Rusia es una "amenaza" para Europa y para el mundo. Sus demandas a Occidente para "aislar a Ucrania" son "inaceptables", y ahora la respuesta dependerá de los pasos que dé Moscú. Y, ante esa eventualidad, el Gobierno ya adelanta que actuará "con firmeza" en defensa de la "legalidad internacional". No concreta aún cómo, porque quiere concertar toda acción con los socios europeos y de la OTAN, y con EEUU, pero también porque considera que la "incertidumbre" es una estrategia de "disuasión" frente a Vladímir Putin y porque el acento, en esta fase, está puesto en el "diálogo" y en la diplomacia. En "evitar" el conflicto armado.

Esos fueron los carriles sobre los que discurrió la comparecencia urgente, este martes y en el Congreso, del titular de Exteriores, José Manuel Albares. El ministro combinó dos objetivos: ser "muy claro" respecto a la situación "grave" que atraviesa Europa y el riesgo para su seguridad y que España no se puede "desentender" de sus compromisos con sus aliados y con la Unión, y reclamar a la Cámara baja "unidad". "Unidad en España" entre los partidos políticos, igual que se ha conseguido "unidad" en Europa y en la relación transatlántica con Estados Unidos. "Si hemos conseguido la unidad a 27 en Europa y en la OTAN, no debería haber dificultades para conseguir la unidad", sostuvo antes de escuchar a los grupos, alegando que esta es una crisis que afecta "directamente a los españoles" y que compromete la "seguridad europea, que es indivisible". Sin embargo, esa reclamación se quebró en el primer eslabón, porque el PP, igual que Vox y Cs, dudaron del Ejecutivo como un socio "fiable" por la fisura con Unidas Podemos. Pero los morados, precisamente, optaron por un tono contenido, institucional incluso en su respuesta a Albares. Los que prestaron un respaldo más explícito fueron PNV y Ciudadanos.

La posición del Gobierno, explicó el ministro, se asienta sobre las cuatro D: "Diplomacia, desescalada, distensión y disuasión". Actúa "tal y como quieren los españoles": diálogo "y resolución pacífica de los conflictos", solidaridad europea y transatlántica, respeto por el derecho internacional y respeto por la "soberanía e integridad territorial de Ucrania".

El jefe de la diplomacia sostiene que Rusia no puede decidir la pertenencia o no de Kiev a la OTAN y que no es posible volver a las antiguas "esferas de influencia"

El despliegue de más de 100.000 efectivos en la frontera con Ucrania "no se justifica por motivos defensivos", mientras que sus demandas, que cataloga de "indispensables" para alcanzar un acuerdo no buscan sino "aislar" a Kiev de Occidente y "bloquear la ampliación de la OTAN" y recuperar su antigua "esfera de influencia" soviética, volver a la Guerra Fría. Moscú exige que se le den garantías de que Ucrania no ingresa en la Alianza y la retirada de todos los efectivos y tropas de la organización presentes en los países que ingresaron a partir de 1997. "Todo esto es inaceptable, viola la legalidad internacional y es una amenaza para la paz", aseguró Albares. Amenaza que no se puede "minimizar".

Esas dos condiciones son "contrarias al Derecho internacional", porque sería tanto como aceptar la "limitación de la soberanía de los Estados" —es decir, que Kiev es muy libre de decidir si se une o no a la OTAN— y recuperar un concepto "del pasado" y que no se quiere repetir: las "esferas de influencia", el mundo bipolar. Además, "no se negocia bajo amenaza", ya que lo prohíbe la carta de Naciones Unidas. En ese sentido, resulta "difícil de interpretar" como algo distinto a un "medio de presión sobre Ucrania" la presencia de tropas rusas en la frontera.

"Unidos en la disuasión"

Albares incidió en que tanto los aliados de la OTAN como los Estados miembros de la UE están "unidos". "Unidos en el diálogo", sostuvo, porque esa es la "vía de resolución", y porque quieren que la situación "se normalice mediante el diálogo". "No queremos contribuir a la escalada militar ni dar excusas a otros para que aumenten su agresividad", dijo. Por ello, pidió no dar por "sentado" la escalada militar, pues se quiere "evitar" y "si se produce, sería fruto de una decisión" que no tomarán ni Europa ni los aliados de la OTAN. "No estamos en un escenario de guerra", insistió una y otra vez, reclamando a los grupos que no fomenten "angustias en los españoles".

El ministro se afana en remarcar que no estamos aún en un "escenario de guerra", y que es eso lo que se quiere "evitar", y por eso UE y OTAN están "unidos en el diálogo"

Y aunque el diálogo es la "vía" de salida, no puede negarse la tensión sobre el terreno. Albares, en ese punto, recordó que el diálogo ha de estar acompañado de la "disuasión". Esto es, hacer saber a Moscú que "un determinado comportamiento tendrá coste masivo", que tenga incentivos para "abstenerse de su acción". El ministro subrayó que UE y OTAN están por tanto también "unidos en la disuasión", y advierten de que toda intervención militar tendría "consecuencias económicas masivas". No entró en cuáles serían las sanciones, precisamente porque la "incertidumbre" es asimismo un mecanismo de disuasión, pero sí garantizó a los diputados que se ha acordado un paquete de medidas "masivo, contundente y muy creíble". Los "siguientes pasos dependen de Moscú", porque no es una situación que hayan "buscado" los aliados, sino a la que deben "hacer frente".

El bien a preservar es la "paz, estabilidad y prosperidad" de Europa y España, argumentó Albares, no puede girar la cabeza: es más, "siempre acude cuando se la necesita" por su compromiso con la seguridad del continente. Ello explica el despliegue militar en la región, que según el ministro no es excepcional, sino que se mantiene en los márgenes de la vigente autorización parlamentaria, que supone la participación de efectivos españoles en operaciones de la OTAN, en países miembros de la Alianza y en aguas internacionales. Remarcó que España y el Gobierno "aspiran a tener las mejores relaciones posibles" con Moscú, y así se lo trasladó en diciembre al ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, en Estocolmo, pero "actuará siempre con firmeza en defensa de la legalidad internacional, el respeto a la soberanía de los Estados y en estrecha coordinación con sus aliados".

El ministro apuntó que no se prevé "por ahora" una operación de evacuación a nivel nacional ni europeo. Aseveró que el ministerio y la embajada en Kiev están en contacto con los 534 españoles que viven en el país, la mayor parte (240) en Kiev, aunque hay 54 en regiones fronterizas sensibles y 11 de ellos en territorios no controlados por Ucrania.

La "anécdota" de la llamada de Biden

El PP subraya en sus intervenciones que apoya al Gobierno, pero en la Comisión de Exteriores de este martes lanzó duros reproches. A Pedro Sánchez, por no comparecer él mismo en la Cámara y por no llamar personalmente al líder de la oposición, Pablo Casado. Y al Ejecutivo en su conjunto por la falta de "unidad" y por el hecho de que Joe Biden no incluyera al presidente español en la videoconferencia del lunes.

El ministro, muy duro, pidió a la diputada popular Valentina Martínez que no se quedara en “anécdotas”, porque el presidente norteamericano conversó con los jefes de la UE (Ursula von der Leyen y Charles Michel), del G7 (el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y los primeros ministros de Italia, Mario Draghi y Reino Unido, Boris Johnson, y el canciller alemán, Olaf Scholz), de la OTAN (Jens Stoltenberg) y de la OSCE (el presidente polaco, Andrzej Duda). Y reclamó al PP que aclarara su posición, que definiera si está con los Estados de la UE y con los aliados, porque le parecía "preocupante" su ambigüedad.

Martínez le recriminó su "soberbia" ("soy yo la que hace las preguntas, preguntar no es preocupante") y le acusó de "confundir el apoyo con la sumisión". Ya al final sí aseguró que "los únicos" que han brindado "apoyo" al Ejecutivo son ellos, el PP, pero a continuación insistió en demandar a Albares "hasta dónde está dispuesto a llegar" el Gobierno frente a Rusia. Pregunta sin respuesta, se defendió el ministro, porque primero hay que saber hasta dónde llegará Putin. "Nadie está hablando en este momento de envío de tropas a Ucrania, se está hablando de mantener el diálogo, que haya una desescalada y para eso hay que usar la disuasión. No confunda a los españoles", azuzó el jefe de la diplomacia frente a los de Casado.

Podemos, por boca de su parlamentario Antón Gómez-Reino (de talante más conciliador), prometió que su formación apoyará al Gobierno si aboga por el diálogo, la desescalada y la desmilitarización, y también por la neutralidad de Ucrania fuera de la OTAN. El diputado sí criticó la expansión de la Alianza hacia el este, el "rodeo" de Rusia. España es "el país del 'no a la guerra", recordó, ante lo que Albares recordó que nadie defiende la escalada militar. "El Gobierno no quiere entrar en un conflicto, al contrario, y la UE tampoco", destacó el ministro, que pidió a los portavoces abandonar los "eslóganes de 30 segundos" para no "alarmar" a la población.

Los representantes de ERC o Bildu expresaron sus recelos ante la estrategia de disuasión, achacaron a la expansión de la Alianza hacia el Este buena parte de la crisis y pidieron aclarar si España intervendrá militarmente. Albares replicó que frente a Moscú no vale con subrayar la voluntad de paz, porque es ella la que amenaza, la que ha desplegado efectivos en la frontera, la que ocupó Crimea y se la anexionó. "Firmeza no es agresividad", reiteró una y otra vez. Se negó, eso sí, a dar "pistas" de los siguientes pasos: "No podemos permitir que nadie haga cálculos de si el beneficio de la acción que está pensando tomar va a ser superior al coste".