Los líderes del PSOE y del PNV, Pedro Sánchez y Andoni Ortuzar, firmaron ayer en el Congreso un acuerdo de investidura en el que se comprometen a impulsar el diálogo, entre partidos e instituciones, para "adecuar la estructura del Estado al reconocimiento de las identidades territoriales". El pacto pone el acento en las "modificaciones legales necesarias" para hallar una solución al "contencioso en Cataluña" y en la negociación de un nuevo Estatuto vasco "atendiendo a los sentimientos nacionales de pertenencia", además de compromisos de inversión. Los seis diputados del PNV votará a favor de Sánchez.

La textualidad de este acuerdo es relevante, puesto que los nacionalistas vascos siempre han defendido que esta legislatura ha de ser, definitivamente, la que siembre las bases de la solución a la crisis en y con Cataluña y, al tiempo, abra la puerta al País Vasco a renovar su Estatuto con "valentía". Hasta ahora los socialistas de Euskadi se han mostrado reticentes a una reforma estatutaria que entre otras cosas reconozca, como quieren algunos de sus impulsores, el derecho de autodeterminación.

El acuerdo, un texto de tono contractual compuesto por doce cláusulas, también otorga a los nacionalistas vascos una prerrogativa de supervisión de la política fiscal del Ejecutivo. Es la cláusula novena. El PSOE deberá pactar "previamente" con el PNV cualquier medida fiscal que el Gobierno lleve a votación en el Congreso.

El acuerdo prevé modificaciones en los decretos contra la república digital, e incluye un punto que excede el ámbito territorial vasco: la entrega de las competencias de Tráfico al Gobierno navarro .Además, el PNV aprovechapara incluir una reivindicación para las selecciones deportivas vascas, si bien poco concretada.