El banco reservado a los predecesores de Díaz Ayuso en su toma de posesión como presidenta de Madrid era ayer un resumen de la historia reciente del PP en una comunidad marcada por la corrupción y los escándalos políticos. Junto a Alberto Ruiz Gallardón se sentó Esperanza Aguirre, en su primera aparición pública después de que la Fiscalía Anticorrupción pidiese su imputación, junto a la de la también expresidenta Cristina Cifuentes, en la pieza separada del caso Púnica, en la que se investiga una supuesta financiación ilegal del PP. "Como no he hecho nada irregular y por supuesto nada ilegal pueden investigar lo que quieran", contestaba Aguirre a propósito de su situación judicial.

Faltaron Cristina Cifuentes, quien hubo de dimitir por su falso máster, e Ignacio González, acusado en el caso Lezo, una operación millonaria en torno al Canal de Isabel II. Cifuentes cubrió su ausencia publicando en las redes sociales una foto junto a Díaz Ayuso con la que le deseaba "todo lo mejor". Junto a Aguirre se sentó el expresidente Ángel Garrido y, a su lado, Pedro Rollán, quien lo sustituyó cuando entró en la lista europea del PP, antes de que diera la sorpresa pasándose a Ciudadanos, en la recta final de la campaña electoral.

El único portavoz de la izquierda que acudió al acto fue el socialista Ángel Gabilondo, ganador de los comicios, quien pidió a la nueva presidenta que no haga de Madrid un bastión contra el Gobierno de Sánchez. Gabilondo se mostró crítico con alguno de los consejeros ya conocidos por considerar que no son "muy progresistas".