El éxito de la mesa del diálogo sobre Cataluña consiste en que al fin ambas partes se haya sentado. Parece poco, pero para los presentes ayer en la primera reunión en la Moncloa es una gran paso, al que poco hay más añadir: un encuentro distendido entre las representación de los gobiernos central y catalán y un calendario. La mesa se reunirá cada mes, en Madrid y Barcelona de forma alternativa, y sin la presencia de Pedro Sánchez y Joaquim Torra.

Tras casi ochos años de puentes rotos, la imagen del retorno de ese diálogo que quedó colgado en septiembre del 2012, cuando Artur Mas obtuvo un sonoro "no" de Mariano Rajoy a su propuesta de pacto fiscal, se convierte casi en icónica. "El principal avance de la reunión es la celebración de la propia reunión", resumió Torra en su comparecencia en la sala de prensa noble de la Moncloa, esa que pisan los mandatarios extranjeros y nunca los autónomicos. Política de gestos. "Es un ejercicio muy sano escuchar cómo se siente, cómo reflexiona el otro", dijo poco después la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que aplaudió el "clima" creado.

"Aún no sabemos la propuesta del Estado" señaló una fuente de la delegación catalana como resumen de lo vivido en la Moncloa. El Govern y partidos, por el contrario, sí incidieron en lo que Torra definió como "los grandes consensos de la sociedad catalana", como son, a su juicio, "el 80% favorable al ejercicio del derecho a la autodeterminación y el 80% a favor de una amnistía para los presos". Un ejercicio del derecho a decidir que, continuó Torra, "alcanza al 100% de la población catalana". Una reflexión que fue textualmente tuiteada por el vicepresidente, Pere Aragonès. La exposición de los "dos consensos", explica siempre la parte catalana, fue recibida con frialdad por el Gobierno de Pedro Sánchez que se aprestó a "cambiar de tema". Otro tanto ocurrió con la reiterada petición de incorporar la figura de un relator a las negociaciones.

El Ejecutivo central sabe que pisa un terreno "muy complejo", reconoció Montero, en el que la solución territorial no llegará "a corto plazo", y por eso quiere evitar poner "etiquetas" a sus propuestas de fondo. Así que Sánchez, de momento, quiere hablar de temas más concretos, como financiación e infraestructuras, algo que, en sentido inverso, fue recibido con frialdad por la Generalitat. La delegación catalana reconoció la importancia de estas cuestiones, pero las desvió hacia "los foros apropiados". Es decir, la comisión bilateral entre el Gobierno y la Generalitat que prevé el Estatut.

El comunicado conjunto apunta que "cualquier acuerdo que se adopte en el seno de la mesa se formulará en el marco de la seguridad jurídica". La fórmula permite a la parte catalana sortear el término Constitución y a la estatal defender que la vía unilateral ha quedado atrás.

Todo, para el Ejecutivo, con la vista puesta en los Presupuestos Generales del Estado. La suerte de las cuentas públicas, que permitirían a Sánchez asegurarse entre dos y tres años más en el poder, depende de la abstención de ERC. Los republicanos, principales impulsores de la mesa de diálogo, dijeron que salían "satisfechos" de la cita. "De una primera toma de contacto no se puede esperar nada más. Apenas empezamos a caminar", señalaron fuentes republicanas, que recordaron que "los objetivos son tan grandes como irrenunciables: la autodeterminación y la amnistía".

Fuentes de ERC admitieron ayer que la formación está estudiando dar su apoyo hoy a la aprobación del techo de gasto propuesto por el Gobierno, que es el primer paso para la tramitación del proyecto de Presupuestos del Estado. La tramitación de los Presupuestos del Estado para el 2020 se juega hoy el o todo o nada en el Congreso. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, lleva al pleno, para su convalidación, el techo de gasto presupuestario (127.609 millones, un 3,8% más que en el 2019) y la senda de objetivos de déficit y deuda hasta el 2023 de las administraciones. Si este trámite no sale adelante, el Gobierno, en la práctica, no podrá llevar al Parlamento el proyecto de Presupuestos del Estado para el 2020. Hay mucho en juego. Pero tras las reunión, la ministra de Hacienda se mostró optimista.