El caso de los ERE ha sido un martirio para el expresidente de la Junta de Andalucía José Antonio Griñán. El que fuera líder de los socialistas andaluces reconocía en un mail que envío a Susana Díaz el "dolor" que le había producido declara en el Supremo por la trama corrupta. "No sabes el dolor que siento de verme en este trance, 45 años de servicio presididos por la honestidad pública y el servicio al interés general", escribió en un mail que envió en abril de 2015 a Susana Díaz, días después de declarar en el Tribunal Supremo como imputado por los ERE y tras entregar su acta de senador y tramitar su baja en el PSOE.

Pepe, como le gusta que le llamen quienes le conocen, dejó su cargo de presidente cuando apenas se había cumplido un año de su triunfo electoral en las elecciones del 25 de marzo de 2012. Griñán frenó al PP en Andalucía, arrebatando una mayoría absoluta con la que ya contaba Javier Arenas.

Griñán aceptó la presidencia en abril de 2009, pero se lo pensó. Siempre había estado en la palestra política, pero hasta ese momento nunca había estado en primera fila, no tenía la ambición del líder con la que muchos políticos sueñan, algo que fue moldeando con el paso del tiempo. Dio el sí y su impronta pronto quedó reflejada en su manera de actuar y, en este caso, mandar. Dicen quienes le conocen bien que es un hombre ingobernable, impulsivo, de carácter. Que cambia de opinión sin dejarse asesorar y que le da la vuelta a los discursos, a las visitas y a los actos.

El entonces líder de los socialistas andaluces lo tenía fácil, a priori. Iba a ser el relevo generacional de Chaves, el sucesor, aunque el estallido del caso de corrupción más grave de la historia de la comunidad autónoma provocaron que el Gobierno andaluz cambiase hasta cuatro veces, las mismas que Manuel Chaves en todos sus años anteriores en la Junta de Andalucía.

Una larga carrera en la política

Le gusta la ópera, y el cine, es del Atlético de Madrid y tiene tres hijos y cuatro nietos. Nació en Madrid en 1946 y es licenciado en Derecho por la Universidad de Sevilla e inspector técnico de Trabajo y Seguridad Social desde 1970. Además, es autor de diversos estudios sobre empleo y Seguridad Social, y posee la Gran Cruz de la Orden de Carlos III.

Griñán fue vicepresidente segundo y máximo responsable económico de la Junta de Andalucía desde abril de 2008. De 2004 a 2008 estuvo al frente de la Consejería de Economía y Hacienda.

Tuvo los cargos de ministro de Sanidad y Consumo (1992-1993), ministro de Trabajo y Seguridad Social (1993-1996), viceconsejero de Trabajo de la Junta de Andalucía (1982-1986), viceconsejero de Salud (1986-1987) y consejero de Salud (1990-1991). Durante la presidencia española de la Unión Europea en 1995 ostentó la presidencia del Consejo de Ministros de Empleo y Asuntos Sociales.

En el ámbito parlamentario fue diputado a las Cortes por Córdoba, de 1993 a 2004. Entre sus más sonados logros políticos, su papel como artífice de la renovación del Pacto de Toledo.