Los dos socios del Gobierno de coalición han demostrado esta semana que, pese a los vaivenes y las tensiones internas, en las cuestiones de Estado siguen unidos, como visibiliza el rechazo a los vetos del PP a la participación de Unidas Podemos en la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

    La ruptura de las negociaciones con el PP sobre el órgano de gobierno de los jueces ha llevado a un segundo plano las tensiones entre el PSOE y Unidas Podemos, que, sin embargo, siguen muy vivas en el marco de la negociación de la ley de Vivienda, la situación en las calles por el encarcelamiento del rapero Pablo Hasel y la monarquía.

    De hecho, antes de romper el acuerdo con el PP, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pedía a sus socios de Gobierno por primera vez públicamente rebajar "los decibelios" de sus intervenciones. Y su vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, se estrenaba también esta semana con una advertencia: quizá llega un momento en el que Unidas Podemos dice "hasta aquí" a permanecer en el Ejecutivo.

    Esos cruces de declaraciones fueron previos a la ruptura de las negociaciones por el veto del PP al juez José Ricardo de Prada, que juzgó el caso Gürtel, y a la actual delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell, exdiputada por Unidas Podemos. Candidatos que tienen un "currículum acreditado", según defendió el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una rueda de prensa en la que culpó al PP del fracaso de las negociaciones porque el Gobierno, dijo, sí había sido "flexible" y planteado "alternativas".

    La "lealtad" de los socios

    En la Vicepresidencia Segunda del Gobierno no hubo dudas de que el PSOE no iba a ceder a las presiones del PP, por mucho que desde la formación de Pablo Casado se asegurase que los socialistas se disponían a dejar fuera del pacto a sus socios. "Es mentira", zanjaron desde el primer momento en el entorno de Iglesias.

    El propio vicepresidente advertía en el Pleno del Congreso al negociador del PP Teodoro García Egea que "las grandes decisiones de país" las iba a tomar el Gobierno y "el bloque de la investidura", cuando las conversaciones entre el Gobierno y su partido aún no habían naufragado.

    En Unidas Podemos, según explican a EFE fuentes la formación, no concebían un acuerdo del PSOE con el PP que los dejase al margen de la renovación de órganos constitucionales porque eso hubiese implicado un "cambio de aliado" en los asuntos nucleares del Estado que -constatan- habría tenido consecuencias. El escenario no se ha dado, lo que según los socialistas es una prueba de su "lealtad" con los socios.

    Una reunión para desencallar disputas

    Con este nuevo contexto de unidad frente al PP se celebrará esta semana una reunión entre Sánchez e Iglesias en la que los dos socios se conjuran a desencallar algunas de las últimas disputas en el Gobierno de coalición. Las pretensiones de Unidas Podemos de que se establezcan topes al precio del alquiler en la Ley de Vivienda en lugar de los beneficios fiscales que promulga el PSOE es uno de los principales asuntos que se deben resolver, ya que el propio Sánchez dijo que habría acuerdo sobre una materia que -recuerdan en Podemos- está firmada en el pacto de investidura. "Pacta sunt servanda", ha recordado esta semana Iglesias, quien ha llegado a acusar a los socialistas de "tensionar" la coalición con sus negativas a cumplir lo acordado en materia de vivienda.

    Tanto en Moncloa como en el PSOE aluden a las palabras de Sánchez y piden a Podemos que baje el diapasón ante las diferencias del Gobierno de coalición, pero esperan que los dos socios se avengan a un acuerdo, aunque creen que para ello es necesario "mucho diálogo".

    Sobre la mesa de la negociación estará previsiblemente también la ley trans que prepara la ministra Irene Montero y a la que se opone la vicepresidenta Carmen Calvo y otros asuntos que para Unidas Podemos son cruciales: la derogación de la reforma laboral y de la denominada ley mordaza.

    Y aunque en Moncloa ya están acostumbrados a que Unidas Podemos airee los conflictos, sí confían en que las próximas conversaciones entre Sánchez e Iglesias -que enmarcan en la normalidad- contribuyan a reducir el ruido.