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Comicios autonómicos

Juego de intereses ante el adelanto electoral en la Comunidad Valenciana

Puig descarta avanzar las elecciones como Andalucía e intenta alejar el 'efecto Feijóo' del PPCV y favorecer el desgaste de los pactos con Vox

El presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig. EP

Andalucía está más cerca de la Comunitat Valenciana que Castilla y León y no solo a efectos de distancia geográfica real. El adelanto de las elecciones andaluzas salpica a la agenda valenciana con mayor intensidad que los comicios castellanoleoneses. Además de ser una autonomía sociológicamente más parecida a la valenciana, con (por ejemplo) más población urbana que Castilla y León, no fueron pocos los meses entre verano y otoño de 2021 en los que se especulaba con una coincidencia anticipada en las urnas de valencianos y andaluces.

Aquella idea se basaba en la fortaleza en las encuestas de los socialistas valencianos, un resurgir económico de la pandemia que parecía quedar atrás y una forma de que, en caso de que el PP andaluz adelantara las elecciones con el fin de encadenar varias victorias en las urnas para desgastar al Gobierno de España tras el éxito de Ayuso en Madrid, la izquierda pudiera sumar un triunfo que le insuflara ánimos o, al menos, frenar los de la derecha. Y esa responsabilidad recaía en Ximo Puig y el Botànic.

Hoy, sin embargo, el adelanto está descartado en la Comunidad Valenciana. Lo expresó ayer claramente Ximo Puig. "Tenemos un gobierno estable, un presupuesto aprobado y capacidad de mirar adelante", dijo en Alicante para recalcar que existen diferencias "abismales" con el ejecutivo del Palacio de San Telmo. Si hace diez meses avanzar las votaciones fue una posibilidad real dentro del Consell que contaba con el respaldo de algunas voces en el ejecutivo valenciano, hoy la situación es totalmente distinta y aquel interés pasó a la historia.

El gobierno valenciano tiene claro que una cita temprana con las urnas no les iría bien. La sexta ola de ómicron y la posterior invasión rusa de Ucrania con sus consecuencias económicas han hecho saltar las previsiones de recuperación con las que el gobierno valenciano podría haber acudido reforzado al escrutinio ciudadano. El 10% de inflación actual, en cambio, no ayuda. A ello se suma que el PP vive su particular luna de miel disparado en los sondeos gracias al efecto Feijóo. Es habitual con la llegada de un nuevo líder y en en el Botànic confían que el tiempo lo diluya.

Mazón considera el adelanto de Moreno Bonilla como un "gesto de responsabilidad" y Puig insiste en las diferencias "abismales" con Andalucía

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No es el único proceso político que el pasar hojas del calendario podría darle frutos a la izquierda. Esperar a la resolución de las elecciones andaluzas puede dejar negro sobre blanco una realidad de la que el PP ya no podría rehuir: su dependencia de la extrema derecha de Vox para gobernar, dejar patente que Castilla y León no es una excepción y que la única pareja de baile con la que cuentan los 'populares' es la ultraderecha. Lo que se considera una mala noticia para la democracia podría ser una sacudida en positivo para el electorado progresista.

El reverso son los 'populares' valencianos. Por las mismas razones, pero a la inversa, a los de Carlos Mazón les interesan unas elecciones lo antes posible. De ahí sus palabras ayer remarcando que los valencianos "quieren un cambio lo antes posible", criticando la "parálisis" del Consell o calificando la decisión de Moreno Bonilla de "gesto de responsabilidad". Mazón sigue sin ser un líder ampliamente conocido por la ciudadanía, pero tener el viento de cola de Feijóo y no quedar marcado por la unión con Vox son suficientes motivos para desear las urnas ya.

Situación distinta a la de Ciudadanos, que también tiene en el avance de las semanas un aliado. Andalucía será otra prueba de fuego para la formación naranja. Se verá si la marca sigue teniendo viabilidad en solitario o si la supervivencia pasa por una coalición electoral con el PP. Los de Arrimadas pueden ser otro de los partidos que saque a relucir los pactos de los 'populares' con la extrema derecha como forma de diferenciarse y reivindicar su espacio de centro. Para ello, nuevamente, han de cosechar la virtud de la espera.

Con anteojos valencianos se puede observar también quién encabezará la candidatura de Vox en tierras andaluzas. Una posibilidad que suena es la diputada Macarena Olona, alicantina de nacimiento aunque parlamentaria por la circunscripción de Granada, lo que le da una doble vía para saltar al terreno autonómico. Si no es candidata a la Junta, no puede descartarse que lo sea a la Generalitat. Otra opción es que Vox apueste, de nuevo, por priorizar la marca sobre la candidatura.

De momento, el avance andaluz ya ha irrumpido como la primera gran cita del año prelectoral. Y falta por ver si en la campaña el debate de la financiación salta a la arena nacional, qué harán las formaciones a la izquierda del PSOE a la hora de confluir y si el efecto presidencial continúa ganando elecciones como ha ocurrido en todos los comicios desde 2020, salvo Cataluña. Porque aunque Puig no adelante las elecciones por los motivos citados, la política valenciana no será ajena a los vaivenes del sur. Eso sí, las urnas tendrán que esperar.

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