El Gobierno y el grupo parlamentario socialista sondean la viabilidad en el Congreso de la sexta prórroga del estado de alarma, aunque la decisión de pedirla todavía no está tomada a la espera de calibrar si la medida cuenta con apoyo parlamentario suficiente para que prospere. PNV y Ciudadanos son los destinatarios de la atención preferente del Ejecutivo, tras garantizar las dos anteriores prórrogas. Esta nueva petición permitiría completar bajo el estado de alarma la desescalada.

El Gobierno ha aprendido varias cosas a lo largo de las cada vez más difíciles negociaciones para prorrogar el estado de alarma frente al coronavirus. La primera es que no puede fiarlo todo a la presunta "responsabilidad" de la oposición, advirtiendo de que la alternativa sería el "caos", sino que tiene que sentarse a negociar.

La segunda pasa por no dar por supuesto ningún resultado. El Ejecutivo, por ejemplo, pensaba que el PP no llegaría a votar nunca en contra, como hizo con la última prórroga, la semana pasada.

Y la tercera, después de la tormenta que supuso el pacto con EH-Bildu para derogar la reforma laboral, es que las materias a debatir a cambio de un respaldo o una abstención se deben ceñir a la propia emergencia sanitaria.

De todas las lecciones, esta es la que menos aplica la Moncloa, que acaba de acordar con el PNV el traspaso a Euskadi y Navarra del ingreso mínimo vital, iniciativa que el Consejo de Ministros aprobará hoy.

Ni el Ejecutivo ni los partidos nacionalistas ligan directamente este pacto a la última prórroga, que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pedirá previsiblemente la semana que viene para su votación en el Congreso, pero ambos reconocen que ayuda a un acuerdo.

Muchas cautelas

Todavía con muchas cautelas, el Gobierno avanza con el partido vasco y con Ciudadanos para obtener una última extensión de la alarma, hasta el día 21 de junio, que sería asimétrica, pudiendo levantarse la medida excepcional en algunos territorios con menor incidencia del virus, como pueden ser Galicia, Cantabria y los archipiélagos.

"Estamos en eso", explican fuentes de la Moncloa, que reconocen el buen clima en el que transcurren las conversaciones con nacionalistas y liberales, grupos que también transmiten la misma impresión.

"Esta debería ser la última prórroga y tendría que abrir la puerta a la normalidad. Y en ese camino el Gobierno vasco debe gestionar el cien por cien de sus competencias", dijo ayer en la Ser el presidente del PNV, Andoni Ortuzar.

"Todas las exigencias"

Desde Ciudadanos, su portavoz, Edmundo Bal, señaló en Antena 3 Televisión que el Gobierno de sänchez está cumpliendo "todas las exigencias" de los naranjas a cambio de su respaldo a los dos anteriores periodos, en un complejo proceso que ha fracturado la mayoría que apoyó la investidura, con socios como ERC y Compromís votando en contra.

El Ejecutivo insiste en que se está tomando esta última negociación "muy en serio", con Sánchez y la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, manteniendo contactos con los grupos.

La Moncloa también intenta denostadamente que los republicanos se abstengan en la próxima petición de prórroga, pero aquí el entendimiento, que no se logró la semana pasada, continúa pareciendo muy difícil de conseguir.

"Donde estábamos"

"Seguimos donde estábamos. El Gobierno tiene que elegir entre Ciudadanos y nosotros", explican fuentes del partido de Oriol Junqueras. Fuentes del Ejecutivo consideran que la pugna electoral entre ERC y JxCat complica cualquier acuerdo con Esquerra.