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Ximo Puig: "Me gustaría un pacto más sólido con ERC para el Gobierno de España; ayudaría en Cataluña"

"La mayoría de los españoles quieren un Ejecutivo progresista del PSOE con Podemos; lo han votado ya dos veces"

El presidente valenciano, Ximo Puig. // Fernando Bustamante

Apenas iniciado su segundo mandato como presidente de la Generalitat valenciana, Ximo Puig (Morella, 1959) analiza tanto el arranque de una legislatura que se presenta mucho más complicada como dos grandes retos de futuro: consolidar el cambio y reforzar el autogobierno. Con el objetivo de preservar esa etapa, el jefe del Ejecutivo valenciano dice tener muy clara que la receta pasa por anteponer siempre el interés general al de los partidos del Gobierno.

- ¿Por qué una reforma federal de la Constitución es la solución a la crisis territorial en España?

-No es una solución cerrada. Lo que vengo diciendo es que la fórmula federal de corresponsabilidad entre el Gobierno y las autonomías es una solución bastante razonable para un Estado compuesto como es España. ¿Qué es lo que tenemos que superar? Las asimetrías que existen y que favorecen las desigualdades.

- ¿Pero cuál es la diferencia con el modelo de descentralización que ya tenemos ahora en España?

-Un espacio federal final que debe generar una igualdad de los derechos y los servicios. La diferencia fundamental es que se puedan generar más espacios de solidaridad y de cooperación territorial. ¿Es válida la Constitución de 1978? Claro que sí. En principios fundamentales. Pero hay que reformarla, junto al modelo territorial, para atender otras cuestiones como la igualdad entre hombres y mujeres, blindar las pensiones... No se puede hacer de forma unilateral. Hay que buscar acuerdos. Pero para eso es preciso tener una mentalidad de pacto. Hay dirigentes del PP, como por ejemplo José Manuel García Margallo, que en algún momento han tenido en cuenta esa mirada federal.

- Pero una reforma de la Constitución es muy complicada. Y los problemas están aquí y ahora...

-Es que antes se pueden hacer cosas. Creo que hay que abrir una vía de actualización inmediata de la estructura autonómica para sacarle el máximo partido. ¿Cómo? Con la reforma del Senado. La Constitución dice que debe ser una cámara territorial. Y no lo es. Con voluntad política, se puede hacer ya. Ejemplo: un calendario para celebrar la Conferencia de Presidentes Autonómicos en el Senado cada seis meses al margen de que el gobierno de turno decida o no convocarla. Con un orden del día, una dinámica propia de trabajo, unas conclusiones...

- En Alemania, por ejemplo, el Senado es mucho más reducido y algunos presidentes de los "lands" forman parte de las delegaciones territoriales...

-Ya me gustaría... Aquí, por ejemplo, se podría hacer con participación de los parlamentos autonómicos para hacerlo más plural si se quiere. Es un modelo razonable. Lo importante, junto a la reforma, es darle contenido al Senado. Primero, como decía, con la Conferencia de Presidentes. Pero también, en segundo lugar, con las comisiones sectoriales entre los ministerios y los consejeros autonómicos. No puede responder a una cuestión de jerarquía del Gobierno de España. Hay muchas competencias compartidas. Deben tener una dinámica propia y reunirse en el Senado.

- Dijo el día de la Constitución que su propuesta buscaba atajar el independentismo y frenar la recentralización. ¿No cree que el punto de encuentro, como en 1978, es un modelo autonómico actualizado y corregido?

-Después de cuarenta años de Constitución, hemos visto que el modelo autonómico, que ha sido una historia de éxito, tiene una serie de insuficiencias y se ha agotado. Es que ya se necesita esa reforma. España está formada por nacionalidades y regiones. Pero es que la Constitución no dice ni cuáles son. La Carta Magna, en si misma, tiene una voluntad de ser reformada. El modelo autonómico hay que reajustarlo en los elementos de cooperación, que no existen. Es lo fundamental.

- Usted plantea profundizar en el Estado de las autonomías desde una visión federal. ¿Eso facilita una salida a la crisis catalana?

-La crisis catalana no se va a solucionar con una cuestión concreta. Lo que sí está claro es que a lo que debemos aspirar es a la igualdad entre los ciudadanos pero a la singularidad de cada nacionalidad o región. Ahora ya hay una asimetría. Hay autonomías con más competencias, otras con menos. Unas ambicionan más y otras menos. Y no pasa nada. Lo que hay que garantizar es la igualdad entre todos, que es lo que ahora está en cuestión. A mi no me importa tener o no las instituciones penitenciarias. Pero sí quiero las mismas oportunidades que vascos o catalanes para Sanidad, Educación, Bienestar Social... Es una solución para poder avanzar en la equidad. Federar es unir, no separar. Nadie se plantea que Baviera, que es un estado libre asociado a Alemania, se vaya a separar. Pero aquí tenemos una derecha que tienen una mentalidad arcaica.

- ¿La salida a la que se llegue en Cataluña puede ser una solución real o solo aplazar el problema?

-Lo primero, y no es una cuestión menor, es que hay que tener la voluntad de resolverlo. Hay opciones políticas que no tienen esa voluntad y que continúan al margen de la realidad de lo que piensan casi la mitad de los catalanes. Y así no se puede avanzar. Tenemos que hablar. Con un marco que es la Constitución. Pero el bloqueo no conduce a nada. Fue un error esa vía unilateral del independentismo. Pero frente a eso no podemos caer en el error gravísimo de recentralizar. De no entender que es España. Cuando ahora la extrema derecha apoya acabar con las autonomías, lo que quiere acabar es con el espíritu de una España que es plural. Y nuestra Constitución es la foto de esa diversidad.

- ¿Está de acuerdo con Miquel Iceta en que hay ocho nacionalidades dentro de España?

-Hay unos Estatutos de Autonomía, que lo dicen y la Constitución lo reconoce. Y el Estatuto valenciano es uno de los que lo incluye. Somos una nacionalidad histórica. La Generalitat Valenciana no es un invento de 1978 como plantea la extrema derecha. España ha sido plural en el conjunto de su historia.

- ¿Por qué usted, frente a otros barones del PSOE, avala el acuerdo con Podemos para gobernar?

-Creo que es lo más cercano a lo que han votado los ciudadanos. Es la mayoría social en estos momentos.

- Pero hay compañeros suyos del PSOE a los que les gustaría más una abstención del PP...

- ¿Y cómo se hacen después los presupuestos? ¿Cómo avanzamos? La solución de la abstención del PP es imposible. Desde el liderazgo de Aznar, el PP no ha tenido el más mínimo gesto de generosidad. Jamás. El PSOE sí puede decir que ha favorecido esos espacios de consenso. Pero el enfoque del "aznarismo" generó división y la incapacidad de la derecha para poder llegar a acuerdos. La mayoría de los españoles quieren un gobierno progresista. Lo han votado. Y no una. Dos veces.

- ¿Por qué cree que la negociación y el acuerdo con Esquerra Republicana de Catalunya debe ir más allá de la investidura?

-Dos cosas. Necesitamos un gobierno con una cierta estabilidad. Ya entiendo que va a ser complicado. Pero hay que aprobar leyes, presupuestos... Y es necesario sumar más votos. A mí me gustaría, por eso, un pacto más sólido con ERC. Y, por otra parte, también creo que una vez formulado este gobierno progresista, se deben ofrecer acuerdos a la derecha democrática -en referencia al PP y Cs- para los grandes acuerdos.

- ¿Integrar a ERC en la gobernabilidad de España puede contribuir en parte a normalizar la tensa escena política en Cataluña?

- Todo lo que sea incorporar la visión del partido que ha sido más votado en Cataluña, ayudaría. Pero lo veo muy difícil. Hay que buscar fórmulas para facilitar ese encaje. Desde el pragmatismo. A nadie se le pide que renuncie a ser independentista. Pero hay que sumar una mayoría y gobernar para todos. Ocurrió en la Comunidad Valenciana con el PP y ahora con Torra en Cataluña. Gobiernan únicamente para una parte de la población.

- ¿Batalla ideológica o cordón sanitario para frenar el auge de la ultraderecha tras el 10-N?

-Hay que desmontar las mentiras de un discurso político falso. Combatir las ideas del rencor que proponen. Quieren cargarse las autonomías y con ello el Estado del Bienestar. Gracias a los inmigrantes, este país ha avanzado. Y es no es cierto que las denuncias por violencia de género sean falsas. En Europa, los que defienden todo eso son tóxicos. Aquí la derecha los considera necesarios para su proyecto político.

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