Un 59,2 por ciento de los españoles considera que el Gobierno y las comunidades autónomas deberían haber tomado medidas más estrictas ante los riesgos de la pandemia de la Covid-19 en tanto que casi la mitad de los ciudadanos tiene dudas de que después de la vacuna, la vida vuelva a ser como la de antes.

Son dos de las conclusiones de la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sobre el covid-19, en la que una mayoría de españoles apuesta por medidas de control más restrictivas mientras que solo un 2,1 por ciento opina que no había, ni hay a día de hoy, que adoptar medidas que limiten las libertades.

Según el sondeo, otro porcentaje elevado del 25,8 por ciento considera que las restricciones aplicadas eran y son adecuadas, en tanto que un 4,7 por ciento reconoce que no tiene información suficiente.

Al margen de las restricciones, hay diversidad de opiniones sobre cómo será el mundo después de la vacuna.

El 47,6 por ciento considera que con la vacunación se podrá hacer todo lo que se hacía antes, pero son más, casi un 52 por ciento, quienes lo dudan o afirman que de momento no, o que incluso creen que jamás será nada como antes.

Entre las personas que creen que no podrán volver a su vida anterior, hay quien piensa que tendrá que pasar un largo tiempo para la normalidad y para ver los efectos -29,9 por ciento- en tanto que un 21,9 por ciento directamente no confía en la vacuna por la rapidez con que se ha fabricado y duda de su eficacia.

A la pregunta de a quién habría que poner por delante si hubiera escasez de respiradores, vacunas o medicamentos para la Covid, el 29,6 por ciento piensa que a las personas jóvenes, con más vida por delante, mientras que un 26,2 al más enfermo y con más riesgo de morir y un 9,6 al más anciano por ser más vulnerable.

Entre los españoles que conocen a algún familiar, amigo o conocido que ha enfermado de coronavirus, un 21 por ciento tienen a un familiar que ha fallecido, un 18 por ciento a un amigo, y un 36 por ciento a un conocido.

Prácticamente la totalidad de los encuestados -un 99,2 por ciento- utiliza la mascarilla habitualmente como medida de protección aunque solo un 20 por ciento gasta nueve unidades o más a lo largo de la semana. La inmensa mayoría se cambia de mascarilla una vez al día o incluso la reutiliza de un día para otro.

De hecho, un 6,3 por ciento de los españoles admite que porta siempre la misma mascarilla, de uso no desechable.

Eso sí, nueve de cada diez ciudadanos -el 94,2 por ciento- usa gel hidroalcohólico para desinfectarse las manos.

El 63,4 lo hace al entrar o salir de un restaurante o bar, el 42,6 siempre o casi siempre, el 37,6 cada vez que toca un objeto y el 37,3 al llegar y salir de casa.

Además el 95,1 por ciento guarda la distancia recomendada por las autoridades de seguridad entre las personas, el 95,8 se lava las manos con frecuencia y más del 50 por ciento desinfecta los productos alimenticios antes de comerlos.

Del porcentaje de españoles que usa más medidas de protección, el 44 por ciento desinfecta la casa y sus objetos con alcohol, lejía u ozono y el 22,2 desinfecta y limpia los zapatos o se descalza y los deja fuera antes de entrar en su vivienda.

Durante la pandemia muchos españoles han cambiado sus hábitos cotidianos, por ejemplo, algunos han dejado de arreglarse todos los días y otros ponen menos esmero en ello que antes, mientras que ha aumentado el tiempo que pasan conectados a las redes sociales.

Desde que comenzó la crisis sanitaria, el 76 por ciento ha mantenido sus costumbres y horarios de sus cuidados personales, como el aseo, vestirse o arreglarse, pero casi el 24 los ha cambiado.

El 25% no se arregla todos los días

De estos últimos, más del 25 por ciento no se arregla todos los días mientras que el 1,6 por ciento no atiende prácticamente nada a esos cuidados.

Si antes de la pandemia, ocho de cada diez salía a comer o cenar los festivos con familiares, ahora lo hace solo el 18,9 por ciento y si antes casi el 90 por ciento asistía a cumpleaños y otras celebraciones, ahora no llega al 20.

Esta falta de vida social tiene su reflejo en el consumo de televisión. De una media de 236,2 minutos diarios antes de la pandemia, se ha pasado a 273 minutos cada día.