Antes de que mañana la prórroga del estado de alarma se someta al Congreso, el Gobierno confía en atar el voto favorable del PNV y Ciudadanos, dos formaciones que vienen manteniendo su respaldo pese al creciente distanciamiento crítico del Ejecutivo. El PNV no da todavía nada por perdido. Su presidente, Andoni Ortuzar, aseguraba ayer, horas antes de que la ejecutiva adoptara posición, que los nacionalistas vascos defenderían una prórroga al actual estado de alarma que incluya "una plan homogéneo con parámetros básicos" para todas las comunidades autónomas, pero que implante también "un sistema de 'cogobernanza', que respete las instituciones naturales y las competencias de cada uno". "Más que estar en el no, el PNV no está en el sí", resumió Ortuzar para explicar su disposición negociadora y la probable abstención si no hubiera acuerdo con el Ejecutivo. "El PNV no quiere tumbar al Gobierno de Sánchez, ni quiere que pase apuros; al contrario, seguimos arrimando el hombro y nos gustaría que hubiera más estabilidad política y que se hagan las cosas bien, pero igual alguien se ha encerrado en una torre de marfil y es incapaz de ver que resulta más fácil compartir el proceso de decisiones y la responsabilidad que mantener el mando único", añadió el presidente del PNV. En concordancia con la nueva línea de Cs, Inés Arrimadas trasladó ayer a Sánchez por teléfono su plan para salir del confinamiento y se abre a negociaciones con el Ejecutivo.