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Investigación

Sectores del CNI creen que Sánchez beneficia a ERC para salvarse

En consonancia con el informe del Tribunal Supremo sobre los indultos, en el centro atribuyen al presidente la destitución de la directora Paz Esteban para beneficiar a ERC y garantizarse el apoyo a su supervivencia

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno.

“El lenguaje político está diseñado, y esto, con variaciones, es cierto para todos los partidos políticos, desde conservadores a anarquistas, para hacer que las mentiras suenen verídicas y para dar una apariencia de solidez a lo que es puro aire”. George Orwell, 1946.

Todo lo que se ha hablado y explicado desde el Gobierno sobre las escuchas telefónicas a 63 dirigentes independentistas, las 18 intervenciones con autorización del juez del Tribunal Supremo Pablo Lucas y los pinchazos de los móviles del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de la ministra Margarita Robles y del ministro Fernando Grande-Marlaska entra dentro del lenguaje político diseñado, según Orwell, para “dar una apariencia de solidez a lo que es puro aire”.

Pero “ese puro aire” no puede disipar un hecho: la directora del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Paz Esteban, ha sido destituida.

Y no ha sido una defenestración pacífica. Porque, claro, podía darse que las partes en litigio llegan a un acuerdo y se pacta una renuncia que, con el paso de tiempo, superado el momento caliente, se explica después en libros o entrevistas.

Preparar la salida

¿Pero cómo va a dimitir -Paz Esteban- quien se cree irresponsable de que los teléfonos del presidente y de los ministros fuesen 'hackeados'?

Por tanto, la operación que mezcló los pinchazos en serie tenía un objetivo: preparar una salida. En política, en casos concretos como el que se examina, aunque a veces parezca lo contrario, no existen situaciones sin salida.

Y esta ha sido la defenestración -sustitución, según Margarita Robles; pago de la factura de sus teléfonos pinchados, según Pedro Sánchez- de Paz Esteban.

Claro que ha sido un tributo al independentismo. Claro que Sánchez quiere asegurar su legislatura, esto es, garantizar que su Gobierno no caerá. Pero esto es natural. ¿O acaso no desea Alberto Núñez Feijóo, que acaba de aterrizar, la caída de Sánchez y ocupar su lugar en la Moncloa?

En la línea del Supremo

Los sectores del CNI contrarios al Gobierno han resucitado el célebre cañonazo de Manuel Marchena, ponente, y los magistrados de la Sala Segunda del Tribunal Supremo que con él dictaron el informe no vinculante, en mayo de 2021, contrario a los indultos parciales de los dirigentes independentistas.

Decía el informe: “La Sala coincide con la idea de que la finalidad del artículo 102 de la Constitución no es otra que la de impedir medidas de autoindulto”.

Autoindulto

Es decir: Pedro Sánchez y su Gobierno, que, dicho sea de paso, a través de la Abogacía del Estado, ha logrado las condenas por delito de sedición, se están autoperdonando.

¿Qué delito se estaba perdonando a sí mismo?

“Desde la singular perspectiva que ofrece el presente caso en el que algunos de los que aspiran al beneficio del derecho de gracia son precisamente líderes políticos de los partidos que, hoy por hoy, garantizan la estabilidad del Gobierno llamado al ejercicio del derecho de gracia”.

Vamos, no querían personalizar porque el único partido que garantiza la esa estabilidad es… ERC.

Autosalvación

Y ahora, sectores del CNI, señalan, en lugar del autoindulto, la autosalvación de Sánchez con la defenestración de Paz Esteban.

Pero esa defenestración es una parte de la realidad, porque hay que incluir el encumbramiento de Esperanza Casteleiro al puesto de directora del CNI.

Y eso, según fuentes informadas, no ha sido una elección improvisada ante la oportunidad de entregar la cabeza de Paz Esteban al independentismo espiado.

Casteleiro supone el nombramiento de “uno de los nuestros” al frente del servicio de inteligencia. ¿Por qué? Porque si bien es una espía de La Casa desde 1983, fue nombrada en 2004 como número dos del CNI -secretaria general- por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, y porque después ha pasado por la jefatura de gabinete de Margarita Robles y, a continuación, desde julio de 2020, por el Gobierno de Pedro Sánchez, en calidad de secretaria de Estado de Defensa.

De La Casa

Pero, al tiempo, también es “uno de los vuestros”, es decir, del CNI. No solo por haber pertenecido a La Casa, sino por sus características personales. Su padre, el coronel de aviación Antonio Casteleiro Naveiras fue galardonado el 5 de enero de 1974 con la Cruz del Mérito Naval por el ministro de Marina, Gabriel Pita da Veiga.

“Es lo que tiene el CNI. En general, el ingreso al servicio tiene lugar por conexiones familiares y militares. El caso de Esperanza, como el de Paz Esteban, entre otros, sigue el mismo patrón”, señala una fuente que conoce la trayectoria de la nueva directora general.

Pero Pedro Sánchez ya ha hecho otros nombramientos parecidos. Es el caso de Fernando Grande-Marlaska, a quien consideró potencial candidato a alcalde de Madrid, idea que desechó pero que no le impidió convertirle en ministro del Interior. Su proximidad al PP, que le aupó al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), no es precisamente un secreto de Estado.

¿Habrá líneas rojas?

La reacción de sectores del servicio de inteligencia contra la destitución de Paz Esteban, es decir, a la defensiva, es bastante lógica. Porque la llegada de una exsecretaria del Estado de Defensa desata nerviosismo.

“Si hay una reforma que esta crisis ha puesto sobre la mesa, es la de que la relación del CNI con el magistrado del Supremo para tramitar sus duras propuestas -entradas y registros o intervenciones telefónicas- no puede seguir siendo el binomio que ha sido hasta ahora. Ese magistrado no debería ser renovado a los cinco años y, además, el Ministerio Fiscal también tiene que intervenir y aportar su opinión sobre las autorizaciones solicitadas por el centro de inteligencia”, señala un magistrado consultado.

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