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Regalos a Juan Carlos I

Una firma fundada por el amigo mexicano del emérito compra hoteles en crisis en España

RLH adquiere a los bisnietos de Franco su segundo hotel de lujo en Madrid y planea más compras en un sector golpeado por el covid

Allen Sanginés-Krause, financiero mexicano y amigo de Juan Carlos de Borbón.

Una firma en expansión fundada por el mexicano Allen Jesús Sanginés-Krause ha culminado este mes de julio una de las más importantes compras del sector hotelero en lo que va de año: la del hotel Bless de Madrid, segunda joya de la corona del portfolio europeo de albergues de lujo que está reuniendo RLH Properties.

La sociedad compradora, con sedes en México DF y en Madrid -donde ya adquirió el hotel Villamagna-, fue creada por Sanginés-Krause en 2015. El empresario, exdirectivo de Goldman Sachs, es el amigo de Juan Carlos de Borbón que entre 2016 y 2018 nutrió con más de 380.000 euros una cuenta y unas tarjetas de crédito opacas para sufragar gastos del rey emérito y algunos familiares. Sus regalos forman parte de las investigaciones en España sobre las cuentas de Juan Carlos I. Preguntado en diciembre pasado por la fiscalía , el mexicano dijo que agasajaba al monarca “por admiración”.

Al contrario que en el caso del Villamagna, la compra del Hotel Bless de Madrid se ha hecho esta vez sin la firma de Sanginés-Krause. El financiero mexicano ya no está en RLH Properties. Vendió ACTUR, uno de sus vehículos de inversión, en diciembre de 2019. En Actur tenía su parte de capital de RLH, la empresa que fundó para intervenir en el negocio hotelero internacional. La venta no fue ratificada por el consejo de administración hasta marzo de 2020, ya en plena pandemia, y se comunicó como hecho relevante a la bolsa mexicana en ese mismo mes. Compraron los hijos de Fernando Chico, magnate hotelero mexicano, nuevo dueño también del Hotel Formentor, uno de los más importantes alojamientos de lujo de Mallorca.

La operación coincidió en el calendario con el inicio de un discreto repliegue de Sanginés-Krause en los negocios en España; un repliegue mantenido durante este año, que para su amigo Juan Carlos ha sido annus horribilis de revelaciones y expatriación. En 2019 había empezado la fiscalía española a investigar, entre otros detalles de la fortuna del rey emérito, los ingresos que recibía del millonario mexicano.

Las autoridades fiscales españolas tratan de aclarar si aquellos regalos son donación o préstamo, así como la cuantía total. En diciembre pasado, un veterano miembro de la Agencia Tributaria comentaba a este periódico: “Regalos como estos no tienen precedente fiscal. Nadie tiene amigos tan generosos”.

Bisnietos de Franco

El Bless, antiguo Hotel Velázquez, está cerrado desde que llegó a Madrid el coronavirus. Las hojas secas de sus macetones se arremolinan en la puerta, en la calle de Velázquez, plena milla de oro madrileña. Solo un vigilante ocupa ahora su interior, con un centenar de habitaciones de cinco estrellas por las que, antes de la pandemia, se cobraba 500 euros por noche.

El hotel se vendió el pasado 16 de julio, y hace una semana recogió el BOE la entrada en el consejo de administración de Breda Capital (dueña del Bless) de tres hombres muy cercanos a Sanginés-Krause: Borja Escalada, Hamed Mohamed Nasif Diego Laresgoiti.

Escalada preside Nilaya Properties, firma propiedad de RLH, de cuyo consejo también se salió Sanginés-Krause durante su repliegue, en mayo de 2020. A través de Nilaya, RLH ha comprado este hotel y, en otoño de 2018, compró el Hotel Villamagna, su primer cinco estrellas en Madrid. Borja Escalada es ahora el máximo ejecutivo del Villamagna, también cerrado, pero por obras de reforma.

Nilaya está inscrita el Registro Mercantil español desde 2018; desde 16 años antes figura en el de Panamá. Desde ese refugio fiscal se compró en 2016 el resort Mayacoba, en el Caribe mexicano, al grupo español OHL, en una operación sobre la que se han investigado supuestas implicaciones del rey Juan Carlos que ha negado el expresidente de la constructora, Juan Miguel Villar Mir.

Ahora, una RLH sin Sanginés -Krause en su consejo ha pagado 60 millones de euros por un hotel cuyos propietarios pedían 115 en 2020, cuando lo sacaron a la venta, según fuentes del sector. Los vendedores, a través de Breda Capital, son Jaime Ardid Martínez Bordiu y sus hermanos, hijos de Mariola Martínez Bordiu, la nieta más adinerada de Franco.

La venta del hotel es un asunto muy mexicano no solo por el origen de la compradora, también por la entrada de los descendientes de Franco en el paisaje azteca de celebridades y negocios. Javier Ardid, hermano de Jaime y copropietario del Bless, se casó en enero de 2019 en Oaxaca con Fernanda Estévez Hinojosa, integrante de la alta sociedad del DF.

Repliegue

Desde la primavera de 2020, con las revelaciones sobre la fortuna de Juan Carlos I, Allen Sanginés-Krause dejó de ser un financiero visible en el papel couché y en las páginas salmón, seguible por el gran público solo en ciertas crónicas de sociedad y culturales, para convertirse en referencia en la investigación sobre las cuentas del rey emérito.

Haber aparecido en los papeles de Panamá y ahora como mecenas de Juan Carlos I era demasiada notoriedad. Su despacho en la lujosa Plaza de la Lealtad de Madrid empezó a contestar a los periodistas que ya no operaba en la ciudad. En mayo de ese año había dejado sus puestos de presidente y apoderado de Nilaya Properties al español Borja Escalada y al abogado mexicano Diego Laresgoiti, uno de sus alfiles en otras firmas de su conglomerado inversor.

Fachada del Hotel Bless en la calle Velazquez de Madrid. David Castro

El inicio de su prudente retiro se hizo manteniendo en Madrid un exclusivo edificio de apartamentos en la calle Ayala, en pleno barrio de Salamanca, y una red de ojos y oídos, atenta a oportunidades postcovid en la Costa del Sol y en la Costa Blanca.

RLH Properties también los tiene. Anunció hace un año que habilitaba 250 millones de euros para compras de hoteles en España. Era el agosto de un verano desastroso por el covid; numerosos establecimientos españoles meditaban claudicar y ponerse a la venta, pero la posibilidad de gestionar ERTEs y los créditos ICO al sector turístico han parado de momento la avalancha. La firma sigue con el objetivo de crecer comprando en España.

Círculos mexicanos

El archivo del BOE guarda una disposición del ministro de Exteriores Josep Piqué que, en enero de 2001, pasó a la firma del Rey Juan Carlos una propuesta para conceder la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica al abogado mexicano Juan José Bremer, que acaba de dejar la embajada de México en España. El 20 de enero firmó Juan Carlos la disposición; “…queriendo dar una prueba de Mi Real aprecio”, dice. Es una fórmula que va más allá del consabido “En atención a los méritos y circunstancias…” con que se suele orlar la distinción.

Se despedía así el monarca de quien se había hecho amigo cercano y le había presentado a otro amigo que se haría más próximo aún. Bremer no se iba del todo: en Madrid hace negocios su descendencia. Hijos de Bremer están también en la compra de este verano. Es proximidad social y también geográfica: Sanginés-Krause tiene la sede de uno de sus firmas inversoras, Sanlua, en su edificio de carísimos apartamentos del 63 de la calle Ayala. En el 66, enfrente del colegio de El Pilar, tiene sede Reforma, una hotelera mexicana dirigida por Juan Cristóbal Bremer, hijo del embajador.

Fuentes conocedoras de la amistad de Bremer y Juan Carlos I señalan como un hito otra Cruz de Isabel la Católica. El 13 de noviembre de 2000, en la Moncloa, impuso el presidente José María Aznar la cruz a la anciana Isabel Vargas Lizano, más conocida como Chavela Vargas. Después se irían la cantante premiada, Aznar, Ana Botella y un grupo numeroso de amigos a celebrarlo a casa de la peletera Elena Benarroch.

Era la última fiesta a la que asistía Bremer en España como embajador. Entre los invitados, Allen Sanginés-Krause, entonces un banquero procedente de Nueva York al que Goldman Sachs había encomendado nueve meses antes establecerse en Londres para dirigir sus inversiones en España y Rusia.

Para entonces ya se lo había presentado Bremer al entonces jefe del Estado. La amistad del banquero con el diplomático se remontaba a los 90, pasados dos momentos importantes de sus vidas: en 1987, mientras Allen se doctoraba en Economía en Harvard, Juan José peleaba en el parlamento mexicano desde una escisión izquierdista del PRI, partido eternamente en el poder, liderada por Cuauhtémoc Cárdenas.

Ese izquierdismo fue pasajero: en la nube de BK Partners y el complejo de Sanginés-Krause trabajan Jerónimo y Juan Bremer, hijos del embajador. Y el padre también tiene papel en la historia de la empresa: su segundo y socio asesor.

El embajador Bremer engrasó las tensiones que a finales de los 90 tenía el Gobierno Aznar con el de México por su trato a los etarras que residían en aquel país. Y el inversionista Sanginés-Krause empezó por entonces a agradar al entonces jefe del Estado. Prestó su hospitalidad a Juan Carlos I y a su amiga Marta Gayá en un castillo de su propiedad en Irlanda. La última vez que se vio juntos al banquero y al monarca fue el verano de 2017. Juan Carlos asistió a la inauguración de la iglesia de San Juan Bautista en Conmellon, no lejos de Dublín. El mexicano la había restaurado y convertido en centro de exposiciones.

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