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Calviño y Díaz, prosa y verso en gallego para la economía

Díaz y Calviño en la firma de la subida del SMI LA MONCLOA

El Gobierno tendrá por primera vez dos vicepresidentas de Galicia, unidas por origen, huella paterna y el talento para dialogar, separadas por visiones claramente opuestas del mercado laboral

En otro encendido debate en el Congreso de los Diputados a propósito esta vez de las manifestaciones del 8-M, el “solo sí es sí” y los derechos de las personas transgénero, Pablo Iglesias aprovechó el cara a cara que mantenía en ese momento con Teodoro García Escudero para afearle al PP el colchón de Vox a sus gobiernos y, de paso, cargar contra su portavoz parlamentario, Iván Espinosa de los Monteros. “Ya que el diputado se refería a mí hablando de la Ley Trans, le voy a decir una cosa para que lo entienda usted: ¿sabe la diferencia entre Paca La Piraña y el señor Abascal? Paca La Piraña hizo la mili, señoría”, aseveró el vicepresidente segundo, entre los aplausos de las bancadas del PSOE y Unidas Podemos. A su izquierda, ni la mascarilla disimulaba la cara de sorpresa de la vicepresidenta tercera y ministra de Asuntos Económicos y Agenda Digital. “¿Paca la qué?”, le preguntó Nadia Calviño al final de la intervención.

“Yo soy una de las primeras trans que hizo la mili en España. Así que aquí me tiene en cuerpo y alma para lo que usted necesite de mí”, se presentó la rutilante estrella de la exitosa serie Veneno durante la intervención de Calviño en La Sexta Noche este sábado. Con su habitual desparpajo, Paca La Piraña invitó a la vicepresidenta a un “cafelico” en su programa de entrevistas para hablar “de la economía, de cómo está España y, si quiere, le hablo también de mi transformación sexual”. La aludida demostró de nuevo que no pierde la sonrisa por casi nada, uno de los rasgos de su carácter más destacados por sus colaboradores. “No he tenido tiempo para ver series en estos últimos meses”, justificó, “impresionada” por “lo que he podido conocer” de la exvedete desde que el despiste con el fenómeno audiovisual encumbrado por biblias del entretenimiento como Time, Variety y LA Time convirtió en protagonista de la crónica política esa jornada a la aparentemente ministra más académica y sobria del Ejecutivo de coalición.

Nadia Calviño, durante una rueda de prensa / Ballesteros

A ella le gusta la pantalla grande, sobre todo el cine de los años 50, aunque desde el inicio de la pandemia se deja ver muchos fines de semana en el teatro para apoyar la cultura como un refugio de seguridad. “Gracias Carlos Latre por cargarnos de energía positiva, tan necesaria en estos momentos complicados, con tu One Man Show”, publicaba en Twitter el pasado 26 de febrero. Cualquier día de estos se podría cruzar con su compañera Yolanda Díaz, otra asidua de las tablas y de la defensa de los espacios culturales frente al coronavirus. “Curva España de Chévere Teatro é teatro transmedia, unha denuncia dos males endémicos e dos tópicos que conflúen na construcción das identidades nacionais unívocas –escribía la titular de Trabajo tras acudir al montaje de Patricia de Lorenzo y Miguel de Lira–. Todo o que escollemos e deixamos atrás para contar o que somos”.

¿Y qué dejaron atrás ambas? ¿Quiénes son las dos mujeres que, con el debate público polarizado y sobreexpuesto a Madrid, colocan a Galicia en lo alto de la gestión pública con dos vicepresidentas por primera vez en la historia? El dúplex en pantalla y la anécdota con Paca La Piraña simbolizan el viaje de Calviño desde los prosaicos despachos europeos a la primera línea en un país adicto a la farándula, también en la política. Díaz ha tenido que desandar el camino que algunos medios en la capital le abrieron bajo el verso de “la comunista y sindicalista” y el manido temor de la clase empresarial a su desembarco en la cartera de Trabajo, a pesar de que su único lazo con el colectivo es su padre. Los mismos que ayer, tras ocho acuerdos con las patronales, CC OO y UGT, insistían en los supuestos recelos por el ascenso propuesto por Pablo Iglesias tras su salida a la refriega electoral de Madrid.

Yolanda Díaz, en una presentación / Eduardo Parra

Abogada laboralista de profesión, Yolanda Díaz cumplirá 50 años el próximo 6 de mayo. Tiene tres másteres en Urbanismo, Relaciones Laborales y Recursos Humanos. Casada. Una hija. Inició su carrera política el 14 de junio de 2003 como concejala del ayuntamiento de Ferrol, donde fue teniente de alcalde. La alianza de su partido de toda la vida, Esquerda Unida, con Anova, capitaneada por Xosé Manuel Beiras, le llevó al Parlamento gallego, hasta que en enero de 2016 saltó al Congreso en la coalición En Marea con Podemos. Tardó poco en alzarse como una de las voces más mediáticas de la oposición y, desde la firma del acuerdo con el PSOE, apareció en todas las quinielas para un ministerio. Lo aceptó a regañadientes, solo porque Iglesias estaría en el Ejecutivo. “No tengo ambición política, siempre hay que convencerme para todo”, asegura.

Cuando todavía era directora de Presupuesto en la Comisión Europea, a Nadia Calviño (A Coruña, 1968) le interpelaron por un posible brinco a la política. “No”, dijo, tajante. Cuatro veces. La llamada de Pedro Sánchez le hizo cambiar de opinión. Se licenció en Ciencias Económicas y Derecho en Madrid, a donde se trasladó con cinco años. Su labor en la dirección general de la vieja Comisión Nacional de la Competencia durante el convulso periodo de las opas energéticas despertó la atención de las autoridades comunitarias, “el paso natural” y “un sueño hecho real”, como admitió, en la impecable y ascendente carrera de esta economista del Estado, casada también y madre de cuatro hijos.

“Mis padres me han ayudado muchísimo, pero no, su profesión y la mía no tienen mucho que ver”, ironizaba la ministra de Asuntos Económicos en una entrevista, en referencia a José María Calviño, acérrimo guerrista y director de RTVE en la efervescente etapa de La Bola de Cristal y Dinastía. El padre de la titular de Trabajo es el histórico Suso Díaz, “un fundador de CC OO y luchador antifranquista del que me siento muy orgullosa”. “Me reivindico como hija de trabajadores y quiero una sociedad en la que las hijas e hijos de trabajadores puedan llegar a ser ministros –relataba en una conversación con FARO en marzo del año pasado–. Esto es la igualdad”.

“No revalorizar el SMI es una de las mayores injusticias”

Yolanda Díaz - Ministra de Trabajo y de Economía Social

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“La lucha contra la precariedad está clara, pero se trata de ver la decisión más adecuada cada año”

Nadia Calviño - Vicepresidenta tercera de Asuntos Económicos

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La ley de riders para reconocer como asalariados a los muchos repartidores de las plataformas digitales en alta como falsos autonónomos es el último de los ocho acuerdos con los agentes sociales, la principal credencial de Díaz en el año y dos meses al frente de Trabajo y Economía Social. Tenía un noveno en mente. “Nunca doy fechas porque el Diálogo Social no lo permite, pero dejadnos trabajar en este sentido. Requiere discreción y tranquilidad”, respondía tras conocerse que el salario mínimo interprofesional (SMI) quedaría congelado este 2021 en los 950 euros que firmó su departamento con patronal y sindicatos solo 17 días después de prometer el cargo.

Mientras se negociaba la segunda subida, las diferencias de opinión afloraron. “Dejar fuera de la revalorización a los que más lo necesitan es quizás una de las mayores injusticias que podemos cometer”, alertaba Díaz. “El objetivo de la lucha contra la precariedad está claro –manifestaba Calviño–, pero se trata de ver la decisión más adecuada para cada año”.

“Todo el Gobierno avala la derogación de la reforma laboral”

Yolanda Díaz - Ministra de Trabajo y de Economía Social

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“El mercado laboral arrastra importantes problemas que no vienen de la última reforma”

Nadia Calviño - Vicepresidenta tercera de Asuntos Económicos

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A ese objetivo de darle la vuelta al mercado laboral se agarra la ministra de Trabajo para reactivar este mes la discusión sobre la derogación de la reforma laboral incluida en el pacto de PSOE y Unidas Podemos. “El mercado laboral español arrastra importantes problemas que no vienen de la última reforma laboral”, esgrime la ministra de Asuntos Económicos. “Todo el Gobierno avala esa posición”, señala la responsable de Trabajo respecto a la derogación. La penúltima discrepancia alrededor de las ayudas directas a las empresas, apremiada por los ministros de Podemos –e incluso parte de los socialistas–, se saldó con un paquete de 11.000 millones y un dardo de Calviño: “Esto no es una subasta ni se resuelve con un tuit”.

Son las dos caras de una misma moneda. Dos largas trayectorias, una desde el activismo político en todos los niveles de la administración, otra inmersa en la burocracia de la cúspide institucional, ambas con talento para el acuerdo. Parafraseando a la propia ministra de Trabajo, “músicos diferentes” para “una misma partitura”. Nunca mejor dicho. La ministra Calviño toca el piano, el oficio de su madre. La ministra Díaz escucha a Shostakóvich, cualquier cosa menos un autor típicamente clásico.

“Los ERTE ya no son suficientes”

Yolanda Díaz - Ministra de Trabajo y de Economía Social

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“Las ayudas no son una subasta”

Nadia Calviño - Vicepresidenta tercera de Asuntos Económicos

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¿Quién llevará la batuta económica? Sea la segunda o la tercera y, por tanto, detrás de Calviño en la jerarquía de Moncloa, la vicepresidencia para Díaz viene en un pack indivisible con el liderazgo en un futuro electoral de Unidas Podemos; y el estandarte ya mismo de las reivindicaciones ajenas a sus competencias hasta ahora –Ley Trans, regulación del precio de los alquileres o la postura en Cataluña– de un partido del que no es afiliada dentro de un Gobierno en el que cree firmemente.

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