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Albiol: el alcalde que se resguardaba en los mercadillos

En la foto de portada, Albiol y Rajoy, en el mercadillo de la Salut de Badalona, en la campaña de las autonómicas de 2017.

Xavier García Albiol pone fin a su segunda etapa al frente del Ayuntamiento de Badalona y el PP se queda sin su (único) gran bastión en Catalunya. La oposición le ha desalojado de la alcaldía con una moción de censura cocinada tras la aparición de los 'Papeles de Pandora'. Este es el recorrido por la figura de un controvertido político que hizo del populismo una forma de gobierno.


Yo aspiro a 'president', pero quiero ser el alcalde de Catalunya", aseveraba Xavier García Albiol (Badalona, 1967) en la campaña electoral para las elecciones catalanas del 2017. Las urnas le dejaron tocado: llegó al Parlament con 11 escaños y lo abandonó con 4. Y volvió a Badalona. "Allí siempre ganaba, por eso quería regresar políticamente a su ciudad", recuerdan en su entorno.

Después de tres victorias municipales consecutivas y dos alcaldías, Albiol entrega la vara de mando por una moción de censura de la oposición, orquestada al destaparse, en los 'Papeles de Pandora', que recibió en 2005 un poder general de una sociedad de Belice, un pequeño paraíso fiscal al norte de Centroamérica. Además, está a punto de juicio por prevaricación urbanística y malversación de fondos por la instalación de dos antenas de telefonía móvil sin licencia entre 2012 y 2018 en terrenos de titularidad municipal. Afiliado al PP desde 1990, entró como concejal al año siguiente, con tan solo 24 años. En 2003, ya ejercía como jefe de la oposición municipal.

Empezó a despuntar con un mensaje xenófobo, vinculando inmigración y delincuencia, compartiendo vídeos y repartiendo folletos para calar en los barrios más desfavorecidos y castigados por la crisis económica. Entidades como SOS Racisme le llevaron a los tribunales por vincular a los gitanos rumanos con el incivismo en unas octavillas que repartió junto a la entonces líder del PP en Catalunya, Alicia Sánchez-Camacho. Fue juzgado por incitación al odio y a la discriminación, admitió que había usado "frases inadecuadas" y resultó absuelto.

El liderazgo de Albiol no se entiende sin los mercadillos. Entre transeúntes se ha ido haciendo fuerte hasta convertir estos espacios ambulantes en una particular zona de confort. "Cuando estaba inquieto y las cosas iban mal, se iba a la calle, a los mercadillos. Ahí se siente cómodo, arropado", explican compañeros de su partido. Otros destacan que arriesgaba porque en estas ubicaciones también se expone a abucheos e imprevistos. "No es de grandes discursos, es un líder cercano, de cara a cara", añaden, recordando cómo saluda a los compradores y vendedores con libreta y bolígrafo en mano, una táctica que le ha llevado a ganar más de unos comicios. Atiende a los vecinos y les comenta sus orígenes humildes (su padre conducía camiones y su madre ejercía como peluquera) para ganarse su simpatía y atender a sus preocupaciones.

Su ascenso a la alcaldía llegó en 2011, cuando rompió la hegemonía socialista y CiU facilitó su elección. Un veto a Albiol hacía peligrar el necesario apoyo del PP al Govern, por lo que aquel idilio continuó unos años más, convirtiendo Badalona en el feudo del PP en Catalunya a cambio de un apoyo estable a Artur Mas en el Parlament.

Albiol: el alcalde que se resguardaba en los mercadillos Las elecciones municipales del 2011 en Badalona.

El PP triunfó al apostar por Albiol y su equipo echó a andar con una receta local, populista y centrada en su desacomplejada figura, deshaciéndose de las lógicas de los grandes partidos tradicionales. Empezaba la era del "sheriff", como le bautizaría al poco tiempo la oposición por su estilo político de 'mano dura' y su obra de gobierno personalista. Desde sus inicios, Albiol confió en su amigo Ramón Riera, quien le ha acompañado en toda su carrera política. Es concejal desde 1995 y también figura como apoderado en la 'off shore' creada en 2005 y destapada por los 'Papeles de Pandora'.

En aquellos tiempos, Sánchez-Camacho dirigía al PP catalán y pactaba los presupuestos con el 'president' Artur Mas. Albiol recogería en marzo de 2017 su testigo con el tablero catalán completamente del revés y con el 'procés' en su clímax.

Apenas unos meses después de aquella investidura de 2011, Jorge Fernández Díaz se convertiría en ministro del Interior bajo la batuta del presidente Mariano Rajoy. Actualmente está procesado por el espionaje ilegal al extesorero del PP Luis Bárcenas.

David Gómez fue apartado del gobierno municipal y del partido (se quedó como no adscrito) después de que se conociera un caso de extorsión a un comerciante. Fue detenido por simular el robo de su coche y está investigado por unas obras ilegales durante el primer mandato de Albiol.

Miguel Jurado, concejal desde 2007, ha sido el 'guante de hierro' de Albiol y juntos hacían redadas nocturnas por la ciudad. Él creó una unidad de intervención rápida de la Guàrdia Urbana de Badalona. En 2012, la Hermandad Rociera Andaluza Virgen del Rocío le denunció por un presunto delito de allanamiento de morada al precintar su local sin autorización judicial, pero fue absuelto.

En sus primeros meses de mandato, Albiol se vanaglorió de haber "puesto orden" en la ciudad. Empezó una campaña para evitar ocupaciones de viviendas tapiando puertas y ventanas y presionando a los bancos para que el consistorio alquilara pisos embargados. Puso coto a los bares insalubres, limitó el horario de los locales conflictivos, suprimió asientos públicos en barrios con inmigración para desalojar a inquilinos "molestos" y limitó el acceso a las ayudas sociales exigiendo al menos cinco años de residencia en el padrón.

Una de sus decisiones más polémicas fue la de prohibir los rezos en la vía pública la víspera del Ramadán. La comunidad musulmana tuvo que alquilar un patio de instituto para hacer sus plegarias durante ese mes y después habilitó un local. Al poco tiempo, Albiol instaló una microcomisaría móvil en la plaza de Camarón de la Isla, donde solían rezar colectivamente.

También abrió una batalla con los paquistanís de la calle Chile, a quienes sometió a exhaustivos controles en sus locales, y apostó por despeatonalizar la zona al considerar que se la habían hecho suya. Y así Albiol fue encadenando polémicas con las que incrementaba su popularidad.

La fotografía en la que aparecía vestido de jeque árabe con turbante y 'dishdasha' durante sus vacaciones navideñas en el sultanato de Omán, alborotaron a la opinión pública y agitaron el tablero político de la ciudad.

La oposición le afeó la falta de austeridad en tiempos de crisis que denotaba un viaje de este tipo y la doble moral en cuestión de diversidad cultural. Pero, de fondo, se buscaba una herramienta para aplacar su auge.

Albiol: el alcalde que se resguardaba en los mercadillos

En ese mismo 2013, la oposición intentó arrebatarle la vara con una moción de censura que no prosperó por la incapacidad de acordar quién debía ser el alcaldable: Jordi Serra (PSC) o Ferran Falcó (CiU).

Fue una negociación larga, pero ICV-EUiA finalmente se echó atrás porque, pese a avalar a Serra como futuro alcalde, no querían ir de la mano con CiU, y menos todavía con Falcó, sobre quien pesaba entonces una imputación por el 'caso Adigsa', que finalmente quedó en nada. Una maniobra estética que acabó alargando el mandato de Albiol.

En 2015, Albiol se atrevió con el polémico eslogan 'Limpiando Badalona' y diluyendo el logo del PP

Y volvió a ganar. Esta vez, sin embargo, las izquierdas se conjuraron para evitar una reedición de su gobierno y convirtieron a la anticapitalista Dolors Sabater (Guanyem) en alcaldesa. Un mandato interrumpido por una moción de censura que la desbancó en junio de 2018, dejando la alcaldía en manos de Àlex Pastor (PSC).

Albiol: el alcalde que se resguardaba en los mercadillos Las elecciones municipales del 2015 en Badalona.

Entretanto, sabedor de sus puntos fuertes para desgastar a sus adversarios, el dirigente popular seguía llevando su populismo a la calle y, cómo no, a los mercadillos. No había campaña electoral en la que no acudiera a la plaza, también para echar una mano a su partido en contiendas electorales.

La estrategia pareció funcionarle, porque la tercera victoria consecutiva de Albiol llegó en 2019. Y no fue en vano, porque la pinza de la oposición aguantó el mandato de Pastor, pero este, al cabo de casi un año, se vio obligado a dimitir al ser detenido conduciendo ebrio saltándose el confinamiento. La falta de acuerdo entre los socialistas y Guanyem propició que Albiol, como líder de la lista más votada, recuperara la vara de Badalona en mayo de 2020, que ha empuñado hasta el 8 de noviembre de 2021.

Pero Albiol no es solo Badalona

Tras el adiós de Sánchez-Camacho, se hizo cargo del PP en Catalunya, intentado aprovechar el tirón de la política municipal

El dirigente popular ya disfrutaba de su acta de diputado en el Parlament cuando se le encargó el día a día de la formación. Se lo tomó como un 'mientras tanto', ya que en ese momento no era alcalde y quería serlo de nuevo. "Transformar Badalona ha sido y siempre será su sueño", apuntan fuentes cercanas al dirigente.

De la Cámara catalana saltó al Senado en enero de 2016 (entretanto fue representante de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa), y en marzo de 2017 fue elegido líder del PP catalán y, de facto, candidato a las convulsas elecciones autonómicas de ese año.

El independentismo ya movía los hilos para encarrilar el referéndum del 1-O y Albiol buscó aliados para hacerle frente, consciente de que debía contener el choque con su partido al frente de la Moncloa.

Su entorno asegura que la relación con Mariano Rajoy era "buena" y "muy fluida", pero no escapó de tiras y aflojas. "El Gobierno actuaba de acuerdo al interés general y no al interés específico del partido y eso pasó factura porque dejaba al PP en segundo plano", explican fuentes cercanas a Albiol.

Aseguran que estaba acordado que la aplicación del 155 sería más larga y más severa, de al menos seis meses, "y él se enteró en la misma comparecencia de que convocaba elecciones inmediatamente". Unos comicios en cuya campaña, claro, Albiol no dudó en recurrir a sus lugares talismán.

Fue hábil, insisten en su partido, en buscar en Miquel Iceta (PSC) y en Inés Arrimadas (Cs) una actuación conjunta en el hemiciclo y ante los tribunales para frenar las pretensiones independentistas. "Exhibió que es un hombre que sabe consensuar", espetan. Pero las urnas volvieron a decepcionarle. "Su vuelta a Badalona fue una cuestión personal. Estaba harto de perder y en su ciudad sabía que podía volver a ganar".

Las municipales de 2023 volverán a poner a prueba el tirón de Albiol, que ya ha confirmado su candidatura y planea cómo sacar el máximo de provecho a la alianza de todos contra él. Está por ver si conseguirá reeditar su victoria o si la oposición volverá a alejarle del mando de la ciudad.

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