Silbidos a Oriol Junqueras, líder de ERC encarcelado por la sentencia del procés. No sucedió en un mítin del PP o Ciudadanos, sino en Perpiñán y el acto más multitudinario del independentismo fuera de Cataluña de los últimos años. Fue en el mítin del "regreso a Cataluña" de Carles Puigdemont, Toni Comín y Clara Ponsatí tras lograr ser reconocidos como eurodiputados y que sirvió para que decenas de miles de personas (110.000 según la policía francesa, 200.000 según los organizadores) aclamaran la estrategia que lidera el expresident de confrontación con el Estado, opuesta a la del diálogo y la acumulación de fuerzas que predica el líder republicano. No mencionó en ningún momento la palabra diálogo o Esquerra Republicana.

Puigdemont no resolvió la incógnita sobre el futuro del debate interno en el JxCat cara a las elecciones, pero sí dejó claro que no está dispuesto a cambiar de estrategia. Su apuesta es la de cargar contra un Estado "monárquico heredero directo del franquismo". Se trata de no parar ni esperar a la acumulación de fuerzas sino de prepararse para otra "confrontación".

No es extraño, pues, que ERC enviara una delegación de segundo nivel al acto en el que JxCat sí se volcó, junto al president Torra. Clara Posatí sí atacó directamente a ERC: "No nos dejemos engatusar por fotografías de mesas de diálogo de engaño que solo buscan hacer ganar tiempo a Pedro Sánchez. Hay que preparar la próxima ofensiva por la ruptura, para liberarnos del Estado español, desde las instituciones y desde la calle".

En este contexto combativo, el mensaje de Junqueras contrastó y mucho. Defendió que cuando no hay reproches entre soberanistas se puede "obligar al Estado a hacer lo que por si solo nunca habría querido hacer, es así como ha tenido que reconocer la naturaleza política del conflicto político".