Con la pandemia más o menos controlada, el presidente de la Generalitat, Quim Torra, intenta retomar ahora el proceso independentista que aparcó el Covid-19. El primer gesto claro en este sentido es la convocatoria de una próxima reunión de entidades y partidos soberanistas. Una nueva cumbre como las de antes del coronavirus para decidir cómo abordar la reanudación de la mesa de diálogo con el Gobierno de Pedro Sánchez, limar asperezas e intentar acordar una estrategia común, sin plantearse de momento el escenario electoral.

La consellera de Presidencia y portavoz del Govern, Meritxell Budó, no cerró la puerta a la convocatoria de la mesa de diálogo -sobre la que Torra afirmó el 5 de junio que no se daban las condiciones por falta de un "clima de confianza"-, sino que se limitó a anunciar esta reunión previa para evaluar las condiciones de la recuperación de esa cita bilateral. "Creemos necesario que se pueda generar el clima de confianza que hay que recuperar para que se pueda abordar este diálogo", apuntó Budó.

La consellera consideró que el diálogo "es necesario", si bien dijo que "hace falta tener claro por parte del Gobierno del Estado si hay verdadera voluntad de resolver el conflicto", al tiempo que subrayó el derecho a la autodeterminación y la amnistía.

Budó afirmó que ese "clima de confianza" se ha debilitado por la "recentralización" de competencias a la hora de gestionar la crisis sanitaria, más allá de poner fecha a la reunión y del hecho de si ambos presidentes han de presidir el nuevo encuentro.

La portavoz insistió en la necesidad de un mediador, una figura "importante" que tiene "el apoyo" de JxCat y ERC, si bien puntualizó que "para una parte del Govern [en referencia a la posconvergente] quizá se considera más necesaria que para la otra [la republicana]".