Alarma o caos. El Gobierno redobló ayer con esa disyuntiva la presión sobre el PP para que mantenga su apoyo a la prórroga del estado de alarma, que mañana se someterá votación en el Congreso. Después de que Pablo Casado comunicara a Pedro Sánchez que no contará con su apoyo para dar continuidad a un marco jurídico -que el Ejecutivo considera imprescindible para una salida ordenada del confinamiento- arrecieron las advertencias sobre los populares. El ministro Ábalos fue quien más a fondo se empleó en la amenaza e incluso responsabilizó a los populares de cualquier posible rebrote de la pandemia si la desescalada no se realiza con las reglas fijadas por el Ministerio de Sanidad. Hay también un aviso en la vertiente económica: sin estado de alarma quedan sin sustento legal la mayoría de los ERTE por causas de fuerza mayor, lo que supondría la vuelta al trabajo a quienes están acogidos a esta forma regulación laboral.

El Ejecutivo de Pedro Sánchez se enfrenta a una amenaza que viene tomando cuerpo en los últimos días con el creciente malestar entre gobiernos autonómicos por considerarse ninguneados por el Gobierno central. La prórroga del estado de alarma está amenazada, pero sólo en el caso de que el PP votara en su contra. Aunque Casado no concretó la posición de los 88 diputados populares, lo más probable es que se oriente hacia la abstención, dejando que la prórroga salga adelante solo con los apoyos del PSOE y Unidas Podemos para hacer visible la soledad del Ejecutivo.

ERC, uno de los aliados de la investidura de Sánchez, consumó ayer su deriva desde la abstención al rechazo y mañana se sumará al club del "no" en el que están desde el 22 de abril pasado Vox, JxCat y la CUP.

Pese a que esa progresiva pérdida de apoyos no significa que el estado de alarma quede en suspenso, el Gobierno se volcó ayer en un mensaje al PP: "Estado de alarma o caos". El tono del Ejecutivo hacia los conservadores, hasta ahora más o menos suave, sin entrar al atrapo de los continuos ataques populares cambió por completo. "El estado de alarma es imprescindible en la desescalada. Para seguir controlando la epidemia y para activar mecanismos en el caso de un rebrote, que esperamos que no se produzca. Además, cuenta con un amplio respaldo ciudadano. Mejor no hacer experimentos que nos pueden llevar al caos", advertía el ministro de Sanidad, Salvador Illa, en la Moncloa. A su lado, el titular de Transportes, José Luis Ábalos, mantuvo argumentos similares, pero con mayor contundencia. "Si la emergencia sanitaria sigue vigente, no hay ningún motivo para prescindir del instrumento jurídico más eficaz. Me dirijo especialmente al PP, para que no se deje arrastrar por quienes se valen de bulos y manipulaciones -en referencia a Vox-. De hacerlo, tendrán que responder ante los ciudadanos si se produce un repunte de los contagios". "¿Qué otra alternativa hay si no es el caos y el desorden?", acabó preguntándose Ábalos, quien acusó a los populares de "acorralar al Gobierno para que los ciudadanos acaben pagando las consecuencias" y de "priorizar el interés político por encima de la salud".

La comparecencia de ambos ministros se produjo poco después de la conversación telefónica de una hora entre Sánchez y Casado . En ella, según el titular de Transportes, el líder del PP comunicó al jefe del Ejecutivo que "no va a apoyar" la prórroga, y el presidente "le ha advertido que eso nos puede llevar al caos económico y sanitario". Casado considera que la renovación del estado de alarma "no tiene sentido" y su partido "no puede apoyarla", aunque dejó abierta la forma en que se sustanciará ese rechazo mañana en el pleno del Congreso.