del interés que el presidente de EEUU ha mostrado en estos proyectos que alabó en su reciente visita a Moncloa con motivo de la cumbre de la OTAN.