Pedro Sánchez retomará en los próximos días sus contactos para intentar una nueva investidura. El primer encuentro tras el regreso de sus vacaciones en Doñana será con el PNV. Los nacionalistas vascos son una pieza importante no solo por los seis diputados que aportan a la ajustada cuenta de la mayoría necesaria para que prospere la candidatura del líder socialista sino también por la influencia que tienen sobre el ámbito independentista, sin cuya concurrencia, por activa o por pasiva, la investidura se frustraría de nuevo.

La brecha entre los socialistas y Unidas Podemos se agranda en las semanas transcurridas tras el fracasado intento de Sánchez de ser presidente de nuevo. La ausencia de contactos entre ambas fuerzas se rellenó con mutuos reproches públicos que en nada contribuyen a facilitar un posible entendimiento. Mientras la formación de Iglesias optó por quedarse quieta en este tiempo, el PSOE desarrolló una intensa actividad con organizaciones sociales, empresariales y sindicatos encaminada, según los socialistas, a elaborar el programa que a finales de este mes o comienzos de septiembre presentarán al resto de las fuerzas políticas con la pretensión de recabar los apoyos necesarios para investir a Sánchez como jefe del Ejecutivo.

El contacto con el PNV forma parte de esos preparativos. La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, anunciaba ayer la inminente reunión con los nacionalistas vascos, que enmarca en el contexto de los "muchos" encuentros ya mantenidos con esa formación. "Va a haber reuniones con tantos cuantos grupos parlamentarios podamos", anticipa Calvo, quien anuncia que los socialistas se presentarán con un programa de gobierno mejorado. La vicepresidenta considera que "la política española tiene un problema: quienes han perdido, no han reflexionado sobre su derrota". Esta circunstancia se agrava, sostiene Calvo, porque "lo que está haciendo el PP es enmascarar sus derrotas", con casos como la Comunidad de Madrid, "un espejismo particularmente problemático".