El pacto europeo sobre los fondos de reconstrucción no ha cambiado la política española. Pedro Sánchez mantiene la hoja de ruta del Gobierno, que considera "consolidada" por la pandemia, y sigue defendiendo consensos con la oposición, a la que pide que se fije en el comportamiento de la UE para sellar grandes acuerdos en España. Pero el llamamiento no cala.

El PP insiste en sus críticas al Ejecutivo y considera que los fondos suponen "un rescate". Vox anuncia una moción de censura, en un movimiento condenado al fracaso que busca presionar a Pablo Casado. Y ERC y Cs continúan pidiendo a Sánchez que elija entre unos y otros para pactar los Presupuestos, mientras el presidente permanece en la equidistancia.

Sánchez acudió ayer al Congreso para dar cuenta del acuerdo de la UE que movilizará 750.000 millones: 390.000 en subvenciones y 360.000 en préstamos. Cerca de 140.000 millones del total irán a parar a España.

No era el enfoque que proponía el jefe del Ejecutivo, partidario de más transferencias, pero se acerca. "Europa encontró su lugar", señaló el líder del PSOE, presentándose como uno de los principales artífices del pacto, como pionero a la hora de pedir la mutualización de la deuda y un nuevo plan Marshall.

El acuerdo es un balón de oxígeno para el Gobierno, que ve más cerca la aprobación de los Presupuestos, pese a que sigue sin aclarar si se apoyará en ERC o en Cs. Sánchez, aun así, pasa por un momento delicado: con importantes rebrotes en varias autonomías y datos tan funestos como la pérdida de 1,1 millón de empleos entre abril y junio.

Recibido por un cerrado aplauso de los diputados socialistas, que acudieron al completo, sin respetar el pacto que señala que solo debe llenarse la mitad del hemiciclo para evitar contagios, Sánchez dijo: "El acuerdo debe ser ejemplo, acicate, inspiración. Si en Europa se puede, en España se debe poder".

Más comedido que en otras ocasiones, el líder de la oposición y del PP, Pablo Casado, cargó contra el "triunfalismo" de Sánchez, mientras Santiago Abascal anunciaba una moción de censura de la que el PP, siempre mirando de reojo a Vox, se desmarcó poco después.

En el otro extremo del tablero, ERC argumentó que el pacto europeo, por su condicionalidad, conduce a un entendimiento con Cs. "Ligados a un plan europeo que debe votar gente como Mark Rutte (el primer ministro holandés), ¿cómo serán los Presupuestos?", se preguntó Gabriel Rufián. "¿Expansivos o restrictivos? ¿De inversiones o de recortes? ¿Y con quién los pactará el Gobierno? ¿Con ERC o con Cs?". Los naranjas insistieron en la disyuntiva. "Si está Cs en esas cuentas, no estarán populistas y nacionalistas. Tome el camino recto que le ofrezco", dijo su portavoz, Edmundo Bal.

Sánchez, en la réplica, no mostró ninguna preferencia. "Algunas veces, señor Bal, el señor Rufián tiene razón. Y algunas veces, señor Rufián, el señor Bal tiene razón", dijo. Pero esa geometría variable molestó a otros. Como a Pablo Echenique, portavoz de Unidas Podemos. Igual que al PNV.