Tras la virulencia de los enfrentamientos del viernes, la manifestación convocada ayer en Barcelona por los Comités de Defensa de la República (CDR) y movimientos de la izquierda independentista para pedir la dimisión del conseller de Interior, Miquel Buch, por lo que consideran excesos de los Mossos en su intervenciones, se desarrolló en medio de una gran tensión. El fuerte despliegue policial contuvo a los 6.000 manifestantes que, según la Guardia urbana, respondieron al llamamiento.

Algunos incidentes quedaron en amagos por los esfuerzos de los cordones de voluntarios que tomaron posiciones entre los manifestantes más radicales y las fuerzas de orden para evitar nuevos episodios violentos. Integrados en algunos casos por miembros del colectivo "En pie de paz", ataviados con chalecos blancos, estos cordones se esforzaron en evitar que los objetos lanzados por los participantes en la protesta alcanzaran a los agentes. La manifestación se desdobló en dos grupos, y mientras uno de ellos permanecía en la plaza Urquinaona, a escasos metros de donde el viernes se registraron los peores incidentes, otro se desplazó hasta el Arco del Triunfo, frente a la sede del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC).

En este escenario, un grupo de independentistas recibió con silbidos y gritos de "traidor" al diputado de ERC Gabriel Rufián, quien la víspera lamentó que los violentos arruinaran la multitudinaria manifestación pacífica de más de medio millón de personas. Rufián terminó por abandonar el lugar.

Además, decenas de personas contestaron con gritos de "ni un paso atrás" al diputado de ERC en el Parlament José Rodríguez cuando pidió a los concentrados en la plaza de Urquinaona que se fuesen una vez disuelta la cadena humana que se interponía entre ellos y la policía.Los CDR llamaron a través de Twitter a los concentrados a "seguir en las calles" para exigir "que se marchen las fuerzas de ocupación".

El ministro del Interior en funciones, Fernando Grande-Marlaska, se desplazó ayer a Barcelona para visitar a los agentes heridos en los enfrentamientos. Acompañado del conseller de Interior, Miquel Buch, el ministro visitó el centro operativo de los Mossos. La policía autonómica y la Nacional están dando una respuesta muy coordinada a las acciones de los violentos. Este buen entendimiento quedó ayer ligeramente empañado por la discrepancias de sus respectivos responsables políticos.

Mientras Grande-Marlaska sostuvo que el "independentismo violento" está detrás de los disturbios en Cataluña, Buch reiteró lo dicho en días anteriores y atribuyó las acciones callejeras a "grupos antisistema violentos" sin una ideología común. Pese a las "muchas cosas" que le separan políticamente de Marlaska, Buch apuntó que ahora la prioridad es recuperar el orden público en Cataluña.