La polémica en torno al encuentro del ministro de Transportes, José Luis Ábalos, y la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, que tiene prohibido pisar suelo comunitario bajo la amenaza de arresto, está tomando tanto cuerpo que ayer decidió salir en defensa del ministro el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien subrayó que lo que ha hecho su compañero de gabinete ha sido "evitar una crisis diplomática" con Venezuela.

Tras recalcar que su apoyo es "político y personal" ante los virulentos ataques de la oposición, que exige comparecencias urgentes e investigaciones en el Congreso, además de la dimisión, el jefe del Ejecutivo llamó a la derecha a la responsabilidad y a no romper el consenso en política exterior, especialmente en una coyuntura tan compleja como la de Venezuela donde, a su entender, lo que urge es la celebración de elecciones.

El protagonista, Ábalos, se quejó de lo que, desde su punto de vista, son "ataques personales" a su figura. Admitió sentirse "molesto" por la lluvia de críticas y reproches que le están cayendo desde que, la pasada semana, la página web "Voz Populi" difundiese que había mantenido un encuentro clandestino en el aeropuerto madrileño con Rodríguez. "Yo vine para quedarme y a mí no me echa nadie", replicó a la oposición, que pide su cabeza.

Las explicaciones del Ministro han ido llegando por goteo y aportando nuevos matices sobre un asunto que le parecía, hasta ahora, de carácter "menor". En un principio defendió que si él se había desplazado al aeropuerto Adolfo Suárez el pasado lunes, de madrugada, había sido para ver a otro ministro venezolano conocido suyo, el de Turismo, Félix Plasencia, y que, de forma "fortuita y casual" había visto a Rodríguez, que viajaba en el mismo avión. Así, negó cualquier "reunión" con ella.

Ayer, y después de que se conocieran más detalles por la prensa, se publicó una entrevista en la que admite que fue el responsable de Interior, Fernando Grande-Marlaska, quien le solicitó que, ya que iba a desplazarse al aeropuerto de Barajas, advirtiera a la vicepresidenta de Venezuela de que no podía abandonar la aeronave sin consecuencias. Lo hizo y parece que con éxito, según explicó Ábalos. De ahí que Sánchez saliera a avalarle ayer ante el ataque de la oposición, que amenaza con ir a mayores en los próximos días.