En 1920 hubo elecciones generales en España y solo pudieron votar los hombres. Se fundó el Tercio de Extranjeros, conocido más tarde como la Legión. La Confederación Nacional del Trabajo (CNT), sindicato anarquista, fue declarada ilegal. Son acontecimientos que parecen muy lejanos, provenientes de una realidad completamente distinta a la actual. La España de hoy tiene poco que ver con aquella. Pero en términos de muertes, en cambio, 1920 y 2020 están codo con codo. Hay que remontarse hasta la primera fecha, al final de la epidemia de la mal llamada gripe española, para encontrar una cifra de fallecimientos superior a la del año pasado. 

En 1920 murieron 494.540 personas. En 2020, según los datos difundidos este jueves por el Instituto Nacional de Estadística (INE), 492.930, un 17,7% más que en 2019. La población española era hace un siglo mucho menor que la de ahora: 21.388.551 habitantes frente a 47.329.981. Es un factor a tener en cuenta. Pero ni siquiera en el año más cruento de la Guerra Civil, 1938, las cifras de muertes superaron a las del año pasado: fueron 484.940, 7.990 menos que en 2020. 

Abril, el peor mes

El INE no da cuenta del motivo que se encuentra detrás de este espectacular crecimiento de la mortalidad, que también ha provocado que la esperanza de vida disminuya en 1,24 años respecto a 2019, al situarse en los 82,34 años. Pero solo se entiende a la luz del coronavirus. Por un lado, el Ministerio de Sanidad ya publicó en enero que 51.078 españoles habían fallecido por Covid-19 el pasado año. Por otro, los mayores incrementos de decesos coinciden con los picos de las sucesivas olas que han azotado el país.  

En enero de 2020, fallecieron 43.058 personas, un 3,5% menos que en el mismo periodo del año anterior. En febrero, 37,737, una bajada del 3,2%. Y entonces llegó el coronavirus. En marzo, murieron 58.124 españoles, un aumento del 56,8%; en abril, con mucho el peor mes, 60.951, un 78,2% más. Después, con el fin del confinamiento estricto, los datos volvieron a estabilizarse relativamente. Pero el estallido de la segunda y tercera ola volvió a disparar el número de decesos: 35.946 en agosto (13,5% más), 34.532 en septiembre (15,4% más), 39.639 en octubre (21% más), 42.198 en noviembre (21,6% más) y 41.537 en diciembre (13,1% más). 

Enormes diferencias por territorios

Los datos del INE también permiten comprobar las enormes diferencias en el impacto que la pandemia ha tenido entre las distintas autonomías. Madrid, a muchísima distancia, fue la más afectada. El movimiento de personas es más elevado en la comunidad que en el resto de España, y existen paralelismos con otras capitales en todo el mundo que muestran que el azote, por este motivo, ha sido mayor en ellas que en otras zonas de sus respectivos países. Pero en el territorio gobernado por Isabel Díaz Ayuso las medidas restrictivas han sido menos estrictas que en otra autonomías, algo en lo que la dirigente del PP basó su exitosa campaña en las recientes elecciones, centrada en el mensaje de presunta “libertad” para consumir en bares y restaurantes.

El aumento de la mortalidad en Madrid durante 2020 fue del 41,2% (66.583 decesos). A mucha distancia se sitúan Castilla-La Mancha (32,3%, 25.761 fallecidos), Castilla y León (26%, 36.177 muertes) y Cataluña (23,5%, 79.685 decesos). Andalucía registró 78.160 fallecimientos (+10,9%), Aragón 16.680 (+22,5%), Asturias 14.550 (12,9%), Baleares 8.562 (+7,1%), Canarias 16.416 (4,2%, la autonomía con menor incremento), Cantabria 6.459 (+7,4%), Comunidad Valenciana 48.600 (+10,4%), Extremadura 13.060 (+16%), Galicia 32.822 (+5%), Murcia 12.237 (+5,8%), Navarra 6.663 (+19,7%), País Vasco 24.238 (+12,4%), La Rioja 3.699 (+17,5%), Ceuta 649 (+20,9%) y Melilla 601 (22,4%).