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Investigación

La fiscalía contempló abrir procedimiento al fiscal que se negó a seguir investigando a Stampa

Actuación fallida contra el teniente fiscal Carlos Ruiz de Alegría

La fiscalía contempló abrir procedimiento al fiscal que se negó a seguir investigando a Stampa.

La Secretaría Técnica de la Fiscalía General del Estado (FGE) y la Inspección fiscal estudiaron posibles medidas contra el teniente fiscal del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM), Carlos Ruiz de Alegría, tras su rechazo, en diciembre de 2020, a realizar las nuevas diligencias que le fueron "sugeridas" en respuesta a su propuesta de archivar las diligencias de investigación sobre presunta revelación de secretos por parte del fiscal del 'caso Tándem-Villarejo', Ignacio Stampa.

El 23 de octubre de 2020, Ruiz de Alegría, después de realizar varias diligencias que le propusieron para alargar la vida del procedimiento (tras su primer decreto de archivo, el 5 de octubre) reiteró que no había caso y elaboró un decreto de archivo de diez folios. Su jefe, Jesús Caballero Klink, lo cursó a Álvaro García Ortiz, fiscal jefe de la Secretaría Técnica.

Ruiz de Alegría y Caballero Klink sabían que la conclusión de archivar debía ser ejecutada con celeridad. ¿Por qué? Porque el Consejo Fiscal citado para cuatro días más tarde, el 27 de octubre de 2020, resolvería el concurso de ocho plazas fijas en la Fiscalía Anticorrupción. Stampa, que estaba en comisión de servicios desde 2017, renovada con apoyo de su jefe, el fiscal jefe Alejandro Luzón, aspiraba a una de ellas.

Sin prisa

Pero, por la misma razón, García Ortiz no tenía prisa alguna. Trece días más tarde, el 4 de noviembre (tras denegarle el 27 de octubre la plaza fija al fiscal del 'caso Tándem-Villarejo' y apartarle de la instrucción) contestó a Caballero Klink: "En este contexto y antes de adoptar resolución alguna. Interesamos nos remitan la totalidad de las diligencias de investigación". García Ortiz se tomó casi un mes y el 2 de diciembre de 2020 transmitió a Caballero Klink dos folios con nuevas "sugerencias por si V.E considera oportuno tenerlas en consideración".

Esta forma sibilina de envolver una orden por alguien que como García Ortiz carecía de autoridad sobre su interlocutor ya era reveladora de la forma de actuar. Proponía una serie de diligencias entre ellas repetir una ya realizada y otras irrelevantes. Entre ellas, se hacía eco de noticias que hacían alusión a presuntos correos de una abogada de Podemos dirigidos al fiscal jefe Luzón por lo que "procedería la remisión de oficio al anterior [a Luzón] de tal circunstancia".

¿Por qué no se atrevieron?

Caballero Klink transmitió los dos folios al instructor Ruiz de Alegria, quien confirmaba así que se trataba de mantener abierto el caso con cualquier excusa. Le explicó que no procedían más diligencias. Y lo puso por escrito. Su jefe tenía dos opciones. Ordenarle expresamente que las practicara, lo que abría el camino a Ruiz de Alegría para acogerse al artículo 27 del Estatuto Orgánica del Ministerio Fiscal para que oyera el caso la junta de fiscales.. Y la otra, hacer lo que hizo: Caballero Klink relevó como instructor a Ruiz de Alegría y asumió él la instrucción.

Aquí, en esta situación, la secretaría técnica intentó abrir una información previa a Ruiz de Alegría con la idea de recoger antecedentes y terminar en un expediente disciplinario. ¿Por qué no se atrevieron? La secretaría técnica estaba actuando fuera de la ley. Solo la fiscala general del Estado podía dar una orden expresa, pero no quien, como finalmente se ha demostrado el pasado miércoles, actúa como su guardaespaldas, Álvaro García Ortíz.

"La actuación de Ruiz de Alegría fue impecable, desde el punto de vista técnico y desde la integridad personal, conducta que casi se le lleva por delante", dice un magistrado que ha seguido el procedimiento.

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