Los ministros de Exteriores de Marruecos, Naser Burita, y de España, Arancha González Laya, rebajaron ayer el tono y la tensión de los últimos días causados por la reciente ley marroquí de delimitación de sus aguas territoriales, que causó gran preocupación en las islas Canarias.

"No habrá política de hechos consumados ni decisiones unilaterales", dijo Burita a la ministra en la reunión que ambos mantuvieron en la sede del ministerio de Exteriores en Rabat, en la que fue la primera visita de González Laya a Marruecos. Para la ministra española, estas fueron "unas palabras tranquilizadoras para quienes tuvieran dudas". González Laya sostiene que "no habrá política unilateral, sino diálogo para llegar a soluciones de común acuerdo".

La titular de Exteriores reconoció que a Marruecos le asiste "el derecho a delimitar sus espacios marítimos según el derecho internacional", pero también matizó que "tiene el deber, en los casos de solapamiento con otros países, de hacerlo de común acuerdo con el otro país y respetando las normas".

El ministro marroquí recordó que "el diálogo está en el ADN de Marruecos y será la base de todo arreglo", pero avanzó alguna pista, al sugerir "un mecanismo operacional que transforme lo que puede ser un problema en una ventaja", sin dar más pistas sobre cuál podría ser esa fórmula.

El tono de la rueda de prensa posterior a la entrevista fue en todo momento de cordialidad, y los ministros multiplicaron sus mensajes mutuos de reconocimiento. González Laya recordó que "tenemos puntos de vista convergentes en muchos temas" y que para España su buena relación con su vecino "da buenos resultados". Ese vínculo se traduce en datos: España es el primer socio comercial de Marruecos, hay 800 empresas españolas establecidas allí y alrededor de 800.000 turistas al año se mueven en ambos sentidos, expuso la titular de Exteriores.