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Amenazas en campaña

La Policía no encuentra huellas ni ADN en las cartas con balas a Iglesias y Marlaska

La investigación apunta a que el autor de las amenazas a Marlaska e Iglesias es diferente al que envió la navaja a Maroto

Imagen publicada en la cuenta de Twitter de Pablo Iglesias en la que se ve el mensaje y las balas que iban en el sobre.

Los primeros análisis realizados sobre las cartas con amenazas y balas enviadas al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y el exvicepresidente del Gobierno y candidato de Unidas Podemos a las elecciones madrileñas, Pablo Iglesias, no han encontrado huellas dactilares ni genéticas (ADN) de su autor, según ha podido saber El Periódico de Catalunya de fuentes de la investigación del caso. La Guardia Civil continúa su análisis de la otra carta con munición enviada a la directora general del instituto armado, María Gámez.

Los tres sobres con las amenazas y las siete balas de 7,62 milímetros fueron enviados a la misma hora el 19 de abril desde un mismo punto de la Comunidad de Madrid. La ausencia de huellas dactilares y de ADN en las tres cartas de amenaza, en los primeros análisis de policía científica, revelaría que el autor de las cartas tomó toda clase de precauciones para no dejar rastro. La munición que envió se utiliza todavía en algunos departamentos militares y de la Guardia Civil.

El análisis de los siete cartuchos (cuatro enviados a Iglesias, dos a Marlaska y uno a Gámez) ha desvelado que se trata de munición "muy vieja", según las fuentes consultadas, que están tratando de rastrear su procedencia. En cuanto a los textos, no hay ni una frase manuscrita, todas se han hecho utilizando "una regla de moldes y letras" y caracteres en mayúscula.

"Trastornos mentales"

Esta forma de actuar es muy diferente a la realizada en el envío de una navaja con supuestas manchas de sangre a Reyes Maroto, ministra de Industria y futura vicepresidenta de la Comunidad de Madrid si el socialista Ángel Gabilondo logra formar gobierno. En este caso, el sobre enviado con el arma tiene un remitente con nombre y apellidos, además de la dirección y la localidad desde donde se mandó, el pasado 21 de abril. Fuentes policiales explicaron que se trata de un hombre con trastornos mentales que reside en San Lorenzo de El Escorial (Madrid). Esta vez, además, el autor de las amenazas las escribió de su puño y letra, sin guardar las medidas de seguridad de los otros ataques.

La navaja iba acompañada de un CD y de muchos mensajes de Whatsapp y Twitter ampliados de tamaño. Por todos estos motivos, los investigadores creen que los autores de las amenazas pueden ser diferentes. Sin embargo, se descarta un efecto imitación, porque el envío de las primeras cartas con amenazas se hizo público el 22 de abril, un día después de que se remitiera la navaja a la ministra Maroto.

Fallos de seguridad

Todas las cartas de amenaza superaron los controles de Correos y de las sedes de instituciones oficiales donde fueron remitidas. Así ocurrió con el envío amenazante a Grande-Marlaska, recibido en el Ministerio del Interior; el de Iglesias, enviado a otra sede de Interior; el de Gámez, que llegó a la Dirección General de la Guardia Civil; y el de Maroto, que fue enviado al Ministerio de Industria.

Antes de que se conociera el envío a Maroto, trascendía que el Ministerio del Interior acordaba reforzar las medidas de protección para los destinatarios de los tres anteriores "en atención a la valoración del riesgo por la actual amenaza" que representa el haber recibido esas cartas.

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