El Gobierno asume que el mundo independentista vive como una gran victoria la sentencia del Tribunal de Justicia de la UE (TJUE) y que esa euforia puede implicar más presión social sobre ERC en un momento extremadamente delicado. Para conjurar ese riesgo, el Ejecutivo ilumina su apuesta por la "vía política" como cauce de resolución del conflicto territorial. La Moncloa apela a los republicanos para que, en lugar de convertir el fallo de Luxemburgo en un "obstáculo", lo "aprovechen" como una "oportunidad" para negociar un acuerdo de investidura que abra una nueva etapa de diálogo para poner fin a la "herencia" judicial de la gestión del PP en la crisis.

Desde la prudencia tras los últimos patinazos, el Gobierno de Pedro Sánchez sigue confiando en un acuerdo que permita la investidura antes de que termine el año o recién estrenado 2020.

Los socialistas miran directamente a Oriol Junqueras. Sus palabras de ayer, apostando por no detener la negociación por mucha sensación de victoria que implicase la sentencia de TJUE, aliviaron en la Moncloa. El Gobierno llegó a la conclusión de que, más allá de la decisión formal de la ejecutiva republicana de congelar las conversaciones, seguía latiendo la voluntad de llegar a un pacto.

En realidad, más allá de la gesticulación casi obligada a las puertas del congreso que ERC celebra hoy, el partido independentista y el Ejecutivo dejaron el mismo mensaje. "Espero que aprovechen la oportunidad. Les ponemos en bandeja el cambio de vía, pasar de la judicialización a hacer política", defendía el presidente de ERC en el Parlament, Sergi Sabrià. "No convirtamos en obstáculo lo que no lo es, aprovechemos la oportunidad que se nos presenta con la sentencia del TJUE" para volver a la "vía política", respondió la portavoz gubernamental, Isabel Celaá. Esta evitó hablar de negociación congelada y subrayó la posición del líder de ERC como criterio guía: "Si ese ánimo (de volver al cauce de la política) es adecuadamente compartido, como parece por las declaraciones de Junqueras, esto llegará a buen puerto".

La portavoz dejó claro que la Moncloa no ha tirado la toalla y que, aunque la sentencia del TJUE supone algún "pormenor", si se levanta la mirada el pacto sigue estando al alcance de la mano antes de que termine el año.