Dos de las personas apuntadas por el excomisario José Villarejo como conocedoras de la operación Kitchen, el exdirector de la Policía Ignacio Cosidó y el que fuera secretario de Estado de Seguridad Francisco Martínez, han asegurado que no supieron nada del presunto operativo parapolicial para espiar al extesorero del PP.

La comisión parlamentaria sobre esta supuesta operación ha celebrado este miércoles su undécima sesión en una larga jornada de mañana y tarde en la que, aparte de Cosidó y Martínez, han intervenido Jorge Sanchís, jefe de gabinete de este último y de su sucesor José Antonio Nieto; y el sacerdote Silverio Nieto, que reenvió algunos mensajes que obran en la causa que investiga la Audiencia Nacional.

Los cuatro han negado conocer ninguna operación presuntamente urdida desde el Ministerio del Interior en 2013 con cargo a los fondos reservados e incluso Cosidó y Martínez (imputado en la Audiencia) han coincidido en emplear la palabra "jamás" para expresar tajantemente que ni oyeron, ni vieron, ni estuvieron informados de ello.

"Yo con el señor Villarejo jamás he despachado, jamás he comido con él, jamás he hablado por teléfono con él, jamás he intercambiado ninguno tipo de mensaje con él y jamás le he hecho llegar ninguna instrucción a través de terceras personas", a quien el excomisario señaló como la persona que le dijo que se iba a encargar de captar a alguien para espiar a Bárcenas.

Según su versión, a él no le informaban de las investigaciones judiciales y no tuvo constancia de "ninguna operación en la que el señor Villarejo estuviera involucrado". De hecho, ha dicho que solo le vio una vez, recién llegado a la dirección de la Policía, cuando tuvo un "encuentro casual" y Villarejo se le presentó.

El máximo responsable de la Policía de 2012 a 2016 también se ha desmarcado de cualquier estructura paralela en el cuerpo y ha negado que se sintiese "puenteado": "La única estructura que hay, o por lo menos que yo conociera en la Policía, es la que regula la ley".

En la misma línea, el que fuera secretario de Estado de Seguridad entre 2013 y 2016, ha negado que, como dijo Villarejo, estuviera al tanto de Kitchen y hubiera recibido un pendrive con el contenido del móvil de Bárcenas.

"Niego de forma contundente y sin ningún matiz que durante el ejercicio de mi cargo (...) participase o tuviese conocimiento, directo o indirecto, de cualquier forma de utilización ilegal de efectivos, medios y recursos del Ministerio del Interior con la finalidad de favorecer intereses políticos del PP, perseguir ilícitamente a personas o anular pruebas inculpatorias para este partido en casos de corrupción", ha señalado.

A Bárcenas, ha dejado claro, no lo ha visto "jamás" y con Villarejo tenía una relación "absoluta y estrictamente profesional y policial", aunque ha reconocido que comió una vez en Estepona (Málaga) con el excomisario y su mujer invitado por éste durante sus vacaciones de verano. "Creo que fue en 2012", ha añadido.

Martínez también ha hecho hincapié en mensajes de móvil que constan en un informe policial de conversaciones con otros imputados, como el exdirector adjunto operativo Eugenio Pino o el excomisario Enrique García Castaño, conocido en el ámbito policial como El Gordo.

En uno de ellos, Martínez responde "todos muertos" a García Castaño, supuestamente para decirle que si él hablaba de Kitchen, tanto el exministro del Interior Jorge Fernández Díaz como el expresidente del Gobierno Mariano Rajoy, acabarían también investigados.

Ante los diputados ha lamentado la filtración sesgada de ese informe policial, ha explicado que esos mensajes están incompletos y descontextualizados y ha dicho desconocer por qué estos funcionarios le señalan como partícipe del espionaje.

También ha aludido al mensaje que envió en 2019 al presidente de la Audiencia Nacional, José Ramón Navarro, donde afirmaba que su "error" fue haber sido leal a "miserables" como Fernández Díaz, Rajoy o Cospedal. Lo escribió, ha dicho, fruto de "un sentimiento de ansiedad, de enorme frustración y enfado", en un contexto de "absoluta privacidad" y en un momento en que él "estaba roto".

"En el contexto de la política a veces uno se siente mal con quienes han sido sus superiores", ha dicho, y ha reconocido que cuando dejó la política ese año se quedó con un sentimiento "bastante amargo" y "probablemente" se sintió "defraudado por el ministro".

Martínez se ha quejado de que no trasciendan mediáticamente intervenciones ante el juzgado "muy favorables" a su inocencia, como la declaración de dos policías que han negado que le entregasen ningún pendrive con el volcado de datos de dos móviles de Bárcenas.

Sobre la exsecretaria general del PP María Dolores de Cospedal, señalada por Villarejo como una de las personas que tenían conocimiento del espionaje, el ex número dos de Interior ha dicho que "jamás en la vida" se ha reunido con ella.

Martínez, que ha negado que alguien le haya llamado alguna vez "paco bomba", "chisco" o "chosco", como se ha publicado, también ha rechazado que estuviese al tanto de "ninguna operación Cataluña": "Ni existió, ni existe ningún documento que haga referencia", ha indicado.

Sí ha reconocido que estuvo autorizado, junto con dos personas, para firmar talones de fondos reservados, si bien ha dicho que ningún secretario de Estado tiene el detalle del empleo de esas partidas.

Ya por la tarde, Jorge Sanchís, que fue su jefe de gabinete desde 2015 y más tarde también de su sucesor, José Antonio Nieto, ha reconocido que él tenía dicha autorización y que dio luz verde a un pago, pero no ha sabido decir a qué se destino porque en el documento no venía el concepto. "No se si es exceso de celo, medida de seguridad, o que el sistema no es correcto", ha señalado.

Ha asegurado que "en ningún momento" oyó hablar "nunca de la operación Kitchen", un asunto del que también ha dicho no saber nada el sacerdote Silverio Nieto, amigo de Fernández Díaz y del comisario García Castaño, a quienes reenvió un mensaje de Francisco Martínez, que obra en la causa.

"Un humilde y simple wasap que no tiene ningún contenido ilícito, ni ilegal", ha indicado Nieto, que antes de ser sacerdote ejerció de policía y de juez, y que ha afirmado que cometió la "debilidad y el error de reenviarlo" pero que lo hizo porque le pareció que ambos "podían estar interesados".