El independentismo reclamó ayer unidad a los partidos en la Diada menos masiva desde 2012. La manifestación, que organiza la Asamblea Nacional Catalana (ANC) con apoyo de Òmnium Cultural, reunió a unos 600.000 participantes, según la Guardia Urbana, pero se trata de una cifra notablemente inferior a la alcanzada el año pasado, según la misma fuente: un millón de personas.

La de ayer fue la Diada menos multitudinaria de todas las que se han celebrado, con neta vocación independentista, desde 2012, y la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, no ocultó en su discurso por qué. Reprochó a los partidos del Govern, ERC y Junts per Catalunya (JxC), los "pasos atrás" que están dando en la consecución de la independencia al "discutir en público el reparto de las migas".

El presidente de la Generalitat, Joaquim Torra, no lo ve así. Antes de participar en la manifestación, dijo que la Diada sería un punto de inflexión y que, a partir de ahora, centrará su acción en "el objetivo de la independencia" y "el ejercicio de la autodeterminación": "Hoy se cierra una etapa y se empieza a responder ya a las sentencias", aseguró.

El epicentro de la movilización fue la plaza de España, con seis calles adyacentes (Paral·lel, Creu Coberta, Tarragona, Maria Cristina y Gran Via hasta el paseo de Gràcia) también pobladas de gente con la camiseta azul turquesa, la oficial de la convocatoria.

A pocas semanas de que se conozca la sentencia del juicio del "procés", que seguro que volverá a sacar al secesionismo a la calle, el independentismo de base medía ayer sus fuerzas, desconcertado por la desunión y los reproches cruzados entre los partidos, que ni siquiera han logrado consensuar una estrategia conjunta en respuesta a las eventuales condenas de su líderes por el Supremo.

Paluzie dejó claro que la de ayer fue la manifestación de la Diada "más difícil" de todas las que ha organizado la ANC, debido al "desánimo, el desencanto y las divisiones" partidistas, y exigió a los partidos que "no desarmen" la vía unilateral hacia la independencia, generando "expectativas de un diálogo que nunca llega o es un simple engaño".

Al finalizar la manifestación, grupos de jóvenes independentistas encapuchados increparon y lanzaron piedras a los Mossos ante el Parlament, donde se vivieron momentos de tensión antes de que los agentes lograran desalojarlos del Parque de la Ciudadela, que a continuación cerraron. RTVE denunció una agresión a la periodista del ente Ángela García Romero.

Por otra parte, los Mossos identificaron a dos personas por poner a todo volumen el himno de España durante la tradicional ofrenda floral a Rafael Casanova.